Un nuevo aparto creado por la compañía Koniku, fundada en 2015, promete revolucionar la forma en la que se reconocerán los olores, pero de manera digital, así lo dio a conocer el portal Bloomberg Businessweek.
El Konikore es un dispositivo en forma de burbuja purpura y con un tamaño no mayor al de un volante de un automóvil y es la solución para captar olores en el ambiente, como si fuera una nariz. Esta innovación utiliza la biotecnología para captar olores, similar al funcionamiento de un detector de humo.
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Hoy en día, muchos de los dispositivos inteligentes son capaces de replicar muchas de las funciones sensoriales humanas como reconocer nuestros rostros y voces, además de generar conversaciones y generar indicaciones a partir de nuestra voz, sin embargo, el replicar el sentido del olfato no había sido probado por su dificultad, hasta ahora.
El mecanismo del Konikore recrea una de las experiencias sensoriales más importantes del ser humano, e intenta replicarla con tecnología.
Lo que la cámara hizo por la visión, ahora lo estamos haciendo por el olfato
Osh Agabi, fundador de Koniku
¿Cómo se digitaliza el olor?
Según palabras del fundador de Koniku, Osh Agabi, el Konikore contiene pequeñas células nerviosas vivas, las cuales forman parte de una solución patentada por la compañía la cual está diseñada para replicar la mucosa similar a la que encontramos en las cavidades nasales.
Las células están programadas para reconocer las moléculas de olor, provocando una reacción que produce una señal a un lector de chips que interpreta lo que las células reciben, similar a la función cerebral del olfato, logrando el reconocimiento de los olores de manera digital.
Aplicaciones en nuestro día a día
Para Koniku, el primer ejemplo del uso de esta nueva innovación viene con el acuerdo que firmo en julio con la compañía cervecera belga Anheuser-Busch InBev, en donde se utilizan el Konikore con la intención de captar la experiencia aromática que percibe nuestra nariz al momento de abrir y degustar una cerveza, buscando resaltar el aroma y sabor.
Así mismo, la empresa Koniku confirmo que en las próximas semanas, tras llegar un acuerdo con la empresa de aviación Airbus, el Konikore estará en las terminales de los aeropuertos de EU con el fin de detectar bombas.
La ciencia tras el olor
Para los especialistas de Koniku, el olfato es subjetivo, generalmente no se tiene un método de diagnostico claro y la genética juega un papel importante en la recepción de los olores, ya que todo lo que percibimos se maneja en base a receptores, y muchas veces esas reacciones nos provocan que olores artificiales puedan ser asociados con otros olores, o que no tengamos claro que es lo que olemos realmente.
Según el portal Bloomberg Businessweek, científicos especializados en el olfato han intentado establecer una teoría basándose en “olores primarios” asignados a una clasificación básica de los olores más comunes en nuestro día a día, pero todos estos estudios terminan desechados rápidamente por la complejidad que es descifrar nuestro sentido del olfato.
Los olores están envueltos en experiencia y tendemos a clasificarlos de manera reflexiva
En un futuro, Koniku busca crear dispositivos similares al Konikore, pero más pequeños y portátiles, capaces de estar en hogares de todo el mundo, en donde se le puede dar usos tan comunes como detectar comida echada a perder, hasta gases tóxicos que pueden poner en riesgo nuestra integridad.
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“Creamos un sistema que se acerca lo más posible a lo que se percibe el gusto. Le estamos dando un filtro humano, una imagen precisa de la percepción humana del olfato”