/ miércoles 17 de abril de 2019

Turismo de bodas en México

En los últimos años, la industria turística en nuestro país, ha buscado mecanismos de diversificación. Una de las vetas más exploradas es la del turismo de bodas, en este terreno, San Miguel de Allende en el centro del país, y la Riviera Maya, no sólo son un referente sino una industria que año con año alberga a más de 4 mil eventos, con un enorme potencial económico.

Se calcula que, en el país, existen al menos 23 destinos con prestadores de servicios capacitados para recibir a este turismo de nicho, y que se cuenta con poco más de 700 proveedores especializados en atender esta demanda, ya sea tanto para el mercado nacional, como para el internacional.

El costo promedio de una boda con estas características, ronda entre los 250 mil pesos, hasta poco más del millón de pesos para los anfitriones, mientras que, para el caso de los invitados, en el caso hipotético de una familia de 4 personas, el desembolso ronda entre los 10 mil y 80 mil pesos dependiendo del destino y de los días que se contemplen.

Cifras de la Secretaría de Turismo, indican que los principales destinos del turismo de bodas son: Riviera Maya – Cozumel, Mazatlán, Puebla, Guerrero, Puerto Vallarta, Guanajuato, Querétaro, Morelos, Mérida, Baja California y Oaxaca. De estos, los preferidos por los mexicanos para sus bodas son en orden de demanda: Cuernavaca, Acapulco, Oaxaca, San Miguel de Allende, Querétaro, y Riviera Maya; mientras que para los viajeros internacionales son esencialmente: San Miguel de Allende, Rivera Maya, Los Cabos, y Puerto Vallarta.

A pesar de estas tendencias, estados como Jalisco o San Luis Potosí, han comenzado a despuntar en los últimos años. Sin embargo, otros como mi querido Zacatecas, se han convertido en uno de los estados con mayor crecimiento en el último año, ya que se decidió promover con una campaña este destino, cómo uno ideal para organizar bodas, destacando elementos como la hermosa arquitectura de las calles del Centro Histórico, los globos aerostáticos, o incluso la charrería tradicional, lo que generó un incremento de este tipo de visitantes hasta en un 9% al cierre de 2018.

En los últimos años, la industria turística en nuestro país, ha buscado mecanismos de diversificación. Una de las vetas más exploradas es la del turismo de bodas, en este terreno, San Miguel de Allende en el centro del país, y la Riviera Maya, no sólo son un referente sino una industria que año con año alberga a más de 4 mil eventos, con un enorme potencial económico.

Se calcula que, en el país, existen al menos 23 destinos con prestadores de servicios capacitados para recibir a este turismo de nicho, y que se cuenta con poco más de 700 proveedores especializados en atender esta demanda, ya sea tanto para el mercado nacional, como para el internacional.

El costo promedio de una boda con estas características, ronda entre los 250 mil pesos, hasta poco más del millón de pesos para los anfitriones, mientras que, para el caso de los invitados, en el caso hipotético de una familia de 4 personas, el desembolso ronda entre los 10 mil y 80 mil pesos dependiendo del destino y de los días que se contemplen.

Cifras de la Secretaría de Turismo, indican que los principales destinos del turismo de bodas son: Riviera Maya – Cozumel, Mazatlán, Puebla, Guerrero, Puerto Vallarta, Guanajuato, Querétaro, Morelos, Mérida, Baja California y Oaxaca. De estos, los preferidos por los mexicanos para sus bodas son en orden de demanda: Cuernavaca, Acapulco, Oaxaca, San Miguel de Allende, Querétaro, y Riviera Maya; mientras que para los viajeros internacionales son esencialmente: San Miguel de Allende, Rivera Maya, Los Cabos, y Puerto Vallarta.

A pesar de estas tendencias, estados como Jalisco o San Luis Potosí, han comenzado a despuntar en los últimos años. Sin embargo, otros como mi querido Zacatecas, se han convertido en uno de los estados con mayor crecimiento en el último año, ya que se decidió promover con una campaña este destino, cómo uno ideal para organizar bodas, destacando elementos como la hermosa arquitectura de las calles del Centro Histórico, los globos aerostáticos, o incluso la charrería tradicional, lo que generó un incremento de este tipo de visitantes hasta en un 9% al cierre de 2018.