/ lunes 5 de marzo de 2018

Sin Gafete

  • Jugar con Dios y con el Diablo

No lo dejaron elegir sucesor. Ni en su partido ni en el de su compadre Peña Nieto.

¿Por qué? Debe haber influido su confrontación con Aurelio Nuño. Lo cierto es que le enviaron la decisión tomada desde el centro del país. Y que ésta recayó en Roberto Albores Gleason.

A partir de ahí todo ha sido caótico en Chiapas.

Aunque parecería que Manuel Velasco Coello navega muy bien estas aguas oscuras, donde nada es lo que parece. En una entidad dramáticamente pobre, con problemas ancestrales, con grupos indígenas importantes, con una guerra que no termina de terminar, Velasco ha gobernado con especial talento.

Y ahora esa capacidad parece enfocada en establecer nuevas reglas del juego que pocos entienden.

Los verdes, dicen, renunciaron. Pero más bien amenazaron con renunciar. Y eso quién sabe. Luis Miranda, dicen, vino a regañar a todos. Pero en los hechos nunca llegó a Chiapas, nunca ninguno lo vio. El candidato de Velasco era el líder del Congreso, que antes fue secretario de gobierno, Eduardo Ramírez Aguilar, que actuaba como si fuese el propio gobernador, y cuyos desplantes de soberbia no se le perdonan.

Eso dicen. Porque nada es lo que parece ser.

Las posiciones del Verde incluyen las dos candidaturas para senador, y serán, al menos una de ellas para Eduardo Ramírez Aguilar…

¿Eso arreglará el problema?

Lo que está en juego es, por lo menos, un millón de votos para el candidato presidencial de Velasco Coello. Que no todos están seguros de que sea el del PRI, que es, también por decisión del centro, el de su partido el VERDE. Y aquí es donde entra la decisión del voto diferenciado.

En las boletas electorales chiapanecas van a ir un montón de casillas. Las de presidente de la República, las de senadores, diputados federales, diputados locales y las de presidentes municipales. En sí mismo, el ejercicio de cruzarlas es complicado. Son 19 opciones tan solo para senadores…

En poblaciones alejadas de las ciudades impera otro modo de gobierno, donde las decisiones importantes se toman en forma comunitaria, es decir, que todos en esa población se ponen de acuerdo para hacer lo mismo, sea sembrar maíz o votar. Por eso, es doblemente importante la claridad del voto por partido.

Velasco Coello ganó por un millón 385 mil votos. Un fenómeno que no habrá de repetirse. Cualquiera de los candidatos necesita, aproximadamente, 800 mil votos. Existen dos partidos locales, pequeños, pero que llevaron entre ellos siete diputados locales al Congreso, el partido Chiapas Unidos, y el partido Mover a Chiapas.

Estos partidos, juntos, significan según la elección pasada 380 mil votos. Y hasta el momento han “emigrado” en coaliciones con distintos partidos, ya no están con el PRI, pero no se sabe con qué partido habrán de participar. Son otros muchos votos que cuentan.

La relación de gran amistad entre el abuelo del gobernador y Andrés Manuel López Obrador no es ningún secreto. ¿Podría ser decisiva en las preferencias electorales del gobernador?

Son muchas preguntas, pero sobre todo muchas confusiones que vienen de Chiapas, donde se dice que Velasco Coello juega “con Dios y con el Diablo” …

En Twitter: @isabelarvide Blog: EstadoMayor.mx Blog: CambioQRR.com