POR LA DRA. JUDITH HARDERS La familia está puesta a prueba hoyen día. Se ha modificado desde su tradicional constitucióncentrada en la autoridad del padre y en la mujer dedicada a lacrianza y al hogar. A imagen y semejanza del magnífico temploexpiatorio de Gaudi, en la bella ciudad de Barcelona, sigue enconstrucción eternamente.
De momento le podemos ofrecer en el menú de hoy, de entrada, lafamilia nuclear acompañada de la familia extendida, de platoprincipal y copiosamente servido la familia recompuesta o sea lostuyos los míos y a veces los nuestros. De tercer tiempo lesugerimos la familia monoparental, que en muchos de los casos es lafamosa “madre soltera” pero también puede usted elegir lafamilia homoparental que es para paladar un poco más sofisticado(a muchos no les suena a familia esta combinación o les hancontado que existe pero es tan lejano como comer un guisado deculebra; dicen que es verdad, que se come pero quien sabedonde…), y por último si se ha quedado con hambre le servimos lafamilia artificialmente engendrada gracias a toda la tecnología entorno al problema de infertilidad (bancos de esperma, congelaciónde óvulos y otros vientres de alquiler).
El postre, que no puede faltar, será un mousse agridulce deadopción y exceso burocrático. ¿Y para tomar? ¿Qué le sirvo?Desorden señoras y señores, desorden, la familia en desorden(retomando las palabras de la psicoanalista francesa ElizabethRoudinesco).
Déjenme decirles que por muy sagrada que sea, a veces lafamilia enferma. ¿Cómo? dirán ustedes, si es el pilarfundamental de la sociedad. Seguramente es por este desorden delcual ustedes hablan los psicoanalistas. Seguramente tenemos quepurificar lo profanado, pensar, como lo decía usted al principiode su artículo: la familia es un templo. Muy bien. Podemos estarde acuerdo que es un espacio que contiene algo tan noble como losvínculos afectivos quizás más significativos de la vida, dignode ser venerado, cultivando con especial devoción la estabilidademocional. Pero como todos los templos: los hay gigantes ypequeños, de piedra o de madera, de campo o de ciudad y esto nocambia su función. Para la familia es igual. En la medida en quelas funciones se cumplen, independientemente de quien tome el rol,la parentalidad se ejerce y se teje como sostén fundamental alcrecimiento, más allá de lo simplemente biológico y delparentesco. No basta tener un hijo para ser padres, no basta serhermanos para llevarse bien. En cada familia podríamos rastrearlos planos de construcción y en los mismos, pasadizos ocultos,criptas subterráneas, falsos muros, cámaras secretas, puertascegadas, conductos y vasos comunicantes.
Todo indica entonces, que poco importa la composición y elorden de los elementos, la sazón depende de nuestra capacidad denegociar y comunicar que son hermanas gemelas que no van a ningunaparte la una sin la otra. Y esto implica atreverse a recorrer looculto, abrir las criptas, que a veces llevan selladas variasgeneraciones, destapar secretos, confrontar el que dirán, sacarlos locos enterrados en los falsos muros como en un cuento de EdgarAllan Poe, donde el corazón delator denuncia el crimen. Ay,señora, usted siempre tan exagerada… los psicoanalistas y suslocuras… me dan risa… No, no, lo que usted llama exageraciónes lucidez. Familia que no asume sus fantasmas y sus criptasenferma. Aprendamos a negociar entonces y no es tarea fácil.Edmund Wells, un personaje creado por un escritor francéscontemporáneo, Bernard Weber, nos aclara que entre lo que piensoque quiero decir, lo que creo decir, lo que digo, lo que ustedtiene ganas de escuchar, lo que cree escuchar, lo que escucha, loque tiene ganas de comprender, lo que comprende, existen diezposibilidades que tengamos serias dificultades para comunicarnos.La propuesta, por supuesto, es intentarlo de todas maneras. Ahora ysiempre. Hoy y mañana. De noche y de día. Mirándose a los ojos opor mensajes. Por carta o por mail. Por gestos o silencios. Detodas maneras, no pueden huir, lo dijo Paul Watzlawick, el granpsicólogo de Palo Alto, la gran referencia de las terapiasfamiliares: es imposible no comunicar. Hagan lo que hagan lo haránasí que mejor pongamos nuestras manos a la obra y intentemoshacerlo de manera más consciente.
www.ityc.edu.mx
ESCUELA PARA PADRES ITYC
5543 1424
DRA. JUDITH HARDERS,
Maestra en Psicología Clínica y Psicoanalista
judithh68@gmail.com