/ miércoles 17 de julio de 2019

Mineras: problemas en el paraíso

Hace unos meses conocí el Mar de Cortés, me impactaron sus playas prístinas y el turquesa de sus aguas. Sus nueve Áreas Naturales Protegidas, su belleza impactante, productividad marina de extraordinaria importancia para la conservación y la ciencia, en términos de biodiversidad y endemismo, sólo se compara con las Islas Galápagos y la Gran Barrera Arrecifal Australiana.

Este Patrimonio Mundial Natural de la Humanidad declarado por UNESCO, me dejó profundamente marcada. Es quizá por ello que la noticia duele en lo más hondo. La falta de medidas preventivas y de seguridad de la minera Grupo México provocó, una vez más, daños al medio ambiente. Ahora se vertieron 3,000 litros de ácido sulfúrico en las playas de Guaymas. Esta sustancia altamente corrosiva se encuentra en la Lista de Sustancias y Materiales Peligrosos de la ONU, que de acuerdo con la Facultad de Química de la UNAM, es altamente tóxica para la vida acuática.

Los efectos recaerían sobre la zona pesquera más importante de México que recibe dos millones de turistas anualmente, de acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza.

En estas vacaciones de verano se espera en México un incremento en derrama económica por partes de turistas internacionales de 15.5 por ciento, respecto del años anterior, según Miguel Torruco Marqués, Secretario de Turismo. Actualmente, las Playas de San Carlos y Guaymas, Sonora, se encuentran a 100 por ciento de su capacidad. Justamente son turistas quienes han publicado en redes sociales un par de imágenes y un video de especies marinas muertas en las playas, relacionándolas con el derrame.

No es nuevo. La minera Grupo México ya ha evadido la responsabilidad por daños ocasionados al ambiente y a la salud. Recordemos los derrames desastrosos de 40,000 metros cúbicos de ácido sulfúrico en 2014 a los Ríos Bacanuchi y Sonora; y en ese mismo año el derrame de 240 toneladas de ácido sulfúrico al Río Santa Cruz en Notales, también en Sonora; así como, en mayo pasado el derrame de 20,000 litros de cianuro, sulfato de zinc y sulfato de cobre al río de San Martín Sombrerete, en Zacatecas, con afectaciones en las comunidades de San Antonio Belén y Carretas.

Este recuento nos hace cuestionar si es conveniente que esta empresa, que ha acreditado ser incapaz de prevenir desastres ambientales, opere sustancias peligrosas a la orilla del “Acuario del Mundo”.

El hecho de que casi 40 por ciento de las especies de mamíferos marinos del mundo estén ahí, refleja la importancia y la urgencia, no sólo por respuestas contundentes en materia punitiva y de resarcimiento de daños, sino de una política nacional –quizá global- de prevención de daños y riesgos.

@ClauCorichi

Hace unos meses conocí el Mar de Cortés, me impactaron sus playas prístinas y el turquesa de sus aguas. Sus nueve Áreas Naturales Protegidas, su belleza impactante, productividad marina de extraordinaria importancia para la conservación y la ciencia, en términos de biodiversidad y endemismo, sólo se compara con las Islas Galápagos y la Gran Barrera Arrecifal Australiana.

Este Patrimonio Mundial Natural de la Humanidad declarado por UNESCO, me dejó profundamente marcada. Es quizá por ello que la noticia duele en lo más hondo. La falta de medidas preventivas y de seguridad de la minera Grupo México provocó, una vez más, daños al medio ambiente. Ahora se vertieron 3,000 litros de ácido sulfúrico en las playas de Guaymas. Esta sustancia altamente corrosiva se encuentra en la Lista de Sustancias y Materiales Peligrosos de la ONU, que de acuerdo con la Facultad de Química de la UNAM, es altamente tóxica para la vida acuática.

Los efectos recaerían sobre la zona pesquera más importante de México que recibe dos millones de turistas anualmente, de acuerdo con el Fondo Mundial para la Naturaleza.

En estas vacaciones de verano se espera en México un incremento en derrama económica por partes de turistas internacionales de 15.5 por ciento, respecto del años anterior, según Miguel Torruco Marqués, Secretario de Turismo. Actualmente, las Playas de San Carlos y Guaymas, Sonora, se encuentran a 100 por ciento de su capacidad. Justamente son turistas quienes han publicado en redes sociales un par de imágenes y un video de especies marinas muertas en las playas, relacionándolas con el derrame.

No es nuevo. La minera Grupo México ya ha evadido la responsabilidad por daños ocasionados al ambiente y a la salud. Recordemos los derrames desastrosos de 40,000 metros cúbicos de ácido sulfúrico en 2014 a los Ríos Bacanuchi y Sonora; y en ese mismo año el derrame de 240 toneladas de ácido sulfúrico al Río Santa Cruz en Notales, también en Sonora; así como, en mayo pasado el derrame de 20,000 litros de cianuro, sulfato de zinc y sulfato de cobre al río de San Martín Sombrerete, en Zacatecas, con afectaciones en las comunidades de San Antonio Belén y Carretas.

Este recuento nos hace cuestionar si es conveniente que esta empresa, que ha acreditado ser incapaz de prevenir desastres ambientales, opere sustancias peligrosas a la orilla del “Acuario del Mundo”.

El hecho de que casi 40 por ciento de las especies de mamíferos marinos del mundo estén ahí, refleja la importancia y la urgencia, no sólo por respuestas contundentes en materia punitiva y de resarcimiento de daños, sino de una política nacional –quizá global- de prevención de daños y riesgos.

@ClauCorichi