/ miércoles 14 de febrero de 2024

San Valentín en la era digital

Cada 14 de febrero se encienden las luces del consumo, corrijo, del amor; y las parejas se ven obligadas a celebrar el flechazo de Cupido, con cenas, regalos, flores, chocolates y la visita a los famosos nidos de amor de seis horas. El peso de la fecha es un malestar para el alma de los solteros, quienes desesperadamente buscan dejar, al menos por unos días, esta condición atrás, con tal de formar parte del selecto grupo de los enamorados quienes dejan de lado sus diferencias para tomarse una selfie que irá directo a Instagram a comunicarle al mundo el derroche de felicidad de la pareja.

La presión social que impone la celebración no es exclusiva del mundo digital; es parte de los modelos tradicionales de familia y de aquello que se considera el desarrollo deseable de las personas, que implica estar en pareja (sin importar la orientación sexual), que la pareja cumpla con ciertos requisitos que se consideran positivos para garantizar el éxito de la relación, así como que exista un compromiso del que se haga partícipe a la sociedad como medio de validación. Aunque cada vez son más las personas que cuestionan los ideales tradicionales de la pareja, los mensajes hegemónicos siguen siendo una constante que se ha trasladado al ciberespacio y de los que está permeado el 14 de febrero.

Aunque la fecha se conoce también como "día de la amistad" para no dejar a nadie atrás (porque seamos honestos, ¿quién puede decir que no tiene ningún amigo?), los reyes de la fiesta son los enamorados. Hay una especie de estatus superior que se concede a las parejas, sobre todo a las tradicionales, en detrimento de quienes no se encuentran en relaciones serias o “estables”. Quizá esto explica la desesperación que nutre los portales de citas desde los días previos a la fecha, pues la era digital facilita más que nunca el encuentro con desconocidos. Las aplicaciones para encontrar pareja presentan un tráfico más elevado de lo habitual y los estándares de quienes buscan compañía bajan, por lo que los matches se multiplican.

Esa desesperación, sin embargo, puede ser peligrosa. Si no se toman las precauciones correctas al conectar con desconocidos, como verificar su identidad o encontrarse en lugares públicos, la experiencia puede ser poco grata. De hecho, la fecha suele ser utilizada por los delincuentes para encontrarse con otras personas y abusar de ellas o extorsionarlas. Los usuarios deben ser más precavidos que de costumbre si recurren a las aplicaciones de citas para no pasar el día en soledad, pues con tal de no enfrentar la presión social, el experimento podría resultar contraproducente.

Buena parte del fenómeno amoroso se vive a través de la web, lo que nos demuestra cuán compenetrados estamos con el mundo digital. Para las nuevas generaciones, exponer la vida privada en redes sociales es parte importante de su conexión social, el fenómeno llamado extimidad, les permite contar con validación y medir a través de reacciones y comentarios el nivel de aceptación de los pares. Por ello, las redes se inundan de mensajes de amor, tarjetas virtuales, fotografías, videos y cartas para el ser amado a la vista de todo público. Los famosos en vivos ponen el momento privado de la pareja al alcance del espectador, volviéndolo partícipe de un curioso modelo de relación en apariencia “privada”, pero que requiere de las audiencias para garantizar su existencia.

Curiosamente, por estas fechas también comienzan a circular gran cantidad de publicaciones en contra del día de San Valentín, artículos y memes que lo ridiculizan, que exponen el consumismo que hay detrás, que muestran la presión social que la motiva, que lo llevan al absurdo y que descalifican a quienes la celebran. Es también un cuestionamiento a los valores tradicionales y la negación de ciertas personas y grupos a participar de la imposición. De la misma forma en que los enamorados que celebran involucran a la red, los detractores también la utilizan como su principal canal de comunicación.

En cualquier caso, para quienes celebran, vale la pena tomar en cuenta las principales medidas de seguridad y ciberseguridad, como evitar compartir contenido íntimo con desconocidos o encontrarse en lugares de riesgo. También vale la pena ser cuidadosos con los datos de tarjetas de crédito y otras formas de compra en línea. Y si desean compartir la celebración en redes sociales, no olviden disfrutar del momento y prestar más atención a la persona que está en frente que a los seguidores y sus likes.

Cada 14 de febrero se encienden las luces del consumo, corrijo, del amor; y las parejas se ven obligadas a celebrar el flechazo de Cupido, con cenas, regalos, flores, chocolates y la visita a los famosos nidos de amor de seis horas. El peso de la fecha es un malestar para el alma de los solteros, quienes desesperadamente buscan dejar, al menos por unos días, esta condición atrás, con tal de formar parte del selecto grupo de los enamorados quienes dejan de lado sus diferencias para tomarse una selfie que irá directo a Instagram a comunicarle al mundo el derroche de felicidad de la pareja.

La presión social que impone la celebración no es exclusiva del mundo digital; es parte de los modelos tradicionales de familia y de aquello que se considera el desarrollo deseable de las personas, que implica estar en pareja (sin importar la orientación sexual), que la pareja cumpla con ciertos requisitos que se consideran positivos para garantizar el éxito de la relación, así como que exista un compromiso del que se haga partícipe a la sociedad como medio de validación. Aunque cada vez son más las personas que cuestionan los ideales tradicionales de la pareja, los mensajes hegemónicos siguen siendo una constante que se ha trasladado al ciberespacio y de los que está permeado el 14 de febrero.

Aunque la fecha se conoce también como "día de la amistad" para no dejar a nadie atrás (porque seamos honestos, ¿quién puede decir que no tiene ningún amigo?), los reyes de la fiesta son los enamorados. Hay una especie de estatus superior que se concede a las parejas, sobre todo a las tradicionales, en detrimento de quienes no se encuentran en relaciones serias o “estables”. Quizá esto explica la desesperación que nutre los portales de citas desde los días previos a la fecha, pues la era digital facilita más que nunca el encuentro con desconocidos. Las aplicaciones para encontrar pareja presentan un tráfico más elevado de lo habitual y los estándares de quienes buscan compañía bajan, por lo que los matches se multiplican.

Esa desesperación, sin embargo, puede ser peligrosa. Si no se toman las precauciones correctas al conectar con desconocidos, como verificar su identidad o encontrarse en lugares públicos, la experiencia puede ser poco grata. De hecho, la fecha suele ser utilizada por los delincuentes para encontrarse con otras personas y abusar de ellas o extorsionarlas. Los usuarios deben ser más precavidos que de costumbre si recurren a las aplicaciones de citas para no pasar el día en soledad, pues con tal de no enfrentar la presión social, el experimento podría resultar contraproducente.

Buena parte del fenómeno amoroso se vive a través de la web, lo que nos demuestra cuán compenetrados estamos con el mundo digital. Para las nuevas generaciones, exponer la vida privada en redes sociales es parte importante de su conexión social, el fenómeno llamado extimidad, les permite contar con validación y medir a través de reacciones y comentarios el nivel de aceptación de los pares. Por ello, las redes se inundan de mensajes de amor, tarjetas virtuales, fotografías, videos y cartas para el ser amado a la vista de todo público. Los famosos en vivos ponen el momento privado de la pareja al alcance del espectador, volviéndolo partícipe de un curioso modelo de relación en apariencia “privada”, pero que requiere de las audiencias para garantizar su existencia.

Curiosamente, por estas fechas también comienzan a circular gran cantidad de publicaciones en contra del día de San Valentín, artículos y memes que lo ridiculizan, que exponen el consumismo que hay detrás, que muestran la presión social que la motiva, que lo llevan al absurdo y que descalifican a quienes la celebran. Es también un cuestionamiento a los valores tradicionales y la negación de ciertas personas y grupos a participar de la imposición. De la misma forma en que los enamorados que celebran involucran a la red, los detractores también la utilizan como su principal canal de comunicación.

En cualquier caso, para quienes celebran, vale la pena tomar en cuenta las principales medidas de seguridad y ciberseguridad, como evitar compartir contenido íntimo con desconocidos o encontrarse en lugares de riesgo. También vale la pena ser cuidadosos con los datos de tarjetas de crédito y otras formas de compra en línea. Y si desean compartir la celebración en redes sociales, no olviden disfrutar del momento y prestar más atención a la persona que está en frente que a los seguidores y sus likes.