BEIJING, China.- El cigarrillo de Lu Xun, padre de la literatura china moderna, humea en todos sus retratos expuestos en el Museo de Arte Nacional de Beijing, un homenaje al autor que vio en el feudalismo confuciano chino un canibalismo social.
En la última planta del museo -de techo dorado y estilo tradicional, en una sucia avenida central de la ciudad- una exposición recuerda los 80 años de su muerte, a través de cuadros bucólicos, esculturas abstractas, revistas en las que trabajó y dibujos en blanco y negro inspirados en su obra.
Los carteles de la exposición, abierta hasta el 22 de mayo, son todos en chino, pero es fácil reconocer en los retratos expuestos escenas de su vida, que pasó escribiendo cuentos, traduciendo a Julio Verne o participando en reuniones donde se gritaba a favor de la modernidad occidental y se abucheaba a Confucio.
Varios dibujos expuestos -en blanco y negro, con escenas angustiosas y decadentes rayanas a la locura- podrían ilustrar el cuento “Diario de un demente”, una de sus obras más conocidas.
En ella, el protagonista descubre, o cree descubrir, en un juego ambiguo, que sus vecinos, sus amigos y sus familia son caníbales que lo observan con ojos hambrientos.
Este relato, una siniestra alegoría del feudalismo confuciano, pretendía desenmascarar un sistema social que Lu Xun identificaba como causa de las desigualdades sociales y económicas del país.
El escritor fue uno de los líderes de las protestas de Tiananmen de 1919, conocidas como el “Movimiento del 4 de Mayo”, en las que los estudiantes universitarios pedían democracia, modernidad yciencia, mirando con anhelo el desarrollo progresista europeo, en contra del anquilosado feudalismo atrincherado en Beijing.
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