/ viernes 22 de mayo de 2020

La impostura

En la vida pública cuando se ha perdido el miedo al ridículo se ha perdido todo y parece que es el caso de un “estudio” publicado por un diario nacional, en el que se afirma que los estudiantes reprueban el programa Aprende en Casa, el problema es que esta severa afirmación se logra a través de una plática con 6 niños, moderada por un miembro de la misma organización. Se trata de manera obvia una acción de propaganda, pues de otra manera cómo se explicaría esta falta absoluta de rigor. Una impostura es un engaño con apariencia de verdad, que se ejemplifica claramente con la “plática” de la triste organización.


Se ha hecho común en medios de comunicación que supuestos especialistas emitan comentarios políticos, los cuales respetamos aunque no se compartan, disfrazados de una opinión científica. La distinción importa: la primera es una opinión personal,,, la segunda se basa en evidencia siguiendo un método y sujeto a parámetros rigurosos. Esto se debe aclarar que lo dicen como actores políticos y no como analistas o estudiosos.


¿Con qué cara se puede presentar una afirmación con una muestra de 6 niños entre millones? ¿Cuál es la metodología? ¿Cómo se seleccionaron? Solo fue una plática y si esto fuera válido, entonces sería pertinente preguntar a los maestros qué opinan de dicha organización. ¿Cuál es el referente? Esto, si se tiene una evaluación similar a la opinión sobre la escuela antes de la pandemia, la cual no existe, solo la manipulación para una opinión política, no científica.


La afirmación dolosa, además carente de rigor y sustento, insulta no solo a millones de familias y maestros, también a las empresas y organizaciones que han apoyado de manera determinada para mantener el aprendizaje en la adversidad. Se ha señalado que la economía y la mayor parte del servicio público en México, en el mundo, se pusieron en pausa; sin embargo, el aprendizaje se mantuvo en un esfuerzo extraordinario de toda la comunidad.


La crítica siempre será bien recibida, nos ayuda a mejorar y servir, pero no puede haber crítica constructiva cuando toda la intencionalidad es desprestigiar; no es un diagnóstico, no es un estudio, es una plática potenciada mediáticamente. La pregunta es ¿Qué se gana con afirmaciones aventureras y dolosas que no benefician a la educación? Si tienen ganas de hacer algo hay espacios para colaborar, aportar y hacer. Pero eso es trabajar y a lo mejor no es de su interés.

Twitter:@LuisH_Fernandez

En la vida pública cuando se ha perdido el miedo al ridículo se ha perdido todo y parece que es el caso de un “estudio” publicado por un diario nacional, en el que se afirma que los estudiantes reprueban el programa Aprende en Casa, el problema es que esta severa afirmación se logra a través de una plática con 6 niños, moderada por un miembro de la misma organización. Se trata de manera obvia una acción de propaganda, pues de otra manera cómo se explicaría esta falta absoluta de rigor. Una impostura es un engaño con apariencia de verdad, que se ejemplifica claramente con la “plática” de la triste organización.


Se ha hecho común en medios de comunicación que supuestos especialistas emitan comentarios políticos, los cuales respetamos aunque no se compartan, disfrazados de una opinión científica. La distinción importa: la primera es una opinión personal,,, la segunda se basa en evidencia siguiendo un método y sujeto a parámetros rigurosos. Esto se debe aclarar que lo dicen como actores políticos y no como analistas o estudiosos.


¿Con qué cara se puede presentar una afirmación con una muestra de 6 niños entre millones? ¿Cuál es la metodología? ¿Cómo se seleccionaron? Solo fue una plática y si esto fuera válido, entonces sería pertinente preguntar a los maestros qué opinan de dicha organización. ¿Cuál es el referente? Esto, si se tiene una evaluación similar a la opinión sobre la escuela antes de la pandemia, la cual no existe, solo la manipulación para una opinión política, no científica.


La afirmación dolosa, además carente de rigor y sustento, insulta no solo a millones de familias y maestros, también a las empresas y organizaciones que han apoyado de manera determinada para mantener el aprendizaje en la adversidad. Se ha señalado que la economía y la mayor parte del servicio público en México, en el mundo, se pusieron en pausa; sin embargo, el aprendizaje se mantuvo en un esfuerzo extraordinario de toda la comunidad.


La crítica siempre será bien recibida, nos ayuda a mejorar y servir, pero no puede haber crítica constructiva cuando toda la intencionalidad es desprestigiar; no es un diagnóstico, no es un estudio, es una plática potenciada mediáticamente. La pregunta es ¿Qué se gana con afirmaciones aventureras y dolosas que no benefician a la educación? Si tienen ganas de hacer algo hay espacios para colaborar, aportar y hacer. Pero eso es trabajar y a lo mejor no es de su interés.

Twitter:@LuisH_Fernandez