/ viernes 9 de agosto de 2019

Sin gafete | Otra vez el general Acosta Chaparro

Siempre fue un secreto a voces que el general Mario Arturo Acosta Chaparro era interlocutor entre el gobierno y grupos criminales.

Militar con vocación de policía, su vida merece una novela. Y sus relaciones con el poder una investigación. Vuelve a salir su nombre porque, de cara a la posible “participación” del expresidente Felipe Calderón en las manifestaciones de policías federales, se recuperó una carta que envió “La Barbie”, Edgar Valdez Villarreal, a medios de comunicación en 2010. Donde habla de haber entregado dinero a los principales jefes de esa policía: Edgar Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios, Igor Labastida, Facundo Rosas, Ramón Pequeño García y otros.

Al volver a esa carta se retoma la versión de que el general, por instrucciones de Juan Camilo Mouriño, se reunió con los principales jefes de grupos criminales para llegar a un acuerdo. Mismo que, dice, no habría aceptado el señor Valdez Villarreal.

Triste acuerdo de cara a los resultados, si así hubiese sido.

¿Un jefe militar habla, negocia, acuerda con jefes del narcotráfico? ¿Qué puede estar en su mente? ¿Qué deben haber pensado, asumido, sus jefes en turno, titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional?

¿Te vuelves delincuente si convives con ellos? ¿De qué forma entienden los criminales esta relación? ¿El atentado que sufrió fue porque no cumplió algún acuerdo?

Y el dinero… ¿Qué sabemos del dinero que estuvo en sus manos? Porque gratuito no fue.

¿Quién fue el general Acosta Chaparro?

Transcribo de mi libro “Mis Generales”: Una leyenda en el ámbito policiaco. Un militar-policía.

Un experto en guerrilla. Una opción a la cuál recurrir en problemas irresolubles del Estado mexicano.

Un referente, si me apuran.

Siempre un hombre de lealtades. Que murió, en gran parte, por su vanidad. Por la soberbia que caracteriza a tantos jefes militares. Porque si él era quien perseguía, quién buscaba, quien pactaba, él era en su fuero interno quien no tenía por qué cuidar su espalda.

Y lo mataron, dicen, después de que personalmente había resuelto el atentado que sufrió al salir de casa de su novia en la Colonia Roma.

Acosta Chaparro hizo, así lo vivió por convicción lo que entendió que era su obligación hacer para el bien de las instituciones…

Enemigo feroz de la guerrilla fue el gran protagonista de la guerra sucia…

Se dice, con fundamento, que fue intermediario de secuestros célebres, de negociaciones impronunciables. Y en el momento de su muerte, se sabe que estaba por entregar, de manera pactada, a un grupo o a un personaje criminal muy importante. Estaba trabajando de forma cercana con la CIA…

… Iba detrás del general Enrique Cervantes Aguirre… por eso es tan interesante el desayuno que tuvo la mañana anterior a su asesinato con el general Tomás Ángeles Dauahare…

… le pidió a uno de sus subalternos, un viejo comandante de la PJF, que si lo mataban se vengará matando, a su vez, al general Cervantes Aguirre…

Siempre fue un secreto a voces que el general Mario Arturo Acosta Chaparro era interlocutor entre el gobierno y grupos criminales.

Militar con vocación de policía, su vida merece una novela. Y sus relaciones con el poder una investigación. Vuelve a salir su nombre porque, de cara a la posible “participación” del expresidente Felipe Calderón en las manifestaciones de policías federales, se recuperó una carta que envió “La Barbie”, Edgar Valdez Villarreal, a medios de comunicación en 2010. Donde habla de haber entregado dinero a los principales jefes de esa policía: Edgar Millán Gómez, Francisco Javier Garza Palacios, Igor Labastida, Facundo Rosas, Ramón Pequeño García y otros.

Al volver a esa carta se retoma la versión de que el general, por instrucciones de Juan Camilo Mouriño, se reunió con los principales jefes de grupos criminales para llegar a un acuerdo. Mismo que, dice, no habría aceptado el señor Valdez Villarreal.

Triste acuerdo de cara a los resultados, si así hubiese sido.

¿Un jefe militar habla, negocia, acuerda con jefes del narcotráfico? ¿Qué puede estar en su mente? ¿Qué deben haber pensado, asumido, sus jefes en turno, titulares de la Secretaría de la Defensa Nacional?

¿Te vuelves delincuente si convives con ellos? ¿De qué forma entienden los criminales esta relación? ¿El atentado que sufrió fue porque no cumplió algún acuerdo?

Y el dinero… ¿Qué sabemos del dinero que estuvo en sus manos? Porque gratuito no fue.

¿Quién fue el general Acosta Chaparro?

Transcribo de mi libro “Mis Generales”: Una leyenda en el ámbito policiaco. Un militar-policía.

Un experto en guerrilla. Una opción a la cuál recurrir en problemas irresolubles del Estado mexicano.

Un referente, si me apuran.

Siempre un hombre de lealtades. Que murió, en gran parte, por su vanidad. Por la soberbia que caracteriza a tantos jefes militares. Porque si él era quien perseguía, quién buscaba, quien pactaba, él era en su fuero interno quien no tenía por qué cuidar su espalda.

Y lo mataron, dicen, después de que personalmente había resuelto el atentado que sufrió al salir de casa de su novia en la Colonia Roma.

Acosta Chaparro hizo, así lo vivió por convicción lo que entendió que era su obligación hacer para el bien de las instituciones…

Enemigo feroz de la guerrilla fue el gran protagonista de la guerra sucia…

Se dice, con fundamento, que fue intermediario de secuestros célebres, de negociaciones impronunciables. Y en el momento de su muerte, se sabe que estaba por entregar, de manera pactada, a un grupo o a un personaje criminal muy importante. Estaba trabajando de forma cercana con la CIA…

… Iba detrás del general Enrique Cervantes Aguirre… por eso es tan interesante el desayuno que tuvo la mañana anterior a su asesinato con el general Tomás Ángeles Dauahare…

… le pidió a uno de sus subalternos, un viejo comandante de la PJF, que si lo mataban se vengará matando, a su vez, al general Cervantes Aguirre…