K ABUL, Afganistán.- Los defensores de Derechos Humanos clamaron en Kabul por el fin de la violencia contra la mujer en Afganistán en el primer aniversario del brutal asesinato de la joven Farkhonda, cuyo caso conmocionó al mundo sin que un año después esta lacra haya dejando de aumentar en el país islámico.
Una turba de hombres la golpeó sin piedad hasta la muerte tras ser acusada de haber quemado un corán en un santuario de la capital afgana, quemó luego su cuerpo sin vida y lo arrojó al río Kabul el 19 de marzo del año pasado.
Esta fecha debe ser declarada en el país asiático Día de Solidaridad del Pueblo Afgano contra el Extremismo Religioso y la Violencia contra la Mujer, a juicio del Comité para la Participación Política de las Mujeres afganas (WPPC, en sus siglas en inglés).
Esta organización recordó a la joven asesinada con un sencillo acto, precedido en días anteriores de varios homenajes a Farkhonda, convertida en mártir de su causa por quienes denuncian la violencia contra la mujer afgana y a la que se ha dedicado un monolito en el lugar en que su cuerpo fue quemado tras ser linchada.
Aunque hoy los activistas no mostraron caretas con la cara de la joven ensangrentada, una imagen que dio la vuelta al mundo hace un año, no dejaron de denunciar los "fallos" en las instituciones que deberían dar ejemplo en la lucha contra la violencia hacia la mujer en el país, en palabras de Qais Zahir, miembro del Comité.
Zahir recordó, en rueda de prensa, que el Tribunal Supremo afgano, un año después de la muerte de Farkhonda, ha confirmado la reducción de las condenas que impuso un juzgado preliminar a trece de los procesados, cuatro de ellas de muerte, y tiene aún pendiente el pronunciarse sobre varios más.
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