POR MARÍA ESTHER BELTRÁN | CORRESPONSAL
ANDALUCÍA, España.- “La fotografía moderna no acaba de interesarme y creo que será así hasta que me muera; puede que esté celoso de la pintura, pero no podría pintar”, explica Erwin Olaf (Hilversum, Países Bajos, 1959) sobre su trabajo.
El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) presenta 60 obras compuestas por fotografías, videos e instalaciones realizadas durante los últimos diez años de carrera. Con el título de Celda de emociones y bajo la curaduría de Fernando Francés.
“Erwin Olaf es detallista, creando composiciones pictóricas y uniendo en su trabajo el arte, la fotografía y la comunicación. La necesidad de documentar su obra le ha llevado a realizar trabajos en los que ver esas mismas fotografías en movimiento y de esta forma crear un entramado de historias en paralelo a lo que subyace en cada imagen fija. Esas composiciones, que dejan de ser estáticas y adquieren movimientos, con un ritmo acusado, pausas y teatralidad dan lugar a un cuestionamiento de la fotografía, como si fuera imposible creer en lo que está viendo en ese momento. Propone un contexto en el que este trabajo deja de ser lo que en apariencia quiere aparentar, burlándose de la conciencia de una forma casi grotesca”, explica Francés, director del CAC. Los visitantes observan imágenes de gran formato en el que se pierde en cada uno de ellos en busca de un ¿qué pasa?
Los detalles son importantes, pero las actitudes corporales envuelven el dolor, la tristeza o la angustia que pasa cada uno de los seres que se ven plasmados en cada fotografía que se exhibe.
Entre las obras que se exhiben están: Le Dernier Cri (2006) en la que se percibe la estética extrema hasta deformar sus propios cuerpos. En Berlín (2012) capta la decadencia de una ciudad pre bélica ambientada en los años 20.
Para Francés: “El artista holandés despoja de realidad esos instantes, otorgándoles el mayor de los privilegios: dejar hacer al imaginario colectivo, invitando al espectador a cuestionarse sus principios y prejuicios. Para recrear esos ambientes, emplea unos recursos que hace que la atmósfera en la sala se vuelva densa, irrespirable. En un momento todo puede ser posible, hasta lo más inverosímil. Con estas premisas, en sus fotografías se leen críticas hacia el consumismo, el aislamiento social de las personas, la decadencia, la provocación, el erotismo, incluso la sátira y el humor. Su técnica ha evolucionado, retornando a lo clásico e interviniendo escasamente en el resultado con un mínimo retoque fotográfico. Pero no todo es válido: si lo que se expone es demasiado real, en el mundo de fantasía ideado por Olaf, esta idea es desechada. No le interesa lo que a priori es fácil de interpretar”.
Erwin Olaf vive actualmente en Ámsterdam. A lo largo de su trayectoria señala que ha cambiado su técnica. Los primeros trabajos que se conocen son en blanco y negro, después se decantó por el uso de color y la manipulación digital. Hasta llegar a los escasos retoques fotográficos retornando a la fotografía en un sentido clásico.
Olaf ha recibido diversos premios internacionales y es reconocido por su trabajo y sus presentaciones que pueden causar placer o pueden ser rechazadas por los visitantes.
https://www.youtube.com/watch?v=wcB-4NGup5s
/arm