/ miércoles 14 de agosto de 2019

La extraña popularidad de quienes depauperan

Resulta curioso (por decir lo menos), ver cómo alguien que impulsa la depauperación de un país o que invoca “tiempos peores”, puede ser popular al grado de ganar una elección presidencial e incluso una reelección, en el caso de los países que la contemplan en sus leyes, como es el caso de Estados Unidos, país que actualmente sólo lo permite para un período adicional, razón por la que por ejemplo, Barack Obama, no pudo aspirar a un tercer período, al igual que en su momento le ocurrió a Ronald Reagan y Bill Clinton.

En estas fechas, ya de forma oficial, el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra en campaña para conseguir la reelección en noviembre del 2020, algo para lo que además de no ocultar, hace gala de sus intenciones de recurrir incluso a las peores mañas con tal de ganar, algo que desde luego sus simpatizantes le festejan fervorosamente.

Poco antes de la cumbre del G-20 que se llevó a cabo en Osaka, Japón, hacia finales de junio pasado, un reportero en la Casa Blanca le cuestionó sobre ¿qué haría en el caso de que el gobierno de otro país le ofreciera información para desacreditar a quien fuera su contrincante? Trump, sin dudarlo, dijo que aceptaría.

Posteriormente, ya en la cumbre del G-20, al reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se le preguntó si permitiría la injerencia de Rusia en las elecciones del 2020, algo que negó y enseguida, con cierta sorna, le dijo al mandatario ruso que no metiera las manos en los comicios presidenciales de Estados Unidos, un tema que aún duele en ese país, especialmente si se toma en cuenta que a tal intromisión se le atribuye en buena medida el triunfo electoral de Donald Trump en el 2016.

Hoy, Donald Trump muestra preocupación, debido a que los principales contendientes demócratas por la candidatura presidencial, que son el ex vicepresidente Joe Biden (2009-2017) y el senador Bernie Sanders, están por arriba de él en las encuestas, algo que le agobia en estados clave, como Ohio, donde se supone que han ganado los triunfadores en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Muy probablemente sea por eso que Trump viajó primero a Dayton, Ohio, que a El Paso Texas, tras las masacres de los pasados 3 y 4 de agosto, en sendos crímenes de odio dirigidos principalmente contra personas de origen mexicano, como fue el caso de El Paso.

Precisamente esos crímenes, sobre los que muchos le atribuyen responsabilidad por la forma en que ha generado división en su país, atacando y denostando a los migrantes, principalmente de origen latino, son factores que en determinados sectores, especialmente de carácter progresista, le han generado una caída en popularidad, aunque entre su base, en la que se indica están grupos como el Ku Klux Klan y White Aryan Resistance (WAR), de inclinación xenófoba, tal postura le genera popularidad, como se ha visto en sus mítines, que parecen eventos supremacistas blancos.

Hasta el momento, parece que no ha impactado en todo su potencial, la capacidad de Trump de abrir frentes de conflicto tanto al interior de su país, como en el exterior, donde ha desatado una guerra comercial con China que ya está teniendo un serio impacto en los bolsillos de las familias estadounidenses, a lo que se suma su salida unilateral del pacto con Irán para la desnuclearización de ese país, lo que ha vuelto a traer tensiones en el Oriente Medio, algo por lo que en otros años, ha pagado muy caro Estados Unidos.

Es de llamar la atención que alguien con este perfil, no sólo haya ganado las elecciones presidenciales en el 2016 en el país con la economía más poderosa del mundo, sino que conserve un muy buen margen para poder reelegirse en el 2020. Esto es señal de que mucho queda por estudiar respecto a electorados en todo el mundo y sus preferencias en el siglo XXI.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre

Resulta curioso (por decir lo menos), ver cómo alguien que impulsa la depauperación de un país o que invoca “tiempos peores”, puede ser popular al grado de ganar una elección presidencial e incluso una reelección, en el caso de los países que la contemplan en sus leyes, como es el caso de Estados Unidos, país que actualmente sólo lo permite para un período adicional, razón por la que por ejemplo, Barack Obama, no pudo aspirar a un tercer período, al igual que en su momento le ocurrió a Ronald Reagan y Bill Clinton.

En estas fechas, ya de forma oficial, el actual presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se encuentra en campaña para conseguir la reelección en noviembre del 2020, algo para lo que además de no ocultar, hace gala de sus intenciones de recurrir incluso a las peores mañas con tal de ganar, algo que desde luego sus simpatizantes le festejan fervorosamente.

Poco antes de la cumbre del G-20 que se llevó a cabo en Osaka, Japón, hacia finales de junio pasado, un reportero en la Casa Blanca le cuestionó sobre ¿qué haría en el caso de que el gobierno de otro país le ofreciera información para desacreditar a quien fuera su contrincante? Trump, sin dudarlo, dijo que aceptaría.

Posteriormente, ya en la cumbre del G-20, al reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, se le preguntó si permitiría la injerencia de Rusia en las elecciones del 2020, algo que negó y enseguida, con cierta sorna, le dijo al mandatario ruso que no metiera las manos en los comicios presidenciales de Estados Unidos, un tema que aún duele en ese país, especialmente si se toma en cuenta que a tal intromisión se le atribuye en buena medida el triunfo electoral de Donald Trump en el 2016.

Hoy, Donald Trump muestra preocupación, debido a que los principales contendientes demócratas por la candidatura presidencial, que son el ex vicepresidente Joe Biden (2009-2017) y el senador Bernie Sanders, están por arriba de él en las encuestas, algo que le agobia en estados clave, como Ohio, donde se supone que han ganado los triunfadores en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Muy probablemente sea por eso que Trump viajó primero a Dayton, Ohio, que a El Paso Texas, tras las masacres de los pasados 3 y 4 de agosto, en sendos crímenes de odio dirigidos principalmente contra personas de origen mexicano, como fue el caso de El Paso.

Precisamente esos crímenes, sobre los que muchos le atribuyen responsabilidad por la forma en que ha generado división en su país, atacando y denostando a los migrantes, principalmente de origen latino, son factores que en determinados sectores, especialmente de carácter progresista, le han generado una caída en popularidad, aunque entre su base, en la que se indica están grupos como el Ku Klux Klan y White Aryan Resistance (WAR), de inclinación xenófoba, tal postura le genera popularidad, como se ha visto en sus mítines, que parecen eventos supremacistas blancos.

Hasta el momento, parece que no ha impactado en todo su potencial, la capacidad de Trump de abrir frentes de conflicto tanto al interior de su país, como en el exterior, donde ha desatado una guerra comercial con China que ya está teniendo un serio impacto en los bolsillos de las familias estadounidenses, a lo que se suma su salida unilateral del pacto con Irán para la desnuclearización de ese país, lo que ha vuelto a traer tensiones en el Oriente Medio, algo por lo que en otros años, ha pagado muy caro Estados Unidos.

Es de llamar la atención que alguien con este perfil, no sólo haya ganado las elecciones presidenciales en el 2016 en el país con la economía más poderosa del mundo, sino que conserve un muy buen margen para poder reelegirse en el 2020. Esto es señal de que mucho queda por estudiar respecto a electorados en todo el mundo y sus preferencias en el siglo XXI.

FB: YolandaDeLaTorreV

Tw: @Yoladelatorre