/ martes 16 de enero de 2024

México: vacío geopolítico en la encrucijada guatemalteca

Raúl Benítez Manaut | Investigador de la UNAM y presidente del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE)

La ausencia del presidente López Obrador a la toma de posesión del presidente Bernardo Arévalo el pasado domingo 14 de enero, justificada por la presión de tiempo para inaugurar sus obras emblemáticas en el sureste mexicano, muestra el vacío y la falta de perspectiva geopolítica del Estado mexicano.

Arévalo, desde su sorpresivo triunfo electoral del pasado 20 de agosto ha sido asediado y hostigado por la élite guatemalteca conocido como “Pacto de Corruptos”. Es un amplio grupo de políticos y empresarios que han ocupado el estado guatemalteco para responder solo a sus intereses. Incluso Estados Unidos le ha quitado la visa a gran cantidad de ellos por su evidente descaro que incluso llega a hermandades con poderes clandestinos como las llamadas maras y grupos de narcotráfico, algunos mexicanos, por cierto.

La democracia está en peligro en el vecino del sur y eso nos afecta. Alcanzada la paz con gran sufrimiento en ese país en los años noventa, firmándose el 29 de diciembre de 1996 por el entonces presidente Alvaro Arzú y los insurgentes organizados en eso años por la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), los acuerdos de paz y la democracia se han ido debilitando lentamente.

Fue un conflicto armado interno que duró 36 años, donde murieron más de 200.000 guatemaltecos, la mayoría población civil, muchos de ellos indígenas. En el largo periodo entre su triunfo el pasado 20 de agosto y la toma de posesión, con un respaldo del 60,9% de los votantes, Arévalo ha logrado sobrevivir por el respaldo de gran cantidad de organizaciones populares, muchas de ellas indígenas, y por la comunidad internacional.

El hoy presidente ha denunciado varios intentos de "golpe de Estado" para evitar que asuma el cargo. Para México es vital que sobreviva la democracia en nuestro vecino del sur y que se restauren las heridas políticas que han derivado en una gran polarización en ese país. Es vital el respaldo de los cuatro vecinos que rodean Guatemala. Estuvieron presentes la presidenta de Honduras, Xiomara Castro y el primer ministro de Belice. ¿Y México?

Parece una paradoja diplomática la asistencia del Rey Felipe VI de España y no el vecino con el que Guatemala tiene más interacciones y hasta conflictos, como las migraciones descontroladas, el narcotráfico expandiéndose como pulpo entre las fronteras de ambos países, y habiendo México asistido a Guatemala en los noventa con gran asistencia diplomática y logística para consumar su acuerdo de paz.

Arévalo percibe la necesidad de la diplomacia latinoamericana para enfrentar los problemas comunes. El que lo defendió con mucha fuerza fue el presidente Petro de Colombia, el mismo domingo, alertando sobre los intentos para impedir la toma de posesión, que se tardó ocho horas, hasta la medianoche. Su discurso fue una señal de alarma sobre los desafíos que afrontará en su proyecto de erradicar la corrupción.

. ¿Cómo queremos que los guatemaltecos, en particular el presidente Arévalo, vean el aislamiento mexicano y la falta de solidaridad, cuando los problemas gravísimos de migración y crimen organizado deben enfrentarse con cooperación y no aislándonos?

El presidente Arévalo necesita el amplio respaldo interno y externo para afrontar los gravísimos problemas de gobernabilidad que se le vienen sobre sus hombros. Que triste que en la era de la globalización y la regionalización, México no tenga una política exterior que esté a la altura de las circunstancias, ni siquiera con nuestro vecino del sur.

Raúl Benítez Manaut | Investigador de la UNAM y presidente del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE)

La ausencia del presidente López Obrador a la toma de posesión del presidente Bernardo Arévalo el pasado domingo 14 de enero, justificada por la presión de tiempo para inaugurar sus obras emblemáticas en el sureste mexicano, muestra el vacío y la falta de perspectiva geopolítica del Estado mexicano.

Arévalo, desde su sorpresivo triunfo electoral del pasado 20 de agosto ha sido asediado y hostigado por la élite guatemalteca conocido como “Pacto de Corruptos”. Es un amplio grupo de políticos y empresarios que han ocupado el estado guatemalteco para responder solo a sus intereses. Incluso Estados Unidos le ha quitado la visa a gran cantidad de ellos por su evidente descaro que incluso llega a hermandades con poderes clandestinos como las llamadas maras y grupos de narcotráfico, algunos mexicanos, por cierto.

La democracia está en peligro en el vecino del sur y eso nos afecta. Alcanzada la paz con gran sufrimiento en ese país en los años noventa, firmándose el 29 de diciembre de 1996 por el entonces presidente Alvaro Arzú y los insurgentes organizados en eso años por la Unión Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG), los acuerdos de paz y la democracia se han ido debilitando lentamente.

Fue un conflicto armado interno que duró 36 años, donde murieron más de 200.000 guatemaltecos, la mayoría población civil, muchos de ellos indígenas. En el largo periodo entre su triunfo el pasado 20 de agosto y la toma de posesión, con un respaldo del 60,9% de los votantes, Arévalo ha logrado sobrevivir por el respaldo de gran cantidad de organizaciones populares, muchas de ellas indígenas, y por la comunidad internacional.

El hoy presidente ha denunciado varios intentos de "golpe de Estado" para evitar que asuma el cargo. Para México es vital que sobreviva la democracia en nuestro vecino del sur y que se restauren las heridas políticas que han derivado en una gran polarización en ese país. Es vital el respaldo de los cuatro vecinos que rodean Guatemala. Estuvieron presentes la presidenta de Honduras, Xiomara Castro y el primer ministro de Belice. ¿Y México?

Parece una paradoja diplomática la asistencia del Rey Felipe VI de España y no el vecino con el que Guatemala tiene más interacciones y hasta conflictos, como las migraciones descontroladas, el narcotráfico expandiéndose como pulpo entre las fronteras de ambos países, y habiendo México asistido a Guatemala en los noventa con gran asistencia diplomática y logística para consumar su acuerdo de paz.

Arévalo percibe la necesidad de la diplomacia latinoamericana para enfrentar los problemas comunes. El que lo defendió con mucha fuerza fue el presidente Petro de Colombia, el mismo domingo, alertando sobre los intentos para impedir la toma de posesión, que se tardó ocho horas, hasta la medianoche. Su discurso fue una señal de alarma sobre los desafíos que afrontará en su proyecto de erradicar la corrupción.

. ¿Cómo queremos que los guatemaltecos, en particular el presidente Arévalo, vean el aislamiento mexicano y la falta de solidaridad, cuando los problemas gravísimos de migración y crimen organizado deben enfrentarse con cooperación y no aislándonos?

El presidente Arévalo necesita el amplio respaldo interno y externo para afrontar los gravísimos problemas de gobernabilidad que se le vienen sobre sus hombros. Que triste que en la era de la globalización y la regionalización, México no tenga una política exterior que esté a la altura de las circunstancias, ni siquiera con nuestro vecino del sur.