/ viernes 5 de abril de 2024

Los indecisos

Un indeciso es una persona perpleja, que tiene dificultad para decidirse o emitir un fallo. No es un hincha de un equipo de futbol el cual cada semana podría apoyar una escuadra diferente, tampoco es un fanático musical de reggae, que por más alternativo de un día para otro se convierte en metalero. En materia electoral se les conoce como el voto duro a los que nunca cambiarían sus colores. Por ejemplo, por más pifias que genere una y otra vez un político, siempre apoyarán sus decisiones al grado de decir que todo es un complot intergaláctico ante cualquier situación. Que si hay muertos es por culpa de la oposición, que si hay menos dinero es por una conspiración extranjera para evitar que los paisanos manden menos remesas.

Recientes estudios demoscópicos muestran que, al momento, en las próximas elecciones hay casi 75 por ciento de mexicanos que no han decididos por quién votarán. Las letras chiquitas de las encuestas documentan que en los casos en los que hay muestras de mil personas, la tasa de rechazo es de más del 50 por ciento, lo que significa que menos de 500 personas respondieron y de esa cantidad casi 60 por ciento se declara indecisa, en otras palabras, solo uno de cada cuatro mexicanos sabe por qué partido votar, lo que es igual a 25 millones de electores. Entonces en estos momentos más de 70 millones no han decidido por quién votarán.

Con base en lo anterior ¿Por qué hay indecisos? Recientemente el INEGI, al mando de Graciela Márquez, nos mostró algunos datos que pueden ser claves de por qué hay un malestar a la forma de gobierno: En todo el país en “2023, los costos de incurrir en actos de corrupción se estimaron en 11 910.6 millones de pesos. La cifra equivale, en promedio, a tres mil 368 pesos por persona víctima”. Con respecto a la confianza en las policías “49.8 % refirió que la policía de su ciudad tuvo disposición para ayudar”. O sea que la mitad de los uniformados no trabaja.

Con respecto a la confianza en las instituciones, el top cinco en positivo lo encabezan: familiares (87.4%), Universidades públicas (78.7%), escuelas públicas de grado básico (78.5%), compañeros de trabajo (75.6%) y Ejército y Marina (71.5%). Por otro lado, las menos confiables son: partidos políticos (28.9 %), Cámaras de Diputados y Senadores (34.5%), policías (37.1%), sindicatos (38.5%), ministerio público o Fiscalía Estatal (38.6%). Le siguen jueces y magistrados, empresarios, gobiernos estatales, medios de información, gobiernos municipales, servidores públicos e institutos electorales.

Ya casi para terminar el académico de la Universidad Complutense de Madrid, J. Mª Santiago Merino, definió a los indecisos como: “aquellas electores que teniendo intención de acudir a las urnas, no tienen decidido todavía (en el momento de la encuesta electoral) el sentido de su voto, o se niegan a declarar el sentido de su voto futuro, en parte porque estiman que el voto es secreto, en parte porque sienten rubor a confesar su voto a determinadas opciones o líderes políticos (“voto vergonzante”).

De cara a los próximos debates, que de poco servirán, de acuerdo con el Libro blanco del INE, algunas preguntas son: ¿Cómo comunicarse con los apáticos?, ¿Qué pasa con los que cuestionan la gestión de Palacio Nacional, pero también rechazan a la señora “X”? y por último ¿Cómo convencer a los sectores que sienten que deben optar por algo que no los representa? Lo que es una realidad, es que ante menos participación, el partido en el gobierno tiene más posibilidades de ganar.

Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco

Un indeciso es una persona perpleja, que tiene dificultad para decidirse o emitir un fallo. No es un hincha de un equipo de futbol el cual cada semana podría apoyar una escuadra diferente, tampoco es un fanático musical de reggae, que por más alternativo de un día para otro se convierte en metalero. En materia electoral se les conoce como el voto duro a los que nunca cambiarían sus colores. Por ejemplo, por más pifias que genere una y otra vez un político, siempre apoyarán sus decisiones al grado de decir que todo es un complot intergaláctico ante cualquier situación. Que si hay muertos es por culpa de la oposición, que si hay menos dinero es por una conspiración extranjera para evitar que los paisanos manden menos remesas.

Recientes estudios demoscópicos muestran que, al momento, en las próximas elecciones hay casi 75 por ciento de mexicanos que no han decididos por quién votarán. Las letras chiquitas de las encuestas documentan que en los casos en los que hay muestras de mil personas, la tasa de rechazo es de más del 50 por ciento, lo que significa que menos de 500 personas respondieron y de esa cantidad casi 60 por ciento se declara indecisa, en otras palabras, solo uno de cada cuatro mexicanos sabe por qué partido votar, lo que es igual a 25 millones de electores. Entonces en estos momentos más de 70 millones no han decidido por quién votarán.

Con base en lo anterior ¿Por qué hay indecisos? Recientemente el INEGI, al mando de Graciela Márquez, nos mostró algunos datos que pueden ser claves de por qué hay un malestar a la forma de gobierno: En todo el país en “2023, los costos de incurrir en actos de corrupción se estimaron en 11 910.6 millones de pesos. La cifra equivale, en promedio, a tres mil 368 pesos por persona víctima”. Con respecto a la confianza en las policías “49.8 % refirió que la policía de su ciudad tuvo disposición para ayudar”. O sea que la mitad de los uniformados no trabaja.

Con respecto a la confianza en las instituciones, el top cinco en positivo lo encabezan: familiares (87.4%), Universidades públicas (78.7%), escuelas públicas de grado básico (78.5%), compañeros de trabajo (75.6%) y Ejército y Marina (71.5%). Por otro lado, las menos confiables son: partidos políticos (28.9 %), Cámaras de Diputados y Senadores (34.5%), policías (37.1%), sindicatos (38.5%), ministerio público o Fiscalía Estatal (38.6%). Le siguen jueces y magistrados, empresarios, gobiernos estatales, medios de información, gobiernos municipales, servidores públicos e institutos electorales.

Ya casi para terminar el académico de la Universidad Complutense de Madrid, J. Mª Santiago Merino, definió a los indecisos como: “aquellas electores que teniendo intención de acudir a las urnas, no tienen decidido todavía (en el momento de la encuesta electoral) el sentido de su voto, o se niegan a declarar el sentido de su voto futuro, en parte porque estiman que el voto es secreto, en parte porque sienten rubor a confesar su voto a determinadas opciones o líderes políticos (“voto vergonzante”).

De cara a los próximos debates, que de poco servirán, de acuerdo con el Libro blanco del INE, algunas preguntas son: ¿Cómo comunicarse con los apáticos?, ¿Qué pasa con los que cuestionan la gestión de Palacio Nacional, pero también rechazan a la señora “X”? y por último ¿Cómo convencer a los sectores que sienten que deben optar por algo que no los representa? Lo que es una realidad, es que ante menos participación, el partido en el gobierno tiene más posibilidades de ganar.

Comunicólogo político, académico de la FCPyS UNAM y Maestro en Periodismo Político @gersonmecalco