/ miércoles 11 de abril de 2018

Tiempo extra | Ohtanimanía

Algo está pasando en el beisbol de Grandes Ligas. Algo que no veíamos hace mucho tiempo y que se puede convertir en lo que todo aficionado al rey de los deportes lleva buscando desde el 9 abril de 1981, cuando un joven desconocido proveniente de Etchohuaquila, Sonora, México, cautivó al mundo gracias al tirabuzón, su marca registrada, además de mirar al cielo en cada lanzamiento desde el centro del diamante.

Un muchacho de 20 años de edad que ante la sorpresa de todos los presentes recibió la oportunidad de los Dodgers de abrir su primer partido.

Ese novato era Fernando Valenzuela, quien cumplió como los grandes, permitiendo únicamente cinco hits en nueve entradas y colgando el cero ante la poderosa novena de Houston Astros.

A partir de ese momento nació la “Fernandomanía”.

37 años después, esa misma emoción merodea Los Ángeles. Nuevamente sueñan con la posibilidad de tener a un pelotero que marque época. Alguien que pueda cargar con una ciudad ávida de estrellas y que sin duda podría convertirse en la más grande de nuestra generación.

Alguien que puede conectar un cuadrangular y seguirlo, lanzando siete innings con 7 ponches y un solo imparable.

Una fórmula que ni el gran Babe Ruth podía hacer de manera consistente y que ahora sería la nueva norma en el beisbol del nuevo milenio.

En otras palabras, se está convirtiendo en algo que nunca habíamos visto.

En 11 días en las Grandes Ligas, estos son los exorbitantes números del japonés sensación de 23 años, Shohei Ohtani:

Se convirtió en el primer pelotero desde Babe Ruth en 1921, en ganar un partido y en el juego siguiente sin ser pítcher conectar un homerun.

Retiró 14 de los 15 peloteros que enfrentó obteniendo su primera victoria en Grandes Ligas.

En su primera aparición en la caja de bateo en el estadio de Los Ángeles, conectó cuadrangular de tres carreras.

Terminó el partido con 3 de 4 con 3 impulsadas y 2 anotadas.

Pitcheando

Récord de 2-0, en 13 innings tiene 2.08 ERA (promedio de carreras limpias), 18 ponches, 2 bases por bolas y sólo 4 imparables.

Por segundo partido consecutivo se voló la cerca enfrentando al actual ganador del Cy Young de la Liga Americana, Corey Kluber.

Presume ser el primer jugador en la historia de la franquicia en conectar cuadrangulares en los dos primeros turnos al bat en su estadio.

Por tercer juego al hilo pega un palo de vuelta entera conectando la pelotacon una velocidad de 112.4 millas por hora y viajando 449 pies, ambos récords del equipo en esta temporada.

En la segunda apertura de su carrera retiró a los primeros 19 peloteros que enfrentó con 12 ponches y permitiendo un solo hit en 7 entradas.

Se convirtió en el tercer lanzador en la historia junto a Juan Marichal (1960) y Steve Woodard (1997) que en los dos primeros juegosen los que lanza por 7 innings, sólo permite 1 hit y 1 base por bolas además de ponchar a 12 rivales.

Más claro ni el agua, ser un pitcher y pelotero de impacto al mismo tiempo en la MLB rompiendo marcas cada vez que sale al terreno de juego, sólo se puede bautizar como el inicio de la “Ohtanimanía”.

Algo está pasando en el beisbol de Grandes Ligas. Algo que no veíamos hace mucho tiempo y que se puede convertir en lo que todo aficionado al rey de los deportes lleva buscando desde el 9 abril de 1981, cuando un joven desconocido proveniente de Etchohuaquila, Sonora, México, cautivó al mundo gracias al tirabuzón, su marca registrada, además de mirar al cielo en cada lanzamiento desde el centro del diamante.

Un muchacho de 20 años de edad que ante la sorpresa de todos los presentes recibió la oportunidad de los Dodgers de abrir su primer partido.

Ese novato era Fernando Valenzuela, quien cumplió como los grandes, permitiendo únicamente cinco hits en nueve entradas y colgando el cero ante la poderosa novena de Houston Astros.

A partir de ese momento nació la “Fernandomanía”.

37 años después, esa misma emoción merodea Los Ángeles. Nuevamente sueñan con la posibilidad de tener a un pelotero que marque época. Alguien que pueda cargar con una ciudad ávida de estrellas y que sin duda podría convertirse en la más grande de nuestra generación.

Alguien que puede conectar un cuadrangular y seguirlo, lanzando siete innings con 7 ponches y un solo imparable.

Una fórmula que ni el gran Babe Ruth podía hacer de manera consistente y que ahora sería la nueva norma en el beisbol del nuevo milenio.

En otras palabras, se está convirtiendo en algo que nunca habíamos visto.

En 11 días en las Grandes Ligas, estos son los exorbitantes números del japonés sensación de 23 años, Shohei Ohtani:

Se convirtió en el primer pelotero desde Babe Ruth en 1921, en ganar un partido y en el juego siguiente sin ser pítcher conectar un homerun.

Retiró 14 de los 15 peloteros que enfrentó obteniendo su primera victoria en Grandes Ligas.

En su primera aparición en la caja de bateo en el estadio de Los Ángeles, conectó cuadrangular de tres carreras.

Terminó el partido con 3 de 4 con 3 impulsadas y 2 anotadas.

Pitcheando

Récord de 2-0, en 13 innings tiene 2.08 ERA (promedio de carreras limpias), 18 ponches, 2 bases por bolas y sólo 4 imparables.

Por segundo partido consecutivo se voló la cerca enfrentando al actual ganador del Cy Young de la Liga Americana, Corey Kluber.

Presume ser el primer jugador en la historia de la franquicia en conectar cuadrangulares en los dos primeros turnos al bat en su estadio.

Por tercer juego al hilo pega un palo de vuelta entera conectando la pelotacon una velocidad de 112.4 millas por hora y viajando 449 pies, ambos récords del equipo en esta temporada.

En la segunda apertura de su carrera retiró a los primeros 19 peloteros que enfrentó con 12 ponches y permitiendo un solo hit en 7 entradas.

Se convirtió en el tercer lanzador en la historia junto a Juan Marichal (1960) y Steve Woodard (1997) que en los dos primeros juegosen los que lanza por 7 innings, sólo permite 1 hit y 1 base por bolas además de ponchar a 12 rivales.

Más claro ni el agua, ser un pitcher y pelotero de impacto al mismo tiempo en la MLB rompiendo marcas cada vez que sale al terreno de juego, sólo se puede bautizar como el inicio de la “Ohtanimanía”.