/ miércoles 22 de mayo de 2024

La Marea Rosa y el Río Grijalva

Por Roberto Remes Tello de Meneses

“Lo que no has de querer, lo has de tener” dice el dicho y el pasado domingo se cumplió y con creces.

Para muchos ha sido difícil convivir con el hablar lento de Andrés Manuel López Obrador, su estilo provocador, cínico, que da respuestas que nadie espera y que con el paso del tiempo construyeron un ecosistema político, es decir, algo que con cierta simpleza muchos pueden defender o apropiarse. El odio que provoca en unos es su fortaleza, y contrasta con el amor que provoca en otros.

El Partido de la Revolución Democrática tuvo eventos difíciles a lo largo de sus primeros años, cuando en su resistencia frente al autoritarismo salinista la televisión nacional los mostró violentos en distintos lugares del país. La cereza del pastel fue que su líder nacional a fines de los noventa viniera de un movimiento en Tabasco que se destacaba por la toma de pozos petroleros.

Los chantajes de AMLO le abrieron paso primero como presidente del PRD, como candidato a Jefe de Gobierno sin cumplir requisitos, como candidato a la Presidencia al resistirse a un desafuero que se pudo haber resuelto con un amparo, pero que representaba su oportunidad dorada. Lo que no has de querer lo has de tener, y Fox estuvo a un tris de entregarle el país.

Allí comenzó la era de la mentira. López Obrador claramente perdió las elecciones de 2012, los resultados fueron contundentes: Peña Nieto ganó con 38.2%, AMLO perdió con 31.6% y Josefina Vázquez Mota con 25.4%.Aún así, se construyó el mito del fraude. Con una elección más cerrada, 2006, 254 mil votos de diferencia, la elección pudo haberse anulado. No hicieron una buena argumentación jurídica, pero en todo caso no había nada que sustentara el triunfo del obradorismo.

Ya en la Presidencia vino un sexenio de venganzas, de odio para unos y amor para otros. AMLO quiso anular a sus opositores como siempre se quejó que lo habían anulado a él. Cada cosa a la que ha temido, él la ha alimentado con creces. El extremo fue negarnos la bandera. Abstenerse de izarla durante las manifestaciones opositoras, y ante la petición de Xóchitl Gálvez sólo atinó a responder que la bandera estaba incluso para los traidores a la patria.

Cuando la bandera fue izada la mañana del 19 de mayo, antes del lleno completo del Zócalo, ya estábamos por lo menos 20 mil personas que lloramos de emoción al saber que habíamos doblado al reyezuelo. Lo que no has de querer, lo has de tener.

Cuenta una leyenda tabasqueña que Andrés Manuel, en su juventud, estuvo a punto de morir ahogado en el Grijalva. Cuando ya no pudo más, se entregó a Dios y el agua lo arrojó a las playas del río. Su resurrección lo hizo sentirse mesiánico e invencible. Hoy, sin embargo, se enfrenta de nuevo a las aguas, pero esta vez las aguas de la democracia vestida de rosa.

La Marea Rosa es la representación poderosa de cientos de miles de personas en todo el país marchando contra lo que representa la 4T: corrupción, autoritarismo, represión, privilegios, saqueo, mentira, fraudes electorales, clasismo, racismo, defensa de unos cuantos, defensa del pasado. Cito en el mismo orden que lo dijo en el tercer debate la candidata oficial.

La noche del 1 de junio, López Obrador cerrará los ojos y se encomendará a Dios, pero esta vez encontrará que la Marea Rosa hizo lo que el Río Grijalva no pudo: arrojarlo a la playa con su alma integrada a su cuerpo, haciéndole saber que es finito, mortal, derrotable ... y derrotado.


Por Roberto Remes Tello de Meneses

“Lo que no has de querer, lo has de tener” dice el dicho y el pasado domingo se cumplió y con creces.

Para muchos ha sido difícil convivir con el hablar lento de Andrés Manuel López Obrador, su estilo provocador, cínico, que da respuestas que nadie espera y que con el paso del tiempo construyeron un ecosistema político, es decir, algo que con cierta simpleza muchos pueden defender o apropiarse. El odio que provoca en unos es su fortaleza, y contrasta con el amor que provoca en otros.

El Partido de la Revolución Democrática tuvo eventos difíciles a lo largo de sus primeros años, cuando en su resistencia frente al autoritarismo salinista la televisión nacional los mostró violentos en distintos lugares del país. La cereza del pastel fue que su líder nacional a fines de los noventa viniera de un movimiento en Tabasco que se destacaba por la toma de pozos petroleros.

Los chantajes de AMLO le abrieron paso primero como presidente del PRD, como candidato a Jefe de Gobierno sin cumplir requisitos, como candidato a la Presidencia al resistirse a un desafuero que se pudo haber resuelto con un amparo, pero que representaba su oportunidad dorada. Lo que no has de querer lo has de tener, y Fox estuvo a un tris de entregarle el país.

Allí comenzó la era de la mentira. López Obrador claramente perdió las elecciones de 2012, los resultados fueron contundentes: Peña Nieto ganó con 38.2%, AMLO perdió con 31.6% y Josefina Vázquez Mota con 25.4%.Aún así, se construyó el mito del fraude. Con una elección más cerrada, 2006, 254 mil votos de diferencia, la elección pudo haberse anulado. No hicieron una buena argumentación jurídica, pero en todo caso no había nada que sustentara el triunfo del obradorismo.

Ya en la Presidencia vino un sexenio de venganzas, de odio para unos y amor para otros. AMLO quiso anular a sus opositores como siempre se quejó que lo habían anulado a él. Cada cosa a la que ha temido, él la ha alimentado con creces. El extremo fue negarnos la bandera. Abstenerse de izarla durante las manifestaciones opositoras, y ante la petición de Xóchitl Gálvez sólo atinó a responder que la bandera estaba incluso para los traidores a la patria.

Cuando la bandera fue izada la mañana del 19 de mayo, antes del lleno completo del Zócalo, ya estábamos por lo menos 20 mil personas que lloramos de emoción al saber que habíamos doblado al reyezuelo. Lo que no has de querer, lo has de tener.

Cuenta una leyenda tabasqueña que Andrés Manuel, en su juventud, estuvo a punto de morir ahogado en el Grijalva. Cuando ya no pudo más, se entregó a Dios y el agua lo arrojó a las playas del río. Su resurrección lo hizo sentirse mesiánico e invencible. Hoy, sin embargo, se enfrenta de nuevo a las aguas, pero esta vez las aguas de la democracia vestida de rosa.

La Marea Rosa es la representación poderosa de cientos de miles de personas en todo el país marchando contra lo que representa la 4T: corrupción, autoritarismo, represión, privilegios, saqueo, mentira, fraudes electorales, clasismo, racismo, defensa de unos cuantos, defensa del pasado. Cito en el mismo orden que lo dijo en el tercer debate la candidata oficial.

La noche del 1 de junio, López Obrador cerrará los ojos y se encomendará a Dios, pero esta vez encontrará que la Marea Rosa hizo lo que el Río Grijalva no pudo: arrojarlo a la playa con su alma integrada a su cuerpo, haciéndole saber que es finito, mortal, derrotable ... y derrotado.