/ miércoles 4 de julio de 2018

Para el PRI, muerte asistidao refundación

Los bajos resultados de las elecciones del domingo pasado plantean al PRI decisiones fundamentales: el suicidio colectivo como el que deciden algunas sectas orientales en un santuario de la muerte, el lento fin silencioso de una vida que se apaga, el Big Bang, la gran explosión, o la refundación que marque una nueva era sobre las cenizas de antiguas piedras hacia una nueva existencia.

El partido surgido de la Revolución Mexicana tuvo razón de ser en 1929 cuando reunió en una formación política las fuerzas dispersas del caudillismo emergido de la lucha armada. Sus sucesivos cambios de nombre respondieron a circunstancias y necesidades específicas de la evolución de México. De Nacional Revolucionario, en el gobierno de Lázaro Cárdenas pasó a ser el de la Revolución Mexicana como una reafirmación de la materialización de los principios y las metas del movimiento social iniciado en 1910. Luego, en la administración de Miguel Alemán se convirtió en Revolucionario Institucional, significando con ello el fin de la etapa de los militares en el poder y la creación de las instituciones civiles, muchas de las cuales todavía hoy están vigentes.

En el Partido Revolucionario Institucional han cabido todas las tendencias ideológicas y políticas en un largo período de la historia del país. La izquierda cardenista, las grandes obras que impulsaron el campo, la industrialización y las finanzas, el nacionalismo de la participación estatal en la economía hasta la adaptación a las condiciones del mundo en la economía del mercado, cupieron en las transformaciones del PRI desde su fundación inspirada por Plutarco Elías Calles. Los años de la alternancia con la derecha panista y la confrontación con otras tendencias de la oposición no fueron suficientes para la desaparición del PRI como una fuerza preponderante en el mosaico ideológico y político de México. Cercano ya a la edad nonagenaria, el Partido Revolucionario Institucional, que cual ave fénix resurgió en 2012, sufre hoy una derrota que, según se vea, podría marcar el ocaso de su vida útil como uno de los partidos más antiguos en el mundo. El PRI pierde en estas elecciones no sólo la Presidencia reconquistada seis años atrás, sino una buena parte de gubernaturas en lisa, alcaldías y seguramente la mayoría en las cámaras legislativas. Podría decirse que es el término de su historia.

Sin embargo, en el escenario político del país la presencia del PRI es necesaria. Una derecha que en la alternancia demostró su impreparación para gobernar, ante una izquierda que entre tropiezos, cambios y disputas internas no ha logrado consolidar una oposición coherente ni responder a los reclamos de la actualidad en el mundo, demandan un centro de gravedad, un punto de equilibrio como el que durante décadas representó el PRI en sus oscilaciones que le permitieron moverse como un péndulo sin llegar al radicalismo de los extremos. El PRI ha sido y es necesario en la política social y económica del país. Su larga historia no debe terminar. Reconstrucción o el estallido fundacional, el Big Bang que dio origen al universo son los caminos posibles para el PRI, una vez hecho el recuento de daños y trazado el camino para su supervivencia.


Srio28@prodigy.net.mx

Los bajos resultados de las elecciones del domingo pasado plantean al PRI decisiones fundamentales: el suicidio colectivo como el que deciden algunas sectas orientales en un santuario de la muerte, el lento fin silencioso de una vida que se apaga, el Big Bang, la gran explosión, o la refundación que marque una nueva era sobre las cenizas de antiguas piedras hacia una nueva existencia.

El partido surgido de la Revolución Mexicana tuvo razón de ser en 1929 cuando reunió en una formación política las fuerzas dispersas del caudillismo emergido de la lucha armada. Sus sucesivos cambios de nombre respondieron a circunstancias y necesidades específicas de la evolución de México. De Nacional Revolucionario, en el gobierno de Lázaro Cárdenas pasó a ser el de la Revolución Mexicana como una reafirmación de la materialización de los principios y las metas del movimiento social iniciado en 1910. Luego, en la administración de Miguel Alemán se convirtió en Revolucionario Institucional, significando con ello el fin de la etapa de los militares en el poder y la creación de las instituciones civiles, muchas de las cuales todavía hoy están vigentes.

En el Partido Revolucionario Institucional han cabido todas las tendencias ideológicas y políticas en un largo período de la historia del país. La izquierda cardenista, las grandes obras que impulsaron el campo, la industrialización y las finanzas, el nacionalismo de la participación estatal en la economía hasta la adaptación a las condiciones del mundo en la economía del mercado, cupieron en las transformaciones del PRI desde su fundación inspirada por Plutarco Elías Calles. Los años de la alternancia con la derecha panista y la confrontación con otras tendencias de la oposición no fueron suficientes para la desaparición del PRI como una fuerza preponderante en el mosaico ideológico y político de México. Cercano ya a la edad nonagenaria, el Partido Revolucionario Institucional, que cual ave fénix resurgió en 2012, sufre hoy una derrota que, según se vea, podría marcar el ocaso de su vida útil como uno de los partidos más antiguos en el mundo. El PRI pierde en estas elecciones no sólo la Presidencia reconquistada seis años atrás, sino una buena parte de gubernaturas en lisa, alcaldías y seguramente la mayoría en las cámaras legislativas. Podría decirse que es el término de su historia.

Sin embargo, en el escenario político del país la presencia del PRI es necesaria. Una derecha que en la alternancia demostró su impreparación para gobernar, ante una izquierda que entre tropiezos, cambios y disputas internas no ha logrado consolidar una oposición coherente ni responder a los reclamos de la actualidad en el mundo, demandan un centro de gravedad, un punto de equilibrio como el que durante décadas representó el PRI en sus oscilaciones que le permitieron moverse como un péndulo sin llegar al radicalismo de los extremos. El PRI ha sido y es necesario en la política social y económica del país. Su larga historia no debe terminar. Reconstrucción o el estallido fundacional, el Big Bang que dio origen al universo son los caminos posibles para el PRI, una vez hecho el recuento de daños y trazado el camino para su supervivencia.


Srio28@prodigy.net.mx