JOHANNES EISELE
Inmensos dragones de varios centenares de metros serpentean porcarreteras y aldeas de China con motivo de un festejo secular devivos colores para venerar a esta criatura mítica, símbolo de lafortuna y de las buenas cosechas.
La fiesta, que deja unas imágenes impactantes, forma parte deun conjunto de celebraciones de la provincia de Fujian (este). Setrata de una tradición que los hakkas, chinos con una identidadcultural distinta a la del resto del país, organizan cada año porla fiesta de las linternas, en el 15º día del Año Nuevolunar.
El dragón está destinado a alejar la mala suerte y atraer lalluvia anhelada por los agricultores del distrito de Liancheng, unazona rural de Fujian.
En el pueblo de Gutian, los habitantes inauguran los dos díasde procesiones cortando la cabeza de un cerdo en el recinto de untemplo. La sangre escarlata del animal, recogida en un barreño, sevierte después en la cabeza del dragón, de esqueleto de madera ypiel de papel.
Decenas de hombres portan a continuación la imponente criaturapor granjas y aldeas. La cola del animal, separada del resto delcuerpo, va por su lado pues, según los habitantes, unirla alcuerpo traería demasiadas precipitaciones.
Por la noche, el dragón desfila delante de un edificiogubernamental al son ensordecedor de los petardos. Después, esdesmontado provisionalmente.
Al día siguiente, se vuelve a montar. Primero se levanta sucabeza y, después, se van ensamblando el resto de partes, hastaque el animal recobra vida. Por último, se prende fuego al animaldentro del templo, allí donde comenzó su vida, lo que simbolizaun sacrificio en aras de un año de abundancia.
Unos días antes, la antigua y protegida aldea hakka de Peitianhabía organizado su propio desfile de 11 dragones iluminados. Unatradición que data de la dinastía Ming, que dirigió China de1368 a 1644.