/ sábado 10 de febrero de 2024

La Moviola / Maestro: El genio de Bernstein, el ego de Cooper

Resulta desconcertante, confuso incluso, ver quiénes están detrás de Maestro, el filme nominado al Oscar en varias categorías: Actor, actriz, película, guion original, fotografía, sonido. Dirigido y protagonizado por Bradley Cooper, desafina incluso el asunto si vemos que los productores son Martin Scorsese, Steven Spielberg y el mismo Cooper.

La sonata es una biopic del músico y director de orquesta Leonard Bernstein, mítico artista que logró penetrar en la alta cultura y lo popular gracias a sus incursiones en la televisión y el cine. El largometraje, tiene la narrativa Netflix, se hizo para esta plataforma y eso dice mucho. Lo he publicado en otras ocasiones y cada vez se vuelve más evidente el asunto, ya es tendencia de la industria: súper producciones de narrativa chata y ritmo televisivo que se dan el lujo de tener sus exquisiteces, pero en esta ocasión, se empeña en ser elegante, pretensioso. Planos secuencias que cambian de tiempo y espacio para adornar una historia de primer plano hecha para el lucimiento de Cooper en el papel de Bernstein.

Pero seamos equilibrados, Bradley Cooper como director de una orquesta que entrega una sonata hecha para ser reconocida y premiada en sus intenciones es evidente. Hipócrita no es y tiene su mérito en la dirección de actores, en donde él y Carey Mulligan como la sufrida y solapadora esposa del músico Felicia Montealegre, se llevan las palmas. Las actuaciones al servicio de una obra plana, muy pretenciosilla y hueca en el fondo.

La verdad es que no hay pretexto, aún en la narrativa hecha para el lenguaje televisivo se pueden sacar buenas obras. Y más si tomamos como tema la metaficción cinematográfica. Una muestra es “La batalla por el ciudadano Kane” (Benjamin Ross, 1999), lanzada por HBO y que con los años ha ocupado un muy buen lugar entre la claque cinéfila. O para no ir más lejos, la también nominada al Oscar hace unos años Mank (Fincher, 2020). Maestro es un Opus de sonido hueco y estridente que se engolosina con diálogos rebuscados y se enfoca a la dualidad sexual de Bernstein en la sociedad que va de finales de los cuarenta a finales de los ochenta.

Genio y temperamental desde el inicio del filme, el Bernstein personaje, eso sí una creación impecable de Cooper, tiene profundos momentos de depresión, explosiones emocionales y a uno le queda claro que esto es el primer plano de la televisión. Bradley Cooper como director tiene oficio pero no estamos ante Nace una estrella, remake del clásico del clásico que dirigió en 2018 y que con todo y sus excesos tenía sus momentos de arrobo.

Maestro, se enfoca también en la relación amorosa con su esposa, la actriz chilena Felicia Montealegre y su vida familiar, en medio de su condición bisexual. No se adentra demasiado, más que decisión parece omisión deliberada, en el entorno del personaje. Cooper es monotemático y adorna sus carencias con diálogos cargados de profundas divagaciones de los personajes. Imposibles en la creación de una ficción-real.

La pulsión del artista, su condición de ente alterno de la sociedad. La dualidad del hombre de familia y el ser creador, se quedan como mero anuncio que peca por sus carencias que las presume en medio de gesticulaciones de un director de orquesta -Cooper- que en el fondo entrega una obra hueca en ritmo, cadencia y forma.

Bradley Cooper se regala un gran papel, lo hace muy bien. Descuida la obra. Eso, no lo hace un verdadero artista.

@lamoviola

Resulta desconcertante, confuso incluso, ver quiénes están detrás de Maestro, el filme nominado al Oscar en varias categorías: Actor, actriz, película, guion original, fotografía, sonido. Dirigido y protagonizado por Bradley Cooper, desafina incluso el asunto si vemos que los productores son Martin Scorsese, Steven Spielberg y el mismo Cooper.

La sonata es una biopic del músico y director de orquesta Leonard Bernstein, mítico artista que logró penetrar en la alta cultura y lo popular gracias a sus incursiones en la televisión y el cine. El largometraje, tiene la narrativa Netflix, se hizo para esta plataforma y eso dice mucho. Lo he publicado en otras ocasiones y cada vez se vuelve más evidente el asunto, ya es tendencia de la industria: súper producciones de narrativa chata y ritmo televisivo que se dan el lujo de tener sus exquisiteces, pero en esta ocasión, se empeña en ser elegante, pretensioso. Planos secuencias que cambian de tiempo y espacio para adornar una historia de primer plano hecha para el lucimiento de Cooper en el papel de Bernstein.

Pero seamos equilibrados, Bradley Cooper como director de una orquesta que entrega una sonata hecha para ser reconocida y premiada en sus intenciones es evidente. Hipócrita no es y tiene su mérito en la dirección de actores, en donde él y Carey Mulligan como la sufrida y solapadora esposa del músico Felicia Montealegre, se llevan las palmas. Las actuaciones al servicio de una obra plana, muy pretenciosilla y hueca en el fondo.

La verdad es que no hay pretexto, aún en la narrativa hecha para el lenguaje televisivo se pueden sacar buenas obras. Y más si tomamos como tema la metaficción cinematográfica. Una muestra es “La batalla por el ciudadano Kane” (Benjamin Ross, 1999), lanzada por HBO y que con los años ha ocupado un muy buen lugar entre la claque cinéfila. O para no ir más lejos, la también nominada al Oscar hace unos años Mank (Fincher, 2020). Maestro es un Opus de sonido hueco y estridente que se engolosina con diálogos rebuscados y se enfoca a la dualidad sexual de Bernstein en la sociedad que va de finales de los cuarenta a finales de los ochenta.

Genio y temperamental desde el inicio del filme, el Bernstein personaje, eso sí una creación impecable de Cooper, tiene profundos momentos de depresión, explosiones emocionales y a uno le queda claro que esto es el primer plano de la televisión. Bradley Cooper como director tiene oficio pero no estamos ante Nace una estrella, remake del clásico del clásico que dirigió en 2018 y que con todo y sus excesos tenía sus momentos de arrobo.

Maestro, se enfoca también en la relación amorosa con su esposa, la actriz chilena Felicia Montealegre y su vida familiar, en medio de su condición bisexual. No se adentra demasiado, más que decisión parece omisión deliberada, en el entorno del personaje. Cooper es monotemático y adorna sus carencias con diálogos cargados de profundas divagaciones de los personajes. Imposibles en la creación de una ficción-real.

La pulsión del artista, su condición de ente alterno de la sociedad. La dualidad del hombre de familia y el ser creador, se quedan como mero anuncio que peca por sus carencias que las presume en medio de gesticulaciones de un director de orquesta -Cooper- que en el fondo entrega una obra hueca en ritmo, cadencia y forma.

Bradley Cooper se regala un gran papel, lo hace muy bien. Descuida la obra. Eso, no lo hace un verdadero artista.

@lamoviola