/ sábado 10 de febrero de 2024

Las tarjetas electorales del sector cultural 

A partir de la instalación del búnker de campaña del sector cultural, en junio de 2023, promovido por el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU), me propuse elaborar “Las tarjetas electorales del sector cultural”. De esta manera durante 32 semanas seguidas, que culminaron en enero, elaboré diferentes propuestas divididas en tres ámbitos: el público, el privado y el social.

Respecto al búnker, el resultado se puede leer en https://pasolibre.grecu.mx/propuestas-del-bunker-de-campana-del-sector-cultural-del-grecu-ante-el-proceso-electoral-de-2024/). El documento fue presentado por el GRECU en sendas reuniones tanto a Consuelo Sáizar, por parte de Xóchitl Gálvez como a Susana Harp, representante de Claudia Sheibaum. Está pendiente Movimiento Ciudadano.

Al anotar una tarjeta por semana, sumaron 12 dedicadas a lo que concierne al aparato de Estado, 10 más respecto tanto a las empresas como al mercado cultural y las 10 restantes combinan necesidades de la organizaciones no gubernamentales y del amplio número de trabajadores no asalariados. Este empeño lo pensé como insumos para las discusiones en las campañas, al igual que para promover una agenda que vea integralmente por el sector cultural y no sólo por el rol de las instituciones de gobierno.

Por ello en esta ocasión quiero referirme a algunas de las tarjetas del ámbito de lo privado. Tengo la seguridad de que son los pronunciamientos que se hacen más urgentes en el contexto de las promesas de gobierno que hagan las y el candidato a la presidencia de la república por Movimiento Ciudadano a partir de marzo.

Cito, por ejemplo, la instalación de un programa que fomente la productividad del mercado cultural. El desempleo y la falta de oportunidades laborales impide que la creatividad genere más riqueza. El esfuerzo debe dirigirse a las unidades económicas con potencial para crecer, al tiempo de brindar oportunidades a emprendimientos novedosos. El alegato es de larga data: privilegiar una política económica para el sector cultural.

En otro orden de ideas, un nuevo gobierno debe estimular el surgimiento de una Cámara Nacional del Sector Cultural, agremiación que sea interlocutora y mediadora a favor de las políticas, programas y acciones para impulsar tanto el mercado cultural, como las capacidades exportadoras.

Por otro lado, ya es hora de que el Poder Legislativo asuma la participación del sector privado de la cultura en todos sus niveles en las reformas, cambios y adecuaciones para mejorar la productividad de las micro, pequeñas y medianas empresas culturales. Se entiende que, de acuerdo con las condiciones que se convengan, parte de esas iniciativas irán armonizadas con la política fiscal en su conjunto. Se considera central una nueva revisión a la Ley de Establecimientos Mercantiles de la Ciudad de México, bajo el convencimiento de que las modificaciones que se logren estimularán ajustes en leyes similares en los estados y municipios de la república.

En esa perspectiva el sector privado de la cultura debe tener una presencia permanente en las instancias de decisión de política económica, de política medioambiental y de política hacendaria. También ser parte actuante en cualquiera de las negociaciones de tratados y convenciones internacionales de comercio para velar por los intereses del sector cultural, con derecho a voz y voto.

Otro asunto tiene que ver con favorecer las condiciones para que la banca de desarrollo como la privada generen productos bancarios dirigidos al universo Pyme cultural, como también para profesionales que llevan a cabo comercio cultural. El apalancamiento mediante el crédito debe tener ese sello sectorial. Incluso se puede ir más allá: financiamiento para las acciones de gobierno que incidan en el mercado, como en la inversión en infraestructura. El consumo cultural es un nicho que demanda, a su vez, otras facilidades que potencien su papel en la economía.

Finalmente, creemos que es factible estimular las asociaciones público-privadas para la instalación de espacios representativos de México en el exterior. Se trata de una labor conjunta entre las secretarías de Relaciones Exteriores, de Economía y del Banco Mexicano de Comercio Exterior, para fomentar entre las empresas mexicanas con operaciones en distintos países, al igual que con consorcios transnacionales, la inversión en infraestructura que beneficie la cooperación cultural y comercial bilateral como multilateral. (Interesados pueden leer a detalle en https://pasolibre.grecu.mx/2024-las-tarjetas-electorales-del-sector-cultural/).

A partir de la instalación del búnker de campaña del sector cultural, en junio de 2023, promovido por el Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU), me propuse elaborar “Las tarjetas electorales del sector cultural”. De esta manera durante 32 semanas seguidas, que culminaron en enero, elaboré diferentes propuestas divididas en tres ámbitos: el público, el privado y el social.

Respecto al búnker, el resultado se puede leer en https://pasolibre.grecu.mx/propuestas-del-bunker-de-campana-del-sector-cultural-del-grecu-ante-el-proceso-electoral-de-2024/). El documento fue presentado por el GRECU en sendas reuniones tanto a Consuelo Sáizar, por parte de Xóchitl Gálvez como a Susana Harp, representante de Claudia Sheibaum. Está pendiente Movimiento Ciudadano.

Al anotar una tarjeta por semana, sumaron 12 dedicadas a lo que concierne al aparato de Estado, 10 más respecto tanto a las empresas como al mercado cultural y las 10 restantes combinan necesidades de la organizaciones no gubernamentales y del amplio número de trabajadores no asalariados. Este empeño lo pensé como insumos para las discusiones en las campañas, al igual que para promover una agenda que vea integralmente por el sector cultural y no sólo por el rol de las instituciones de gobierno.

Por ello en esta ocasión quiero referirme a algunas de las tarjetas del ámbito de lo privado. Tengo la seguridad de que son los pronunciamientos que se hacen más urgentes en el contexto de las promesas de gobierno que hagan las y el candidato a la presidencia de la república por Movimiento Ciudadano a partir de marzo.

Cito, por ejemplo, la instalación de un programa que fomente la productividad del mercado cultural. El desempleo y la falta de oportunidades laborales impide que la creatividad genere más riqueza. El esfuerzo debe dirigirse a las unidades económicas con potencial para crecer, al tiempo de brindar oportunidades a emprendimientos novedosos. El alegato es de larga data: privilegiar una política económica para el sector cultural.

En otro orden de ideas, un nuevo gobierno debe estimular el surgimiento de una Cámara Nacional del Sector Cultural, agremiación que sea interlocutora y mediadora a favor de las políticas, programas y acciones para impulsar tanto el mercado cultural, como las capacidades exportadoras.

Por otro lado, ya es hora de que el Poder Legislativo asuma la participación del sector privado de la cultura en todos sus niveles en las reformas, cambios y adecuaciones para mejorar la productividad de las micro, pequeñas y medianas empresas culturales. Se entiende que, de acuerdo con las condiciones que se convengan, parte de esas iniciativas irán armonizadas con la política fiscal en su conjunto. Se considera central una nueva revisión a la Ley de Establecimientos Mercantiles de la Ciudad de México, bajo el convencimiento de que las modificaciones que se logren estimularán ajustes en leyes similares en los estados y municipios de la república.

En esa perspectiva el sector privado de la cultura debe tener una presencia permanente en las instancias de decisión de política económica, de política medioambiental y de política hacendaria. También ser parte actuante en cualquiera de las negociaciones de tratados y convenciones internacionales de comercio para velar por los intereses del sector cultural, con derecho a voz y voto.

Otro asunto tiene que ver con favorecer las condiciones para que la banca de desarrollo como la privada generen productos bancarios dirigidos al universo Pyme cultural, como también para profesionales que llevan a cabo comercio cultural. El apalancamiento mediante el crédito debe tener ese sello sectorial. Incluso se puede ir más allá: financiamiento para las acciones de gobierno que incidan en el mercado, como en la inversión en infraestructura. El consumo cultural es un nicho que demanda, a su vez, otras facilidades que potencien su papel en la economía.

Finalmente, creemos que es factible estimular las asociaciones público-privadas para la instalación de espacios representativos de México en el exterior. Se trata de una labor conjunta entre las secretarías de Relaciones Exteriores, de Economía y del Banco Mexicano de Comercio Exterior, para fomentar entre las empresas mexicanas con operaciones en distintos países, al igual que con consorcios transnacionales, la inversión en infraestructura que beneficie la cooperación cultural y comercial bilateral como multilateral. (Interesados pueden leer a detalle en https://pasolibre.grecu.mx/2024-las-tarjetas-electorales-del-sector-cultural/).