/ miércoles 3 de abril de 2024

Navegando las relaciones en corrientes complicadas

Twitter: @cons_gentil

El momento cultural que atravesamos nos ha hecho tener reflexiones necesarias sobre los roles de hombres y mujeres en la sociedad. Dichas reflexiones han generado avances importantes en nuestra manera de pensar y han dado pie a resoluciones que han beneficiado la realidad de la humanidad.

Sin embargo, uno de los aspectos esenciales de la vida social, el llamado dating (específicamente en el aspecto heterosexual) se ha vuelto considerablemente complicado en el marco del replanteamiento de los roles de género. Y a pesar de que el simple hecho de poder replantear los roles de género es un logro positivo, por lo general todavía no sabemos cómo incorporarlo adecuadamente en las relaciones amorosas. Y lo que es peor, sigue siendo una fuente de conflicto, incluso en las parejas jóvenes (quiénes probablemente ya han normalizado pensar fuera de la burbuja de los roles tradicionales).

Esto se debe a que muchos hombres creen que mayor poder y capacidad de decisión para las mujeres significa una pérdida de poderes para ellos, a lo cual suelen reaccionar negativamente. La realidad es que el replanteamiento de los roles de género tiene como intención liberar a tanto hombres como mujeres de nociones anticuadas que nos limitan como personas y, lo que es peor, fomentan patrones negativos dentro de las relaciones.

Cuando nos obligamos a nosotros mismos a caber dentro de roles heteronormativos estrechamente definidos queda muy poco espacio para una vida que se desvíe de este guión patriarcal. Al mismo tiempo, es importante recordar que las relaciones que son muy desiguales pueden fácilmente tender hacia el abuso. Debería ser bastante fácil ver cómo un desequilibrio de poder podría convertirse rápidamente en un abuso de poder. Y cómo esto puede derivar en violencia: ya sea física, emocional o económica.

Vale la pena mencionar que quiénes creo que terminan confundidos sobre cuál es ahora su papel son, extrañamente, los hombres que más valen la pena. Esto quizá se debe a que son quiénes se dan a la tarea de reflexionar y cuestionarse (ya que muchos ni siquiera consideran cambiar). Y lo que quizá vale la pena en estos casos es recordar que la mejor estrategia en cualquier caso es intentar ser humilde para continuar aprendiendo y constantemente regresar a preguntarse cuál es la intención detrás de las acciones (ya que muchas veces pueden seguir buscando control sin necesariamente darse cuenta).

Los roles de protector y proveedor son efectivamente importantes y necesarios. Sin embargo, si el fin del papel de un hombre en la relación es únicamente obedecer la lógica de “proveedor y dominante”, no es un rol liberador sino que continúa siendo uno de sumisión. Y no necesariamente el mismo rol de sumisión que juega la mujer en este contexto, sino una sumisión al poco flexible papel de los hombres dentro del patriarcado. A final de cuentas, ni siquiera los hombres se salvan de ser esclavos de este sistema.

El prepararnos para un nuevo tipo de relación (que se adapte a nuestras propias necesidades y habilidades y no siguiendo el guión que nos han escrito desde hace años) implica una auto reflexión importante y la disposición para conocernos nuevamente y aprender desde un lugar libre de ego. El amor y el crecimiento emocional no se pueden dar en un ambiente de coerción ni de desvalidación, y es eso a lo que deberíamos apuntar para nuestras futuras relaciones.

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El momento cultural que atravesamos nos ha hecho tener reflexiones necesarias sobre los roles de hombres y mujeres en la sociedad. Dichas reflexiones han generado avances importantes en nuestra manera de pensar y han dado pie a resoluciones que han beneficiado la realidad de la humanidad.

Sin embargo, uno de los aspectos esenciales de la vida social, el llamado dating (específicamente en el aspecto heterosexual) se ha vuelto considerablemente complicado en el marco del replanteamiento de los roles de género. Y a pesar de que el simple hecho de poder replantear los roles de género es un logro positivo, por lo general todavía no sabemos cómo incorporarlo adecuadamente en las relaciones amorosas. Y lo que es peor, sigue siendo una fuente de conflicto, incluso en las parejas jóvenes (quiénes probablemente ya han normalizado pensar fuera de la burbuja de los roles tradicionales).

Esto se debe a que muchos hombres creen que mayor poder y capacidad de decisión para las mujeres significa una pérdida de poderes para ellos, a lo cual suelen reaccionar negativamente. La realidad es que el replanteamiento de los roles de género tiene como intención liberar a tanto hombres como mujeres de nociones anticuadas que nos limitan como personas y, lo que es peor, fomentan patrones negativos dentro de las relaciones.

Cuando nos obligamos a nosotros mismos a caber dentro de roles heteronormativos estrechamente definidos queda muy poco espacio para una vida que se desvíe de este guión patriarcal. Al mismo tiempo, es importante recordar que las relaciones que son muy desiguales pueden fácilmente tender hacia el abuso. Debería ser bastante fácil ver cómo un desequilibrio de poder podría convertirse rápidamente en un abuso de poder. Y cómo esto puede derivar en violencia: ya sea física, emocional o económica.

Vale la pena mencionar que quiénes creo que terminan confundidos sobre cuál es ahora su papel son, extrañamente, los hombres que más valen la pena. Esto quizá se debe a que son quiénes se dan a la tarea de reflexionar y cuestionarse (ya que muchos ni siquiera consideran cambiar). Y lo que quizá vale la pena en estos casos es recordar que la mejor estrategia en cualquier caso es intentar ser humilde para continuar aprendiendo y constantemente regresar a preguntarse cuál es la intención detrás de las acciones (ya que muchas veces pueden seguir buscando control sin necesariamente darse cuenta).

Los roles de protector y proveedor son efectivamente importantes y necesarios. Sin embargo, si el fin del papel de un hombre en la relación es únicamente obedecer la lógica de “proveedor y dominante”, no es un rol liberador sino que continúa siendo uno de sumisión. Y no necesariamente el mismo rol de sumisión que juega la mujer en este contexto, sino una sumisión al poco flexible papel de los hombres dentro del patriarcado. A final de cuentas, ni siquiera los hombres se salvan de ser esclavos de este sistema.

El prepararnos para un nuevo tipo de relación (que se adapte a nuestras propias necesidades y habilidades y no siguiendo el guión que nos han escrito desde hace años) implica una auto reflexión importante y la disposición para conocernos nuevamente y aprender desde un lugar libre de ego. El amor y el crecimiento emocional no se pueden dar en un ambiente de coerción ni de desvalidación, y es eso a lo que deberíamos apuntar para nuestras futuras relaciones.