Considerado uno de los escritores estadounidenses más importantes del siglo XX, Saul Bellow, Premio Nobel de Literatura en 1976, es recordado a 102 años de su nacimiento, ocurrido el 10 de junio de 1915, por obras como Carpe Diem, Herzog, El planeta de Mr. Sammler y Ravelstein
De acuerdo con su perfil biográfico publicado en su página oficial en Internet, Saul Bellow nació el 10 de junio de 1915 en Lachine, Quebec, Canadá, en el seno de una familia judía de ascendencia rusa.
Cuando Bellow tenía nueve años de edad su familia se trasladó a Chicago, Illinois, Estados Unidos, donde el autor pasó la mayor parte de su vida.
Asistió a la Universidad de Chicago, para posteriormente graduarse con honores en la licenciatura de Sociología y Antropología en la Universidad de Northwestern.
Hizo estudios de posgrado en la Universidad de Wisconsin y sirvió en la Marina Mercante durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
De acuerdo con el periódico español “El País”, en 1944 Bellow publicó su primera novela, titulada Dangling man, la cual narra la historia de un protagonista capaz de exteriorizar sus sentimientos y mostrar sus sensibilidades, ideal contrario al de muchos otros autores.
Según sus biógrafos, la obra de Bellow está cargada de reflexiones entre la vida y la muerte, de sentimientos que autores estadounidenses anteriores a la Segunda Guerra Mundial se empeñaron en rechazar.
Chicago, ciudad en la que Bellow vivió la mayor parte de su vida, adquirió una nueva dimensión y respiró a través de las páginas de sus novelas.
Bellow se autodefinía como un historiador social y eso lo plasmó en obras como Las aventuras de Augie March, de 1954, libro que le valió el primero de los tres National Book Awards de su reconocida trayectoria literaria.
El prestigio internacional del autor se elevó a lo alto con la publicación de Herzog en 1964, el texto resultó ser un intrincado estudio del poder de adaptación y recuperación de los judíos de Nueva York y Chicago, considerado por muchos críticos como su mejor trabajo.
Para escribir El legado de Humboldt, que vio la luz en 1975, Bellow tardó ocho largos años, pero su esfuerzo le dio grandes recompensas, pues gracias a esta obra se alzó con el Premio Pulitzer ese mismo año y uno más tarde recibió el máximo galardón literario, el Premio Nobel de Literatura.
La Academia Sueca alabó la ingeniosa ironía y la compasión ardiente, que la obra de Bellow posee; asimismo, aplaudió a los héroes que caracterizaron sus novelas por buscar la firmeza en medio de un mundo tambaleante.
Durante el discurso de aceptación del Premio Nobel, Bellow fue duró y crítico con los escritores modernos por presentar una imagen limitada y aturdida del ser humano y por no esforzarse en mostrar la verdadera naturaleza y el sentido de la vida.
En 1997 publicó uno de sus últimos trabajos la novela breve La verdadera, y en 2000 su trabajo final, la novela Ravelstein.