/ domingo 24 de diciembre de 2017

Navidad en tiempos digitales

Vivir para conocer las transformaciones que ha impulsado la tecnología, es todo un privilegio, más habiendo todo lo que sabemos que tenemos por delante. La forma en que vivimos se ha visto enteramente trastocada, para bien y para mal, por el avance tecnológico, que lo mismo lleva a que ubiquemos fácilmente una dirección con la ayuda de los posicionadores globales de nuestros teléfonos inteligentes, que a que nuestra posición sea fácilmente localizada con base en exactamente la misma tecnología. Definitivamente que lejos están los tiempos en que había que hacer toda una geolocalización satelital y vía microondas para rastrear una llamada telefónica, algo que hoy es factible con el solo número telefónico e incluso con la dirección IP de su procesador.

En tales condiciones es que hoy vivimos las navidades, festejos en los que no sin cierta nostalgia vemos cómo se alejan los tiempos en que los niños pedían a Santa Claus y con frecuencia a sus padres, una bicicleta o quizá un patín del diablo, en algunas ocasiones un juego de mesa y con frecuencia balones de fútbol o de Americano. Por supuesto veíamos también la desilusión en las caritas de los más pequeños cuando el regalo eran unos calcetines, dado quizá por la menos afortunada de las tías o algún artículo similar.

Hoy las cosas son diferentes, se regalan básicamente teléfonos inteligentes, tabletas electrónicas o consolas de videojuegos, aptas para conectarse a internet y a través de ellas jugar con personas que bien se pueden encontrar en cualquier parte del mundo. Ya que hoy en Navidad, muchos de los regalos que se dan acercan a las personas que se encuentran más lejos, al tiempo que alejan a las que están más cerca (cortesía de chats, videoconferencias y similares).

Algo que en definitiva hay que tener presente en estas fechas, es que el cariño no se expresa en terabytes, la familia no corre en megas en ram, ni los rostros de quienes más queremos se distinguen en Alta Definición y mucho menos en pixeles.

El amor no pasa de moda, ni termina por volverse “muy siglo XX”, la unión familiar no es cuestión de babyboomers, ni de generación X, solamente, algo ajeno a los llamados “millennials”. Es importante que recordemos que la tecnología está aquí para hacer nuestras vidas más fáciles y no más complicadas, finalmente existimos como resultado de un acto de amor, algo que hoy se puede propiciar a través de la tecnología, pero que no fructifica sin recurrir a las antiguas artes de la conversación y el contacto personal.

La Navidad finalmente ha llegado. Sí, llega aún tras un año complicado y en buena medida desastroso como lo ha sido el presente 2017 en que tan sólo en México hemos vivido desastrosos terremotos y huracanes, ya de Trump ni hablemos. Pero precisamente la llegada de la Navidad termina siendo una suerte de tregua incluso con tiempos complicados, una pausa en la que vemos a familia que de otra forma no frecuentaríamos, días en que podemos tener conversaciones relajadas con los amigos y no necesariamente nos apresuramos a tomar “selfies” para dejar fugaz constancia de que allí estuvimos.

Por lo pronto, si algo quiero comunicarles en estas fechas, es mi más profundo deseo de que vivan con intensidad estas fechas, arropados por sus familias, en contacto con amigos, aprendiendo de los tiempos difíciles y gozando de aquellos que nos permiten relajación. Son días que con toda seguridad gozaremos más si nos brindamos a nosotros mismos que regalando el último teléfono o Tablet que con toda seguridad tendrán un sustituto en el mercado al momento en que se abra el regalo. Recordemos que la generosidad parte más de lo que sale de nuestros corazones.

Senadora del PRI

yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre

Vivir para conocer las transformaciones que ha impulsado la tecnología, es todo un privilegio, más habiendo todo lo que sabemos que tenemos por delante. La forma en que vivimos se ha visto enteramente trastocada, para bien y para mal, por el avance tecnológico, que lo mismo lleva a que ubiquemos fácilmente una dirección con la ayuda de los posicionadores globales de nuestros teléfonos inteligentes, que a que nuestra posición sea fácilmente localizada con base en exactamente la misma tecnología. Definitivamente que lejos están los tiempos en que había que hacer toda una geolocalización satelital y vía microondas para rastrear una llamada telefónica, algo que hoy es factible con el solo número telefónico e incluso con la dirección IP de su procesador.

En tales condiciones es que hoy vivimos las navidades, festejos en los que no sin cierta nostalgia vemos cómo se alejan los tiempos en que los niños pedían a Santa Claus y con frecuencia a sus padres, una bicicleta o quizá un patín del diablo, en algunas ocasiones un juego de mesa y con frecuencia balones de fútbol o de Americano. Por supuesto veíamos también la desilusión en las caritas de los más pequeños cuando el regalo eran unos calcetines, dado quizá por la menos afortunada de las tías o algún artículo similar.

Hoy las cosas son diferentes, se regalan básicamente teléfonos inteligentes, tabletas electrónicas o consolas de videojuegos, aptas para conectarse a internet y a través de ellas jugar con personas que bien se pueden encontrar en cualquier parte del mundo. Ya que hoy en Navidad, muchos de los regalos que se dan acercan a las personas que se encuentran más lejos, al tiempo que alejan a las que están más cerca (cortesía de chats, videoconferencias y similares).

Algo que en definitiva hay que tener presente en estas fechas, es que el cariño no se expresa en terabytes, la familia no corre en megas en ram, ni los rostros de quienes más queremos se distinguen en Alta Definición y mucho menos en pixeles.

El amor no pasa de moda, ni termina por volverse “muy siglo XX”, la unión familiar no es cuestión de babyboomers, ni de generación X, solamente, algo ajeno a los llamados “millennials”. Es importante que recordemos que la tecnología está aquí para hacer nuestras vidas más fáciles y no más complicadas, finalmente existimos como resultado de un acto de amor, algo que hoy se puede propiciar a través de la tecnología, pero que no fructifica sin recurrir a las antiguas artes de la conversación y el contacto personal.

La Navidad finalmente ha llegado. Sí, llega aún tras un año complicado y en buena medida desastroso como lo ha sido el presente 2017 en que tan sólo en México hemos vivido desastrosos terremotos y huracanes, ya de Trump ni hablemos. Pero precisamente la llegada de la Navidad termina siendo una suerte de tregua incluso con tiempos complicados, una pausa en la que vemos a familia que de otra forma no frecuentaríamos, días en que podemos tener conversaciones relajadas con los amigos y no necesariamente nos apresuramos a tomar “selfies” para dejar fugaz constancia de que allí estuvimos.

Por lo pronto, si algo quiero comunicarles en estas fechas, es mi más profundo deseo de que vivan con intensidad estas fechas, arropados por sus familias, en contacto con amigos, aprendiendo de los tiempos difíciles y gozando de aquellos que nos permiten relajación. Son días que con toda seguridad gozaremos más si nos brindamos a nosotros mismos que regalando el último teléfono o Tablet que con toda seguridad tendrán un sustituto en el mercado al momento en que se abra el regalo. Recordemos que la generosidad parte más de lo que sale de nuestros corazones.

Senadora del PRI

yolandadelatorre@senado.gob.mx

FB: YolandaDeLaTorreV

@Yoladelatorre