/ jueves 12 de agosto de 2021

La relevancia de la calidad en tiempos de COVID -19 

En estos tiempos difíciles en que los negocios necesitan urgentemente retomar el camino de la rentabilidad financiera, se hace necesario regresar a las bases de todo aquello que en algún momento los hizo exitosos, sin embargo en ocasiones los empresarios recurren a tomar atajos que los desvían del camino correcto y me refiero a que caen en la tentación de disminuir sus costos de operación mediante ajustes generalmente a la baja de la calidad de lo que ofrecen, ya sea de un producto o de un servicio.

Si bien es cierto la calidad en ocasiones es un reflejo de la capacidad que tenemos para satisfacer necesidades acorde a ciertos requisitos mínimos para ser aceptados por nuestros clientes como algo óptimo, esta calidad puede verse deteriorada si no lo vemos como un proceso de mejora y preocupación continua, de tal suerte que los empresarios o quienes manejen el destino de un negocio deben tener claro que bajo ninguna circunstancia se deberá bajar la calidad para disminuir costos y/o gastos, ya que de hacerlo están contribuyendo con un importante factor al fracaso de su empresa.

Los clientes siempre han sido cuidadosos en cómo gastar y en qué gastar su tiempo y su dinero, y más ahora que la pandemia de COVID-19 está tomando claramente una tercera ola que pudiera incluso no ser la última si el gobierno y la sociedad civil no unen esfuerzos para disminuir su efecto en el corto plazo, los clientes como cualquier ser humano están ávidos de socializar, son gregarios por naturaleza y requieren espacios que les generen confianza sobre todo en términos de seguridad sanitaria, así que si un negocio ofrece un espacio seguro deberá apuntalar esa cualidad con calidad en lo que ofrezca.

Hoy día vemos que para la Ciudad de México se está viendo un programa que implica controlar el COVID-19 a través de monitorear la calidad del aire de los lugares cerrados, el razonamiento detrás de esto es que con medidores especiales de dióxido de carbono las autoridades sanitarias y el comité de monitoreo epidemiológico van a poder supervisar la calidad del aire en lugares donde los clientes tienen una larga permanencia como los cines y los restaurantes, espacios públicos donde se puede permanecer sin uso de cubrebocas debido al consumo de alimentos y bebidas, habrá que ver si este programa que por ahora está en calidad de “piloto” llega a formar parte de la nueva normalidad.

Siguiendo con el tema de la calidad, los prestadores de servicios como hoteles y restaurantes deberán cuidar cuatro grandes factores para poder sanear su situación financiera y estos factores son la calidad de alimentos, la calidad de servicio, la calidad de las instalaciones y la calidad de su comunicación con los clientes, ya sean huéspedes o comensales, a fin de cuentas los clientes tienen la última palabra y decidirán adonde asistir, más vale que el prestador del servicio sea su primera opción. Así que a cuidar la calidad de lo que hacemos.

En estos tiempos difíciles en que los negocios necesitan urgentemente retomar el camino de la rentabilidad financiera, se hace necesario regresar a las bases de todo aquello que en algún momento los hizo exitosos, sin embargo en ocasiones los empresarios recurren a tomar atajos que los desvían del camino correcto y me refiero a que caen en la tentación de disminuir sus costos de operación mediante ajustes generalmente a la baja de la calidad de lo que ofrecen, ya sea de un producto o de un servicio.

Si bien es cierto la calidad en ocasiones es un reflejo de la capacidad que tenemos para satisfacer necesidades acorde a ciertos requisitos mínimos para ser aceptados por nuestros clientes como algo óptimo, esta calidad puede verse deteriorada si no lo vemos como un proceso de mejora y preocupación continua, de tal suerte que los empresarios o quienes manejen el destino de un negocio deben tener claro que bajo ninguna circunstancia se deberá bajar la calidad para disminuir costos y/o gastos, ya que de hacerlo están contribuyendo con un importante factor al fracaso de su empresa.

Los clientes siempre han sido cuidadosos en cómo gastar y en qué gastar su tiempo y su dinero, y más ahora que la pandemia de COVID-19 está tomando claramente una tercera ola que pudiera incluso no ser la última si el gobierno y la sociedad civil no unen esfuerzos para disminuir su efecto en el corto plazo, los clientes como cualquier ser humano están ávidos de socializar, son gregarios por naturaleza y requieren espacios que les generen confianza sobre todo en términos de seguridad sanitaria, así que si un negocio ofrece un espacio seguro deberá apuntalar esa cualidad con calidad en lo que ofrezca.

Hoy día vemos que para la Ciudad de México se está viendo un programa que implica controlar el COVID-19 a través de monitorear la calidad del aire de los lugares cerrados, el razonamiento detrás de esto es que con medidores especiales de dióxido de carbono las autoridades sanitarias y el comité de monitoreo epidemiológico van a poder supervisar la calidad del aire en lugares donde los clientes tienen una larga permanencia como los cines y los restaurantes, espacios públicos donde se puede permanecer sin uso de cubrebocas debido al consumo de alimentos y bebidas, habrá que ver si este programa que por ahora está en calidad de “piloto” llega a formar parte de la nueva normalidad.

Siguiendo con el tema de la calidad, los prestadores de servicios como hoteles y restaurantes deberán cuidar cuatro grandes factores para poder sanear su situación financiera y estos factores son la calidad de alimentos, la calidad de servicio, la calidad de las instalaciones y la calidad de su comunicación con los clientes, ya sean huéspedes o comensales, a fin de cuentas los clientes tienen la última palabra y decidirán adonde asistir, más vale que el prestador del servicio sea su primera opción. Así que a cuidar la calidad de lo que hacemos.