/ martes 11 de julio de 2023

Lo que se asoma entre las bromas de Wendy

Twitter: @cons_gentil

Varios clips de la influencer Wendy Guevara se han hecho virales en redes sociales a pocas semanas del inicio de la transmisión del programa La casa de los famosos. Gracias a su simpatía y autenticidad, Wendy se ha vuelto de las personalidades más populares en el internet en México, incluso si no suelen sintonizar el programa directamente. Ya es común que Wendy se encuentre en las principales tendencias en Twitter en México y ha reunido más de 2.5 millones de seguidores en Instagram.

La presencia de Wendy es importante pues ha visibilizado a las personas trans en programas de consumo masivo y en televisión abierta. Lo ha hecho de una manera muy fresca pues, más allá del hecho de ser trans, lo que destaca de Wendy es su personalidad alegre y graciosa y la manera que tiene de darle la vuelta a los comentarios incluso cuando son un ataque hacia ella.

Esto podría ser un artículo de cómo las minorías (en este caso las personas trans) pueden ganarse el respeto de los demás a través del humor sin tener que recurrir a la confrontación directa. Sin embargo, no lo es. Si observamos más a fondo el humor de Wendy, podemos encontrar el lado más oscuro de algo que todas las mujeres (incluyendo a las mujeres trans o quienes se identifican como mujeres) enfrentan frecuentemente.

En 2008, conversando sobre su libro El valor del miedo -que trata sobre el valor de escuchar la intuición ante encuentros de mujeres con hombres que terminan siendo depredadores sexuales- el especialista en seguridad Gavin de Becker fue entrevistado por Oprah. Comentó sobre la disparidad en las interacciones entre hombres y mujeres. Dijo que, la amenaza más grande que los hombres suelen enfrentar al convivir con las mujeres es que se burlen de ellos. Al mismo tiempo, la amenaza más profunda que las mujeres enfrentan al convivir con hombres es la de violencia física que, en los peores casos, puede resultar en la muerte. Indicó que las mujeres tienen el instinto de ser “agradables” o mostrar simpatía ante los hombres porque piensan que si no lo son entonces aumentan la probabilidad de riesgo de ser violentadas. Esto sucede incluso inconscientemente. Esta dinámica llega a ser tan fuerte que podemos conservar rastros de este comportamiento incluso en ambientes que no son necesariamente de peligro. Es una especie de costumbre que la sociedad ha sembrado en las mujeres con la ilusión de que así podremos mantenernos seguras.

Ella merece reconocimiento y respeto por cómo se ha dado su lugar y cómo ha sabido responder a la violencia sin seguir generando violencia. Ha tenido gracia y educación incluso hacia quienes no la han tenido con ella. Pero esto no debe hacer creer a la gente que ahora lo que debería hacerse costumbre es responder a la discriminación siempre con chistes o bromas o que se crea que si alguien decide responder de esta manera, eso hace la discriminación del interlocutor menos grave. La realidad es que en un país como México, que tiene el segundo mayor índice de feminicidios en Latinoamérica, las mujeres prácticamente siempre tenemos que velar por nuestra supervivencia, incluso cuando a los hombres no les pasa por la cabeza pensar en eso.


Twitter: @cons_gentil

Varios clips de la influencer Wendy Guevara se han hecho virales en redes sociales a pocas semanas del inicio de la transmisión del programa La casa de los famosos. Gracias a su simpatía y autenticidad, Wendy se ha vuelto de las personalidades más populares en el internet en México, incluso si no suelen sintonizar el programa directamente. Ya es común que Wendy se encuentre en las principales tendencias en Twitter en México y ha reunido más de 2.5 millones de seguidores en Instagram.

La presencia de Wendy es importante pues ha visibilizado a las personas trans en programas de consumo masivo y en televisión abierta. Lo ha hecho de una manera muy fresca pues, más allá del hecho de ser trans, lo que destaca de Wendy es su personalidad alegre y graciosa y la manera que tiene de darle la vuelta a los comentarios incluso cuando son un ataque hacia ella.

Esto podría ser un artículo de cómo las minorías (en este caso las personas trans) pueden ganarse el respeto de los demás a través del humor sin tener que recurrir a la confrontación directa. Sin embargo, no lo es. Si observamos más a fondo el humor de Wendy, podemos encontrar el lado más oscuro de algo que todas las mujeres (incluyendo a las mujeres trans o quienes se identifican como mujeres) enfrentan frecuentemente.

En 2008, conversando sobre su libro El valor del miedo -que trata sobre el valor de escuchar la intuición ante encuentros de mujeres con hombres que terminan siendo depredadores sexuales- el especialista en seguridad Gavin de Becker fue entrevistado por Oprah. Comentó sobre la disparidad en las interacciones entre hombres y mujeres. Dijo que, la amenaza más grande que los hombres suelen enfrentar al convivir con las mujeres es que se burlen de ellos. Al mismo tiempo, la amenaza más profunda que las mujeres enfrentan al convivir con hombres es la de violencia física que, en los peores casos, puede resultar en la muerte. Indicó que las mujeres tienen el instinto de ser “agradables” o mostrar simpatía ante los hombres porque piensan que si no lo son entonces aumentan la probabilidad de riesgo de ser violentadas. Esto sucede incluso inconscientemente. Esta dinámica llega a ser tan fuerte que podemos conservar rastros de este comportamiento incluso en ambientes que no son necesariamente de peligro. Es una especie de costumbre que la sociedad ha sembrado en las mujeres con la ilusión de que así podremos mantenernos seguras.

Ella merece reconocimiento y respeto por cómo se ha dado su lugar y cómo ha sabido responder a la violencia sin seguir generando violencia. Ha tenido gracia y educación incluso hacia quienes no la han tenido con ella. Pero esto no debe hacer creer a la gente que ahora lo que debería hacerse costumbre es responder a la discriminación siempre con chistes o bromas o que se crea que si alguien decide responder de esta manera, eso hace la discriminación del interlocutor menos grave. La realidad es que en un país como México, que tiene el segundo mayor índice de feminicidios en Latinoamérica, las mujeres prácticamente siempre tenemos que velar por nuestra supervivencia, incluso cuando a los hombres no les pasa por la cabeza pensar en eso.