/ sábado 6 de enero de 2018

La moviola | Lo bueno y lo malo 2017 1º parte

Por Gerardo Gil Ballesteros

El año cinematográfico que recién terminó, estuvo como ya es costumbre, plagado de los llamados blockbusters que acaparan la mayoría de las salas exhibidoras. Lo anterior no quiere decir que los cinéfilos carezcan de opciones. Incluso algunos de estos filmes que son precedidos por una gran maquinaria publicitaria, son dignos de destacar.

En esta ocasión, haré una lista de películas  extranjeras, que vale   la pena mencionar, ya sea por su calidad, o el mérito, que no es poco, de llevar un entretenimiento digno al público. Por lo demás, una de las razones de ser, del séptimo arte.

El cine mexicano, merece un espacio extenso y especial.  Lo dejaré para la siguiente entrega.

Tras la tormenta (Umi yori mo mada fukaku, Japón, Hirokazu Koreeda,2016). A través de la historia de un escritor frustrado, el depresivo Ryota (Hiroshi Abe), separado de su mujer y visto con cierta lástima por su hijo de once años, nos adentramos, sin estridencia, en la tragedia cotidiana. No la que explota, sino la que fluye en su devenir diario. Un filme profundamente humano y honesto.

La vida de Calabacín (Ma Vie De Courgette, Francia-Suiza,Claude Barras,2016). En este filme animado, los personajes principales, todos niños, están llenos de matices. Son virtuosos por imperfectos. Calabacín es un pequeño huérfano, que en la casa hogar donde vive (siempre regresamos a Dickens), conocerá la lealtad y la enemistad. Pero también y sobre todo, a pesar de la melancolía, la esperanza. Conmovedor, pero sin ser concesivo.

120 latidos por minuto (120 battements par minute, Francia, Robin Campillo, 2017) La película se aleja de la fabulación gratuita  hollywoodense al abordar el tema del activismo y los derechos de las personas con SIDA. Virtuoso con la cámara, la cual nos  traslada a las reuniones de los luchadores, Campillo nunca los idealiza, y eso, le da legitimidad al discurso. El filme en un punto puede ceder al sentimiento, pero nunca de forma gratuita.

Yo Daniel Blake ( I, Daniel Blake, Reino Unido Ken Loach, 2016).  A través de la historia de un jubilado, Daniel Blake (Dave Johns), quien no puede trabajar debido a su salud, pero no recibe ayuda social, vemos   el rostro, duro, cruel, de la burocracia, Loach hace una radiografía social, estrujante, desesperante y a la vez conmovedora. 

Silencio (Silence, Estados Unidos, Martin Scorsese, 2016). Alejado de los estereotipos mafiosos al que tiene acostumbrado a parte de su público, Scorsese, hace una reflexión mística, filosófica y política a través de dos jóvenes jesuitas portugueses que viajan a Japón en el siglo XVII. El director se adentra también en una narrativa contemplativa que dota de poesía al filme.

Dunkerque (Dunkirk, filme británico-estadounidense, dirigido por Christopher Nolan, 2017). Infaltable en la lista, funde en torno a una cámara, protagonista del relato y en planos abiertos, una historia  bélica, con matices de western. De irreprochable técnica y manejo de la trama.A

No soy tu negro ( I am not your negro, Raoul Peck, 2016). Un documental de fortaleza narrativa y social. La historia del movimiento afroamericano en Estados Unidos, pero con un relato basado en el libro Remember this house del escritor James Baldwin.

Hasta pronto Christopher Robin (Goodbye Christopher Robin, Reino Unido, Simon Curtis, 2017). Melancólica historia  sobre la relación entre Alan Milne (Domhnall Gleeson) creador de los cuentos sobre Winnie Poo y su pequeño hijo Christopher Robin (Will Tilson), quien inspiró los libros. Sigue además la ruta de lo es ya un sub género, la historia detrás de la historia.

Logan (Logan, Estados Unidos, James Mangold, 2017). El personaje icónico de los comics Wolverine (el cantarín Hugh Jackman) se adentra no solo en el género de superhéroes e historietas, ya que en esta entrega, dicen que la última, le juegan al western y a la narrativa distópica.

 Coco (Estados Unidos, Lee Unkrich, Adrián Molina, 2017). Dados los resultados a nivel mundial, resultan anecdóticas las voces que se han quejado por lo que llaman apropiación cultural. Coco, es más que efectivo y por supuesto complejo. El fenómeno, en todo caso, recuerda a lo que sucedió hace varias décadas con Los tres caballeros (Norman Ferguson,1944).

Por Gerardo Gil Ballesteros

El año cinematográfico que recién terminó, estuvo como ya es costumbre, plagado de los llamados blockbusters que acaparan la mayoría de las salas exhibidoras. Lo anterior no quiere decir que los cinéfilos carezcan de opciones. Incluso algunos de estos filmes que son precedidos por una gran maquinaria publicitaria, son dignos de destacar.

En esta ocasión, haré una lista de películas  extranjeras, que vale   la pena mencionar, ya sea por su calidad, o el mérito, que no es poco, de llevar un entretenimiento digno al público. Por lo demás, una de las razones de ser, del séptimo arte.

El cine mexicano, merece un espacio extenso y especial.  Lo dejaré para la siguiente entrega.

Tras la tormenta (Umi yori mo mada fukaku, Japón, Hirokazu Koreeda,2016). A través de la historia de un escritor frustrado, el depresivo Ryota (Hiroshi Abe), separado de su mujer y visto con cierta lástima por su hijo de once años, nos adentramos, sin estridencia, en la tragedia cotidiana. No la que explota, sino la que fluye en su devenir diario. Un filme profundamente humano y honesto.

La vida de Calabacín (Ma Vie De Courgette, Francia-Suiza,Claude Barras,2016). En este filme animado, los personajes principales, todos niños, están llenos de matices. Son virtuosos por imperfectos. Calabacín es un pequeño huérfano, que en la casa hogar donde vive (siempre regresamos a Dickens), conocerá la lealtad y la enemistad. Pero también y sobre todo, a pesar de la melancolía, la esperanza. Conmovedor, pero sin ser concesivo.

120 latidos por minuto (120 battements par minute, Francia, Robin Campillo, 2017) La película se aleja de la fabulación gratuita  hollywoodense al abordar el tema del activismo y los derechos de las personas con SIDA. Virtuoso con la cámara, la cual nos  traslada a las reuniones de los luchadores, Campillo nunca los idealiza, y eso, le da legitimidad al discurso. El filme en un punto puede ceder al sentimiento, pero nunca de forma gratuita.

Yo Daniel Blake ( I, Daniel Blake, Reino Unido Ken Loach, 2016).  A través de la historia de un jubilado, Daniel Blake (Dave Johns), quien no puede trabajar debido a su salud, pero no recibe ayuda social, vemos   el rostro, duro, cruel, de la burocracia, Loach hace una radiografía social, estrujante, desesperante y a la vez conmovedora. 

Silencio (Silence, Estados Unidos, Martin Scorsese, 2016). Alejado de los estereotipos mafiosos al que tiene acostumbrado a parte de su público, Scorsese, hace una reflexión mística, filosófica y política a través de dos jóvenes jesuitas portugueses que viajan a Japón en el siglo XVII. El director se adentra también en una narrativa contemplativa que dota de poesía al filme.

Dunkerque (Dunkirk, filme británico-estadounidense, dirigido por Christopher Nolan, 2017). Infaltable en la lista, funde en torno a una cámara, protagonista del relato y en planos abiertos, una historia  bélica, con matices de western. De irreprochable técnica y manejo de la trama.A

No soy tu negro ( I am not your negro, Raoul Peck, 2016). Un documental de fortaleza narrativa y social. La historia del movimiento afroamericano en Estados Unidos, pero con un relato basado en el libro Remember this house del escritor James Baldwin.

Hasta pronto Christopher Robin (Goodbye Christopher Robin, Reino Unido, Simon Curtis, 2017). Melancólica historia  sobre la relación entre Alan Milne (Domhnall Gleeson) creador de los cuentos sobre Winnie Poo y su pequeño hijo Christopher Robin (Will Tilson), quien inspiró los libros. Sigue además la ruta de lo es ya un sub género, la historia detrás de la historia.

Logan (Logan, Estados Unidos, James Mangold, 2017). El personaje icónico de los comics Wolverine (el cantarín Hugh Jackman) se adentra no solo en el género de superhéroes e historietas, ya que en esta entrega, dicen que la última, le juegan al western y a la narrativa distópica.

 Coco (Estados Unidos, Lee Unkrich, Adrián Molina, 2017). Dados los resultados a nivel mundial, resultan anecdóticas las voces que se han quejado por lo que llaman apropiación cultural. Coco, es más que efectivo y por supuesto complejo. El fenómeno, en todo caso, recuerda a lo que sucedió hace varias décadas con Los tres caballeros (Norman Ferguson,1944).

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