/ jueves 14 de marzo de 2024

La nueva jerarquía normativa, según el narcisismo presidencial

El pasado jueves 22 de febrero, el Presidente de la República, en una conferencia matutina, reveló el número telefónico de una periodista de The New York Times que investigaba el financiamiento del narco en su campaña del 2018, un dato personalísimo que de por sí ya es grave revelar públicamente cuando se trata de cualquier persona, pero que se vuelve gravísimo cuando esa persona es una periodista. El ejercicio periodístico en México se considera una actividad de alta peligrosidad y quienes lo ejercen se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad.

Reporteros Sin Fronteras, en su “Informe Balance 2023”, de periodistas asesinados, encarcelados, secuestrados y desaparecidos en el mundo, puso a México como el país con el mayor número de periodistas desaparecidos en activo en el mundo, con 31 desapariciones de un total de 84 casos en el mundo, desde 1995 hasta el pasado 1 de diciembre de 2023.

Pero no solo eso, de acuerdo con organizaciones internacionales, México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio periodístico. Artículo 19 reporta que, hasta noviembre de 2023, 42 periodistas fueron asesinados en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

No conforme con revelar el cuestionario y el número telefónico de la periodista de The New York Times, al día siguiente, en la conferencia de prensa matutina del viernes 23 de febrero, ante los cuestionamientos de una corresponsal de Univisión, el Presidente de México defendió su posición y señaló que no había sido un error y, peor aún, afirmó que lo volvería a hacer. Estas graves declaraciones las justificó en su supuesto derecho a defenderse de “calumnias”, expresando que este derecho estaba por encima de la Ley, pues según López Obrador, antes que todo está la autoridad moral y la autoridad política del Presidente.

A esto le llamaría yo un verdadero narcisismo presidencial, pues estamos ante un Presidente con rasgos narcisistas con una autopercepción inflada de sí mismo, con una necesidad constante de admiración y una falta de empatía hacia los demás. Este narcisismo presidencial se manifiesta en la tendencia a responsabilizar a otras personas por los errores propios, a la manipulación de la verdad para buscar mantener una imagen positiva y por encima de todo, a la actitud hostil hacía cualquier crítica.

Ahora resulta que, por encima de la integridad de una periodista, del derecho a la privacidad, del derecho al acceso a la información, del derecho a la verdad, de los derechos humanos que ampara la Constitución, está la autoridad moral y política del Presidente.

Entonces a más de 5 años de su mandato, la jerarquía normativa, según López Obrador, quedaría encabezada primero por los Decretazos presidenciales, después por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, posteriormente tendríamos la Autoridad moral y política del Presidente, para continuar con las Leyes Reglamentarias, y, finalmente, cerrar con las circulares y reglamentos. Una jerarquía normativa digna de un presidente narcisista.

No señor Presidente, usted no es el centro de protección de la Constitución, por el contrario, usted el primer responsable de garantizar los derechos humanos, usted es el primero que tendría que preocuparse por el alto riesgo al que están expuestas las personas periodistas, usted aquí no es la víctima, usted aquí es un hombre en una posición de poder cuya mayor responsabilidad es garantizar la vigencia del Estado de Derecho.

Como Diputada Federal me solidarizó con el gremio periodístico y hago patente y señalo que, por supuesto, la actitud del Presidente de México atenta contra los derechos humanos y vulnera el derecho del ejercicio periodístico.

*Sofía Carvajal Isunza es abogada por la UNAM, Secretaría de Asuntos Internacionales del CEN del PRI; Secretaría Ejecutiva de la COPPPAL; Diputada Federal del PRI y Presidenta del Grupo Geopolítico de América Latina y del Caribe de la Unión Interparlamentaria.


El pasado jueves 22 de febrero, el Presidente de la República, en una conferencia matutina, reveló el número telefónico de una periodista de The New York Times que investigaba el financiamiento del narco en su campaña del 2018, un dato personalísimo que de por sí ya es grave revelar públicamente cuando se trata de cualquier persona, pero que se vuelve gravísimo cuando esa persona es una periodista. El ejercicio periodístico en México se considera una actividad de alta peligrosidad y quienes lo ejercen se encuentran en una situación de alta vulnerabilidad.

Reporteros Sin Fronteras, en su “Informe Balance 2023”, de periodistas asesinados, encarcelados, secuestrados y desaparecidos en el mundo, puso a México como el país con el mayor número de periodistas desaparecidos en activo en el mundo, con 31 desapariciones de un total de 84 casos en el mundo, desde 1995 hasta el pasado 1 de diciembre de 2023.

Pero no solo eso, de acuerdo con organizaciones internacionales, México es uno de los países más peligrosos para el ejercicio periodístico. Artículo 19 reporta que, hasta noviembre de 2023, 42 periodistas fueron asesinados en lo que va del sexenio de Andrés Manuel López Obrador.

No conforme con revelar el cuestionario y el número telefónico de la periodista de The New York Times, al día siguiente, en la conferencia de prensa matutina del viernes 23 de febrero, ante los cuestionamientos de una corresponsal de Univisión, el Presidente de México defendió su posición y señaló que no había sido un error y, peor aún, afirmó que lo volvería a hacer. Estas graves declaraciones las justificó en su supuesto derecho a defenderse de “calumnias”, expresando que este derecho estaba por encima de la Ley, pues según López Obrador, antes que todo está la autoridad moral y la autoridad política del Presidente.

A esto le llamaría yo un verdadero narcisismo presidencial, pues estamos ante un Presidente con rasgos narcisistas con una autopercepción inflada de sí mismo, con una necesidad constante de admiración y una falta de empatía hacia los demás. Este narcisismo presidencial se manifiesta en la tendencia a responsabilizar a otras personas por los errores propios, a la manipulación de la verdad para buscar mantener una imagen positiva y por encima de todo, a la actitud hostil hacía cualquier crítica.

Ahora resulta que, por encima de la integridad de una periodista, del derecho a la privacidad, del derecho al acceso a la información, del derecho a la verdad, de los derechos humanos que ampara la Constitución, está la autoridad moral y política del Presidente.

Entonces a más de 5 años de su mandato, la jerarquía normativa, según López Obrador, quedaría encabezada primero por los Decretazos presidenciales, después por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, posteriormente tendríamos la Autoridad moral y política del Presidente, para continuar con las Leyes Reglamentarias, y, finalmente, cerrar con las circulares y reglamentos. Una jerarquía normativa digna de un presidente narcisista.

No señor Presidente, usted no es el centro de protección de la Constitución, por el contrario, usted el primer responsable de garantizar los derechos humanos, usted es el primero que tendría que preocuparse por el alto riesgo al que están expuestas las personas periodistas, usted aquí no es la víctima, usted aquí es un hombre en una posición de poder cuya mayor responsabilidad es garantizar la vigencia del Estado de Derecho.

Como Diputada Federal me solidarizó con el gremio periodístico y hago patente y señalo que, por supuesto, la actitud del Presidente de México atenta contra los derechos humanos y vulnera el derecho del ejercicio periodístico.

*Sofía Carvajal Isunza es abogada por la UNAM, Secretaría de Asuntos Internacionales del CEN del PRI; Secretaría Ejecutiva de la COPPPAL; Diputada Federal del PRI y Presidenta del Grupo Geopolítico de América Latina y del Caribe de la Unión Interparlamentaria.