/ miércoles 4 de enero de 2017

Abre sus puertas a “la vida dichosa”

De la rica colección de retratos de los siglos XIX y XX que alberga el Museo Regional de Guadalajara, se seleccionaron 34 para la exposición Testimonio de la vida dichosa. Retrato del siglo XIX, que refleja las costumbres y la vida cotidiana de la sociedad jalisciense.

Considerado antiguamente como un género menor de la pintura, con el paso del tiempo, el retrato fue revalorado como obra de arte y como evidencia del devenir social durante los primeros 50 años del México independiente.

Rostros infantiles, damas de sociedad, ricos hacendados y vida conventual son parte del amplio mosaico de obras que integran esta muestra, la cual revela la manera como la gente continuó con su “vida dichosa” al margen de los conflictos políticos y militares.

En la exhibición se presentan los trabajos de los principales exponentes del retrato jalisciense: José María Estrada, Petronilo Monroy, Manuel Gómez Ibarra, Carlos Villaseñor, entre otros, quienes se dedicaron a captar la fisonomía de los habitantes del occidente del país.

Arturo Camacho Becerra, curador de la exposición, comentó que los autores de esas primeras obras fueron considerados artesanos con rango de oficial platero o pintor, que equivalía a decorador de casas, sin embargo, su labor fue muy importante ante la falta de cámaras fotográficas. Esos personajes plasmaron fragmentos de aquella época.

La muestra incluye, además de pinturas, litografías, mapas y fotografías está organizada en seis núcleos temáticos: “Las edades del hombre”; “La elite de la nueva nación: curas, comerciantes y hacendados”; “La vida consagrada”; “Monumentos de amor filial”; “Las ciencias y las artes”, así como “La ciudad y sus moradas”. El historiador, adscrito a la Universidad de Guadalajara, señaló que la exposición se enriquece con la recreación de una pequeña sala de música como las que tenían las viviendas de clase media de esa urbe tapatía. El espacio incluye elementos decorativos, como candeleros, floreros, un piano y hasta una partitura, con el objetivo de que los visitantes tengan idea clara de cómo fueron esos años.

En la sección dedicada a “La vida consagrada” se presenta la reproducción de un plano de la ciudad de Guadalajara de 1842, donde se pueden identificar los 14 conventos existentes: ocho de religiosos y seis de monjas. Camacho Becerra sostuvo que a mediados del siglo XIX, la vida conventual era una opción de dedicación profesional, por lo que en las familias era bien visto que alguno de sus miembros se consagrara a la religión.

En el último núcleo, “La ciudad y sus moradas”, se observa la pieza principal del recorrido, Puente de las damas, que da una visión de la metrópoli a mediados del siglo XIX, así como fotografías y la reproducción de un mapa de 1878, en el que se aprecia el desarrollo urbano que experimentó Guadalajara a partir de la destrucción causada por la Guerra de Reforma, se reformuló la traza del centro de la ciudad y se construyeron edificios emblemáticos, como la desaparecida Penitenciaria de Escobedo y el Teatro Degollado.

La exposición “Testimonio de la vida dichosa. Retratos del siglo XIX” se puede visitar en la Sala de Pintura del Siglo XX del Museo Regional de Guadalajara, ubicado en Liceo 60, Sector Hidalgo, Guadalajara, Jalisco, hasta el 28 de febrero de 2017. Horario: 9:00 a 17:00 horas: Costo de entrada: 55 pesos. Exentos de pago: estudiantes, maestros y personas de la tercera edad.

De la rica colección de retratos de los siglos XIX y XX que alberga el Museo Regional de Guadalajara, se seleccionaron 34 para la exposición Testimonio de la vida dichosa. Retrato del siglo XIX, que refleja las costumbres y la vida cotidiana de la sociedad jalisciense.

Considerado antiguamente como un género menor de la pintura, con el paso del tiempo, el retrato fue revalorado como obra de arte y como evidencia del devenir social durante los primeros 50 años del México independiente.

Rostros infantiles, damas de sociedad, ricos hacendados y vida conventual son parte del amplio mosaico de obras que integran esta muestra, la cual revela la manera como la gente continuó con su “vida dichosa” al margen de los conflictos políticos y militares.

En la exhibición se presentan los trabajos de los principales exponentes del retrato jalisciense: José María Estrada, Petronilo Monroy, Manuel Gómez Ibarra, Carlos Villaseñor, entre otros, quienes se dedicaron a captar la fisonomía de los habitantes del occidente del país.

Arturo Camacho Becerra, curador de la exposición, comentó que los autores de esas primeras obras fueron considerados artesanos con rango de oficial platero o pintor, que equivalía a decorador de casas, sin embargo, su labor fue muy importante ante la falta de cámaras fotográficas. Esos personajes plasmaron fragmentos de aquella época.

La muestra incluye, además de pinturas, litografías, mapas y fotografías está organizada en seis núcleos temáticos: “Las edades del hombre”; “La elite de la nueva nación: curas, comerciantes y hacendados”; “La vida consagrada”; “Monumentos de amor filial”; “Las ciencias y las artes”, así como “La ciudad y sus moradas”. El historiador, adscrito a la Universidad de Guadalajara, señaló que la exposición se enriquece con la recreación de una pequeña sala de música como las que tenían las viviendas de clase media de esa urbe tapatía. El espacio incluye elementos decorativos, como candeleros, floreros, un piano y hasta una partitura, con el objetivo de que los visitantes tengan idea clara de cómo fueron esos años.

En la sección dedicada a “La vida consagrada” se presenta la reproducción de un plano de la ciudad de Guadalajara de 1842, donde se pueden identificar los 14 conventos existentes: ocho de religiosos y seis de monjas. Camacho Becerra sostuvo que a mediados del siglo XIX, la vida conventual era una opción de dedicación profesional, por lo que en las familias era bien visto que alguno de sus miembros se consagrara a la religión.

En el último núcleo, “La ciudad y sus moradas”, se observa la pieza principal del recorrido, Puente de las damas, que da una visión de la metrópoli a mediados del siglo XIX, así como fotografías y la reproducción de un mapa de 1878, en el que se aprecia el desarrollo urbano que experimentó Guadalajara a partir de la destrucción causada por la Guerra de Reforma, se reformuló la traza del centro de la ciudad y se construyeron edificios emblemáticos, como la desaparecida Penitenciaria de Escobedo y el Teatro Degollado.

La exposición “Testimonio de la vida dichosa. Retratos del siglo XIX” se puede visitar en la Sala de Pintura del Siglo XX del Museo Regional de Guadalajara, ubicado en Liceo 60, Sector Hidalgo, Guadalajara, Jalisco, hasta el 28 de febrero de 2017. Horario: 9:00 a 17:00 horas: Costo de entrada: 55 pesos. Exentos de pago: estudiantes, maestros y personas de la tercera edad.

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