/ viernes 16 de noviembre de 2018

Sin gafete | ¿Qué hacemos con los militares?

Es obvio que Andrés Manuel López Obrador tiene una idea de las fuerzas armadas que implica, necesariamente, una profunda transformación. Tal vez la más dramática de la historia moderna. A partir de esto, de entenderlo, habrá que analizar todo lo que ha sucedido en días recientes alrededor del uniforme militar.

¿Nos vamos a militarizar? Lo que se anunció fue que habrá una “Guardia Nacional” que será controlada, formada, capacitada, bajo el mando del futuro titular de la Sedena. ¿Qué garantiza esto?

Porque los hombres, supongo que habrá mujeres aunque no se nos haya informado, que formarán esta nueva institución de seguridad vendrán de las fuerzas armadas, pero también de la Policía Federal que a decir del próximo mandatario es peor que un desastre, no se puede siquiera confiar en ella.

Entonces, primera de infinitas preguntas, cómo se podrá amalgamar la capacitación, el espíritu de cuerpo, la disciplina, la institucionalidad de los militares y marinos, con los usos de esta policía que aparentemente es incapaz y corrupta.

¿Marinos y militares juntos, bajo un mando militar, conviviendo con civiles? ¿A quiénes será más fácil cambiar, a los policías para que actúen como militares, o a los militares para que respondan como policías? Lo que ya sabemos, no ha podido lograrse en dos sexenios.

La formación militar es justamente eso: militar. Y los militares defienden a la patria contra los enemigos, a quienes se les enseña a derrotar mediante la fuerza, a quienes se les aniquila. Lo hemos visto estos años. Los policías investigan, husmean, miden la realidad cotidianamente mientras los militares obedecen órdenes. Los policías federales están acostumbrados a viajar a provincia en aviones y a pernoctar en hoteles de lujo, a gozar de impunidad consentida, a tener viáticos y sobresueldos, a expresarse con prepotencia.

¿En cuánto tiempo van a transformar a estos militares y a estos policías en algo coherente, que sepa obedecer, que dé resultados, que sea una policía confiable?

Esta “Guardia Nacional” se conformará, con el paso del tiempo, con jóvenes que serán capacitados. Es decir, que no han sido educados bajo el sistema militar, y que no han recibido entrenamiento como policías… ¿Seguimos con las preguntas?

López Obrador parece querer, necesitar contar con un Ejército, con unas fuerzas armadas de novela, de cuento de hadas. Tal vez ninguno se haya atrevido a decirle, primero cómo son, y después de qué manera están agraviados, de cuántas formas están enojados por haberlos obligado a realizar, precisamente, labores de policía. ¿Qué va a pasar con este descontento?

A lo anterior habrá que sumar esta nueva cultura de total respeto a los derechos humanos, incluyendo a los criminales. Lo que parece una hazaña casi imposible por los odios que perviven, por todas las víctimas militares que ha habido, por todos los compañeros que terminaron en la cárcel.

Luego, que no es menor, habrá que sumar el hecho inédito del “frenón” que dieron en el Senado al ascenso a general de división del general José Luis Sánchez León. Y si se quiere agitar todavía más el panorama, agréguese la “desinvitación” a mandos militares a la toma de posesión presidencial…

@isabelarvide / EstadoMayor.mx / CambioQRR.com


Es obvio que Andrés Manuel López Obrador tiene una idea de las fuerzas armadas que implica, necesariamente, una profunda transformación. Tal vez la más dramática de la historia moderna. A partir de esto, de entenderlo, habrá que analizar todo lo que ha sucedido en días recientes alrededor del uniforme militar.

¿Nos vamos a militarizar? Lo que se anunció fue que habrá una “Guardia Nacional” que será controlada, formada, capacitada, bajo el mando del futuro titular de la Sedena. ¿Qué garantiza esto?

Porque los hombres, supongo que habrá mujeres aunque no se nos haya informado, que formarán esta nueva institución de seguridad vendrán de las fuerzas armadas, pero también de la Policía Federal que a decir del próximo mandatario es peor que un desastre, no se puede siquiera confiar en ella.

Entonces, primera de infinitas preguntas, cómo se podrá amalgamar la capacitación, el espíritu de cuerpo, la disciplina, la institucionalidad de los militares y marinos, con los usos de esta policía que aparentemente es incapaz y corrupta.

¿Marinos y militares juntos, bajo un mando militar, conviviendo con civiles? ¿A quiénes será más fácil cambiar, a los policías para que actúen como militares, o a los militares para que respondan como policías? Lo que ya sabemos, no ha podido lograrse en dos sexenios.

La formación militar es justamente eso: militar. Y los militares defienden a la patria contra los enemigos, a quienes se les enseña a derrotar mediante la fuerza, a quienes se les aniquila. Lo hemos visto estos años. Los policías investigan, husmean, miden la realidad cotidianamente mientras los militares obedecen órdenes. Los policías federales están acostumbrados a viajar a provincia en aviones y a pernoctar en hoteles de lujo, a gozar de impunidad consentida, a tener viáticos y sobresueldos, a expresarse con prepotencia.

¿En cuánto tiempo van a transformar a estos militares y a estos policías en algo coherente, que sepa obedecer, que dé resultados, que sea una policía confiable?

Esta “Guardia Nacional” se conformará, con el paso del tiempo, con jóvenes que serán capacitados. Es decir, que no han sido educados bajo el sistema militar, y que no han recibido entrenamiento como policías… ¿Seguimos con las preguntas?

López Obrador parece querer, necesitar contar con un Ejército, con unas fuerzas armadas de novela, de cuento de hadas. Tal vez ninguno se haya atrevido a decirle, primero cómo son, y después de qué manera están agraviados, de cuántas formas están enojados por haberlos obligado a realizar, precisamente, labores de policía. ¿Qué va a pasar con este descontento?

A lo anterior habrá que sumar esta nueva cultura de total respeto a los derechos humanos, incluyendo a los criminales. Lo que parece una hazaña casi imposible por los odios que perviven, por todas las víctimas militares que ha habido, por todos los compañeros que terminaron en la cárcel.

Luego, que no es menor, habrá que sumar el hecho inédito del “frenón” que dieron en el Senado al ascenso a general de división del general José Luis Sánchez León. Y si se quiere agitar todavía más el panorama, agréguese la “desinvitación” a mandos militares a la toma de posesión presidencial…

@isabelarvide / EstadoMayor.mx / CambioQRR.com