/ viernes 26 de marzo de 2021

Los tristes extravíos del Inegi

En los días recientes muchos medios de comunicación sacaron en sus primeras planas que 5 millones de estudiantes dejaron la escuela por Covid, otros argumentaban que 9 millones, pero todos coincidían en la fuente: una investigación vulnerable y tramposa realizada por el Inegi. Una afirmación de este tamaño levanta la atención, la alerta de todos, sin embargo habría que revisar la solidez, consistencia del dato y sobre todo si representa la realidad.

Los datos son insostenibles, ya que consideran una población que no estaba estudiando el ciclo anterior. Mezclan dos conceptos completamente diferentes: rezago educativo es representado por aquella población de 15 años o más que no sabe leer ni escribir, que no ha iniciado o concluido su educación primaria o secundaria; mientras que abandono se presenta cuando los estudios dejan de ser prioridad para las y los alumnos debido a factores externos y a la necesidad de cumplir con otro tipo de necesidades, fundamentalmente económicas, por lo que dejan la escuela de manera inmediata.

La forma en la que está planteada induce al error, ya que pareciera que 5 millones abandonaron la escuela, cuando los mismos datos ahí señalados ponen que la inscripción del ciclo pasado fue de 33.6 millones y de éste fue de 32.9 millones, por lo tanto, solo se dejaron de inscribir a nivel nacional 700 mil, cifra muy próxima al total de quienes declararon no haber concluido el ciclo escolar 1920 (738,400 personas); podrían ser las mismas. La cifra es alarmante y requiere una acción del Estado, pero no son 5 millones.

Es ridículo hacer investigaciones a nivel nacional con una población de 5,472 viviendas en un país de 120 millones. Con estas cifras, es disparatado e irracional publicar estudios afirmando que millones de niñas y niños ya no estudian en la escuela, cuando el ciclo escolar pasado concluyeron sus estudios el 98 por ciento de estudiantes, de acuerdo con la misma información publicada por el Inegi.

Toda la investigación realizada por el Instituto no es consistente, mezcla poblaciones y conceptos. Los números que reporta francamente resultan insostenibles a la luz de los mismos datos del Instituto, lo que provoca únicamente confusión derivado de su ignorancia. Documentos nada fiables como este solo confunden y siembran terror en la gente, usando información falsa y fraudulenta. El Inegi había sido un ejemplo de rigor metodológico. Este documento abona a su desprestigio ya que contiene inconsistencias importantes.

El abandono y los huérfanos por la pandemia son de los retos más importantes del Estado mexicano para construir equidad y prosperidad en los próximos años, pero requiere información sólida, creíble, con honestidad intelectual y no machincuepas que provocan confusión. Para mantener el prestigio y credibilidad del Inegi lo más conveniente es que aclare realmente cuántos estudiantes abandonaron la escuela por la pandemia. Ojalá el Instituto retome el camino de la credibilidad, porque el primer abandono, es el de su solidez que lo ha llevado a estos tristes extravíos.

En los días recientes muchos medios de comunicación sacaron en sus primeras planas que 5 millones de estudiantes dejaron la escuela por Covid, otros argumentaban que 9 millones, pero todos coincidían en la fuente: una investigación vulnerable y tramposa realizada por el Inegi. Una afirmación de este tamaño levanta la atención, la alerta de todos, sin embargo habría que revisar la solidez, consistencia del dato y sobre todo si representa la realidad.

Los datos son insostenibles, ya que consideran una población que no estaba estudiando el ciclo anterior. Mezclan dos conceptos completamente diferentes: rezago educativo es representado por aquella población de 15 años o más que no sabe leer ni escribir, que no ha iniciado o concluido su educación primaria o secundaria; mientras que abandono se presenta cuando los estudios dejan de ser prioridad para las y los alumnos debido a factores externos y a la necesidad de cumplir con otro tipo de necesidades, fundamentalmente económicas, por lo que dejan la escuela de manera inmediata.

La forma en la que está planteada induce al error, ya que pareciera que 5 millones abandonaron la escuela, cuando los mismos datos ahí señalados ponen que la inscripción del ciclo pasado fue de 33.6 millones y de éste fue de 32.9 millones, por lo tanto, solo se dejaron de inscribir a nivel nacional 700 mil, cifra muy próxima al total de quienes declararon no haber concluido el ciclo escolar 1920 (738,400 personas); podrían ser las mismas. La cifra es alarmante y requiere una acción del Estado, pero no son 5 millones.

Es ridículo hacer investigaciones a nivel nacional con una población de 5,472 viviendas en un país de 120 millones. Con estas cifras, es disparatado e irracional publicar estudios afirmando que millones de niñas y niños ya no estudian en la escuela, cuando el ciclo escolar pasado concluyeron sus estudios el 98 por ciento de estudiantes, de acuerdo con la misma información publicada por el Inegi.

Toda la investigación realizada por el Instituto no es consistente, mezcla poblaciones y conceptos. Los números que reporta francamente resultan insostenibles a la luz de los mismos datos del Instituto, lo que provoca únicamente confusión derivado de su ignorancia. Documentos nada fiables como este solo confunden y siembran terror en la gente, usando información falsa y fraudulenta. El Inegi había sido un ejemplo de rigor metodológico. Este documento abona a su desprestigio ya que contiene inconsistencias importantes.

El abandono y los huérfanos por la pandemia son de los retos más importantes del Estado mexicano para construir equidad y prosperidad en los próximos años, pero requiere información sólida, creíble, con honestidad intelectual y no machincuepas que provocan confusión. Para mantener el prestigio y credibilidad del Inegi lo más conveniente es que aclare realmente cuántos estudiantes abandonaron la escuela por la pandemia. Ojalá el Instituto retome el camino de la credibilidad, porque el primer abandono, es el de su solidez que lo ha llevado a estos tristes extravíos.