/ viernes 20 de enero de 2023

Los three amigos que no se llevan tan bien

Por: Rodrigo Alpízar Vallejo

Mucho hemos hablado de la oportunidad única que significa el nearshoring para México, está claro que el mejor momento para posicionar la tan anhelada competitividad de nuestro país en Norteamérica y lograr la sustitución estratégica de importaciones en sectores clave como el automotriz, el químico y el eléctrico-electrónico, es ahora.

Por ello, las expectativas de la Cumbre de Líderes de América del Norte (CLAN) fue tan alta, al menos para quienes seguimos de cerca el desarrollo de la industria nacional. Sin embargo, grande fue la decepción al notar que la participación del sector privado no fue tan sólida como en años anteriores; pues si bien fueron relevantes los acuerdos preparatorios que hubo entre el CCE, la Cámara de Comercio de EEUU y el Consejo Empresarial de Canadá, estábamos acostumbrados a reuniones más grandes, con interlocutores de varios sectores y con mayor participación en la agenda con los tres gobiernos.

Es importante también observar que esta Cumbre se caracterizó por priorizar la bilateralidad, pues el arribo y las reuniones entre presidentes parecían dividir la agenda de intereses México-EEUU, de la agenda México-Canadá. Esta división tiene sentido desde el punto de vista migratorio, donde las necesidades con ambos países son muy diferentes, pero desde los enfoques económico, energético y de disputas comerciales recientes, parece que no hay como tal una agenda regional sincronizada, sino tres visiones distintas para resolver problemas comunes.

Ahora bien, dejando atrás las agendas dispersas, las contradicciones y hasta los momentos incómodos que rodearon la reciente CLAN, es claro que la migración fue el tema clave, que ya se venía arrastrando desde la declaración conjunta de la Cumbre de las Américas en junio del año pasado.

En temas económicos, lo más relevante para la industria es el anuncio del comité de planeación y sustitución de importaciones, que constará de 12 integrantes expertos (4 por país), que tendrán por objetivo trabajar con las industrias de los 3 países, generar acuerdos con empresas, empleadores y trabajadores para lograr una transición ordenada y estratégica hacia la sustitución de importaciones de bienes e insumos clave. Esta labor incluiría el acercamiento con unidades económicas, trabajadores y gobiernos locales.

Esta propuesta es música para los oídos del sector secundario, pues se anunció que tendría como pilares la autosuficiencia, la cooperación, la competitividad y el bienestar. Hasta ahí todo bien, aunque no queda muy claro qué papel tendrían los organismos empresariales. La lista de personas expertas de lado mexicano incluye a Marcelo Ebrard (SRE), Rogelio Ramírez (SHCP), Raquel Buenrostro (SE) y, haciendo su reaparición estelar, Alfonso Romo, ex jefe de la oficina de Presidencia, quien actualmente no es funcionario de alguna dependencia ni asesor, al menos en la información oficial y disponible para la ciudadanía.

Por otra parte, el anuncio del primer foro trilateral de semiconductores parece una buena noticia de momento, pues este sí es convocado y enfocado en el sector industrial de los tres países. Sus objetivos son incrementar la inversión en toda la cadena de suministro; coordinar inversiones y ampliar la fabricación de semiconductores a América Latina, para disminuir la dependencia de Asia. Este tema implica naturalmente el desarrollo de una industria novedosa y el fomento de la educación tecnológica avanzada, así como la inversión en recursos minerales. Estaremos pendientes del desarrollo de este foro que, tentativamente, será durante el primer trimestre de este año.

Hay otros puntos que merecen mención por su relación con la industria: las metas de reducción de metano en residuos sólidos y aguas residuales para 2030, que debemos observar en el contexto de las recientes modificaciones a la Ley de Aguas y las distintas disposiciones ambientales; creación de corredores verdes de transportes de mercancía; transporte marítimo integrado; creación de normas comunes para carga de vehículos eléctricos en las fronteras; el desarrollo conjunto de hidrogeno limpio. En fin, en una columna posterior los analizaremos a detalle, mientras tanto, estaremos pendientes del cauce de las disputas comerciales en el marco del TMEC.


Por: Rodrigo Alpízar Vallejo

Mucho hemos hablado de la oportunidad única que significa el nearshoring para México, está claro que el mejor momento para posicionar la tan anhelada competitividad de nuestro país en Norteamérica y lograr la sustitución estratégica de importaciones en sectores clave como el automotriz, el químico y el eléctrico-electrónico, es ahora.

Por ello, las expectativas de la Cumbre de Líderes de América del Norte (CLAN) fue tan alta, al menos para quienes seguimos de cerca el desarrollo de la industria nacional. Sin embargo, grande fue la decepción al notar que la participación del sector privado no fue tan sólida como en años anteriores; pues si bien fueron relevantes los acuerdos preparatorios que hubo entre el CCE, la Cámara de Comercio de EEUU y el Consejo Empresarial de Canadá, estábamos acostumbrados a reuniones más grandes, con interlocutores de varios sectores y con mayor participación en la agenda con los tres gobiernos.

Es importante también observar que esta Cumbre se caracterizó por priorizar la bilateralidad, pues el arribo y las reuniones entre presidentes parecían dividir la agenda de intereses México-EEUU, de la agenda México-Canadá. Esta división tiene sentido desde el punto de vista migratorio, donde las necesidades con ambos países son muy diferentes, pero desde los enfoques económico, energético y de disputas comerciales recientes, parece que no hay como tal una agenda regional sincronizada, sino tres visiones distintas para resolver problemas comunes.

Ahora bien, dejando atrás las agendas dispersas, las contradicciones y hasta los momentos incómodos que rodearon la reciente CLAN, es claro que la migración fue el tema clave, que ya se venía arrastrando desde la declaración conjunta de la Cumbre de las Américas en junio del año pasado.

En temas económicos, lo más relevante para la industria es el anuncio del comité de planeación y sustitución de importaciones, que constará de 12 integrantes expertos (4 por país), que tendrán por objetivo trabajar con las industrias de los 3 países, generar acuerdos con empresas, empleadores y trabajadores para lograr una transición ordenada y estratégica hacia la sustitución de importaciones de bienes e insumos clave. Esta labor incluiría el acercamiento con unidades económicas, trabajadores y gobiernos locales.

Esta propuesta es música para los oídos del sector secundario, pues se anunció que tendría como pilares la autosuficiencia, la cooperación, la competitividad y el bienestar. Hasta ahí todo bien, aunque no queda muy claro qué papel tendrían los organismos empresariales. La lista de personas expertas de lado mexicano incluye a Marcelo Ebrard (SRE), Rogelio Ramírez (SHCP), Raquel Buenrostro (SE) y, haciendo su reaparición estelar, Alfonso Romo, ex jefe de la oficina de Presidencia, quien actualmente no es funcionario de alguna dependencia ni asesor, al menos en la información oficial y disponible para la ciudadanía.

Por otra parte, el anuncio del primer foro trilateral de semiconductores parece una buena noticia de momento, pues este sí es convocado y enfocado en el sector industrial de los tres países. Sus objetivos son incrementar la inversión en toda la cadena de suministro; coordinar inversiones y ampliar la fabricación de semiconductores a América Latina, para disminuir la dependencia de Asia. Este tema implica naturalmente el desarrollo de una industria novedosa y el fomento de la educación tecnológica avanzada, así como la inversión en recursos minerales. Estaremos pendientes del desarrollo de este foro que, tentativamente, será durante el primer trimestre de este año.

Hay otros puntos que merecen mención por su relación con la industria: las metas de reducción de metano en residuos sólidos y aguas residuales para 2030, que debemos observar en el contexto de las recientes modificaciones a la Ley de Aguas y las distintas disposiciones ambientales; creación de corredores verdes de transportes de mercancía; transporte marítimo integrado; creación de normas comunes para carga de vehículos eléctricos en las fronteras; el desarrollo conjunto de hidrogeno limpio. En fin, en una columna posterior los analizaremos a detalle, mientras tanto, estaremos pendientes del cauce de las disputas comerciales en el marco del TMEC.