A la edad de 90 años falleció el artista surrealista de origen canadiense Alan Glass, residía en México desde 1963, lugar donde desarrolló gran parte de su trayectoria, misma que lo hizo merecedor de varios reconocimientos, entre ellos la Medalla Bellas Artes 2017.
La noticia fue confirmada por la Secretaría de Cultura federal y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), organismos que reconocen su “importante obra surrealista que abona al arte contemporáneo y del mundo”. Por esto ambas instituciones han hecho el anuncio de que en 2024 se le realizará una “gran exposición retrospectiva”, la cual tendrá lugar en el Museo Nacional de Arte (MUNAL), según habían acordado con el artista previamente.
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De Canadá a Francia y de ahí a México
Glass nació en Montreal, el 30 de junio de 1932, rodeado del ambiente silvestre del monte Saint-Bruno, que de una u otra forma influyeron en gran medida su estilo artístico, el cual se había hecho evidente desde muy temprana edad.
En 1949 el artista ingresó a la Escuela de Bellas Artes de Montreal, donde fue alumno de Alfred Pellan, uno de los iniciadores del arte moderno en aquel país. Posteriormente, en 1953 fue becado por el gobierno francés y se matriculó en la Escuela de Bellas Artes de París, la Escuela del Museo del Hombre y La Sorbona.
Imbuido por la vida bohemia parisina Glass entabló amistad con varios artistas, determinantes para su formación artística, entre ellos André Breton, Benjamin Péret, Victor Brauner, Roberto Matta, Alberto Giacometti y pintores expresionistas abstractos, entre ellos Joan Mitchell, Sam Francis y Jean-Paul Riopelle.
Sobre su relación con México, Glass relataba que ésta nació tras ver una calaverita de azúcar en la casa de la hija de Breton, Aube Elléouët. La pequeña pieza de dulce lo maravilló tanto que en 1962 realizó un primer viaje a nuestro país, al que regresó un año después para establecerse de forma permanente.
Su obra
Considerado como una pieza clave del movimiento surrealista, entre su obra destacan sus “cajas-objeto” las cuales, a partir de elementos cotidianos, como botones, guantes, mechones de cabello, muñecos, conchas de mar o pedazos de tela, entre otros -muchos de ellos encontrados al azar en sus recorridos por mercados de pulgas de diferentes países-.
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Su trabajo, incluyendo la escultura, fue considerado composiciones de gran belleza artística, en las cuales aparecen personajes como la reina Isabel I, el rey Luis II de Bavaria, así como el mar, el cielo o el universo; un reflejo de su maravilloso mundo.
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Entre los museos donde exhibió sus obras en México se encuentran el Palacio de Bellas Artes, el de Arte Moderno, el Tamayo Arte Contemporáneo y el de Arte Contemporáneo de Oaxaca.
Actualmente varias de sus piezas forman parte de importantes colecciones internacionales, entre las que destacan el Museo de Arte Moderno de París, Francia, el Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, el Museo de Montreal de Bellas Artes en Canadá y el Museo Metropolitano de Nueva York, Estados Unidos.