/ miércoles 13 de febrero de 2019

¿Por qué resulta difícil asimilar el cambio?

Es innegable que el ejercicio del nuevo gobierno está cambiando muchos paradigmas, y sobre esto hemos escuchado críticas, percibido incredulidad o dudas sobre la expectativa. Analicemos quiénes son esos sectores y por qué actúan de esa manera.

En principio, existen dos grupos: los primeros, son personas a las que les afecta directamente el cambio por ver mermados sus privilegios; los segundos, son ciudadanos que, sin tener un interés económico o político directo, se sienten vulnerados en sus creencias o tienen temor -generalmente infundado - de un escenario negativo.

En el primer grupo quedan comprendidos actores políticos que despliegan un activismo inusitado para criticar las políticas públicas del Presidente, es decir, aquellos quienes tienen como único motor el dolor de haber perdido la elección. También podemos incluir ahí a órganos del Estado - como los llamados organismos autónomos - que ven trastocados sus monopolios de independencia mal entendida, y finalmente enlistaría a empresarios que se beneficiaban de su relación con el poder, recibiendo contratos, exenciones fiscales, concesiones, etcétera.

Este primer grupo no es que no quiera asimilar el cambio, sino que simplemente no quiere el cambio. Ellos representan un sector muy pequeño pero que en el pasado tenían un gran ámbito de influencia, poder y control; su oposición es por conveniencia individualista y sólo cambiarán de actitud cuando después de todos los esfuerzos que hagan por rechazar las políticas públicas de la Cuarta Transformación, caigan en cuenta que es imposible contravenir el deseo mayoritario de los mexicanos.

El segundo grupo se integra por ciudadanos que tenían otra preferencia política o que se han dejado influenciar - sin ningún motivo propio - por los que integran el primer grupo. A estos les resultará más fácil, en un momento cercano, apreciar que las acciones de gobierno tienen un sentido social que se palpará en resultados positivos en lo que ellos padecían como: la inseguridad, el desempleo, la falta de educación y salud, por mencionar algunos ejemplos.

Eso se acabó. La función del gobierno dejó de ser de gerencia y llegó para convertirse en dirección de Estado. Se están dejando de atender problemas someramente para profundizar en las causas y solucionarlas; se dejó de privilegiar a unos cuantos, para atender a más, aunque justamente quienes perdieron los privilegios estén ahora criticando las políticas públicas con el único afán de generar una percepción adversa en un gobierno que tiene una amplia base social. A la larga prevalecerá la razón de la sensibilidad social: somos más.

Diputado federal de Morena

@Sergeluna_S

Es innegable que el ejercicio del nuevo gobierno está cambiando muchos paradigmas, y sobre esto hemos escuchado críticas, percibido incredulidad o dudas sobre la expectativa. Analicemos quiénes son esos sectores y por qué actúan de esa manera.

En principio, existen dos grupos: los primeros, son personas a las que les afecta directamente el cambio por ver mermados sus privilegios; los segundos, son ciudadanos que, sin tener un interés económico o político directo, se sienten vulnerados en sus creencias o tienen temor -generalmente infundado - de un escenario negativo.

En el primer grupo quedan comprendidos actores políticos que despliegan un activismo inusitado para criticar las políticas públicas del Presidente, es decir, aquellos quienes tienen como único motor el dolor de haber perdido la elección. También podemos incluir ahí a órganos del Estado - como los llamados organismos autónomos - que ven trastocados sus monopolios de independencia mal entendida, y finalmente enlistaría a empresarios que se beneficiaban de su relación con el poder, recibiendo contratos, exenciones fiscales, concesiones, etcétera.

Este primer grupo no es que no quiera asimilar el cambio, sino que simplemente no quiere el cambio. Ellos representan un sector muy pequeño pero que en el pasado tenían un gran ámbito de influencia, poder y control; su oposición es por conveniencia individualista y sólo cambiarán de actitud cuando después de todos los esfuerzos que hagan por rechazar las políticas públicas de la Cuarta Transformación, caigan en cuenta que es imposible contravenir el deseo mayoritario de los mexicanos.

El segundo grupo se integra por ciudadanos que tenían otra preferencia política o que se han dejado influenciar - sin ningún motivo propio - por los que integran el primer grupo. A estos les resultará más fácil, en un momento cercano, apreciar que las acciones de gobierno tienen un sentido social que se palpará en resultados positivos en lo que ellos padecían como: la inseguridad, el desempleo, la falta de educación y salud, por mencionar algunos ejemplos.

Eso se acabó. La función del gobierno dejó de ser de gerencia y llegó para convertirse en dirección de Estado. Se están dejando de atender problemas someramente para profundizar en las causas y solucionarlas; se dejó de privilegiar a unos cuantos, para atender a más, aunque justamente quienes perdieron los privilegios estén ahora criticando las políticas públicas con el único afán de generar una percepción adversa en un gobierno que tiene una amplia base social. A la larga prevalecerá la razón de la sensibilidad social: somos más.

Diputado federal de Morena

@Sergeluna_S