/ jueves 8 de noviembre de 2018

WeWork: Mucho más que una oficina

El modelo responde a la necesidad de empresas y empresarios de no estar atados a largos contratos de renta de espacios de trabajo

En la recepción del edificio de oficinas de WeWork en la calle de Varsovia, en plena Zona Rosa de la Ciudad de México, uno debe apretarse entre una multitud de empresarios jóvenes que entran y salen a todas horas. Lo mismo sucede en la sede de WeWork sobre Insurgentes y Viaducto, en donde un grupo de ejecutivas jóvenes platica sobre los proyectos que desarrollan al lado de una mesa de billar y mobiliario a la moda.

A su vez, en la sucursal de WeWork de Montes Urales, las oficinas de Google se pueden ver a través de los grandes ventanales que iluminan una sala de estar comunal en la que emprendedores analizan las proyecciones de sus negocios, al mismo tiempo que beben café en unas tazas descomunales que les dicen: "haz lo que amas".

Foto: Roberto Hernández

En las oficinas de WeWork de Arcos Bosques, codeándose con los corporativos más exclusivos de Santa Fe, Eduardo Molina, el director de Expansión en Latinoamérica y arquitecto detrás de estas postales otorga la entrevista a El Sol de México. Con sólo dos años en el mercado mexicano, pero ya con 10 espacios de oficinas esparcidos en los principales corredores corporativos de la Ciudad de México, WeWork se ha convertido en el principal referente de espacios colaborativos en el corazón económico del país.

Impulsado por la tendencia global de la transición de una economía basada en bienes a una de servicios y experiencias, Eduardo Molina explica que el modelo de WeWork responde a la necesidad de empresas y empresarios de no estar atados a largos contratos de renta de espacios de oficina.

Lo que WeWork hace es encargarse de facilitarles toda la infraestructura física y servicios necesarios para que las empresas establezcan centros de trabajo a cambio de membresías que difieren en cuanto a costo, de acuerdo con el espacio que requieran.

"Como ha sucedido con otras industrias, en los carros, hotelería, tenemos que ser mejores utilizando los recursos de una manera más eficiente.

Foto: Roberto Hernández

"El ser dueño de algo no es necesariamente lo que hoy necesitamos como personas para funcionar. Necesitas la experiencia con base en la demanda, no siempre tienes que tener el auto, quieres el servicio y la experiencia de trasladarte y eso lo estamos viendo en el mundo de las bienes raíces a partir de más flexibilidad", explica Eduardo.

¿El emprendedor sólo necesita una silla y conexión a Internet? Se lo dan ¿Una mediana empresa necesita dos cubículos y servicio de café? Lo tienen. ¿El banco requiere espacio para 200 personas y una sala de juntas? Usted escoja la sucursal.

La flexibilidad de este esquema de renta se funde a un fuerte énfasis en el diseño de espacios abiertos y privados para ofrecer una experiencia distinta al espacio monótono de oficinas, según explica Eduardo.

Por ejemplo, la empresa utiliza análisis de datos para determinar las zonas de mayor tránsito y de esa manera desarrolla nuevos espacios que incentiven el contacto humano y la creación de redes, sin que haya sobresaturación. Al mismo tiempo la empresa abreva de las últimas tendencias de interiorismo e iluminación para dar más la sensación de que se está en un bar de moda que en las oficinas centrales de una multinacional.

Foto: Roberto Hernández

"Se estaban construyendo espacios que no respondían a lo que necesita la fuerza laboral. Caminas en Reforma u otros corredores y hay disponibilidad, pero ese modelo de salir a rentar algo por años y tener que hacer inversión de capital no le responde a las necesidades de las empresas que quieren algo más dinámico, más accesible y con la oportunidad de crecer o de tomar un espacio más chico que te conecte con una comunidad global que es lo que las empresas buscan.

"Hoy volteo y veo la cantidad de edificios que están en el modelo anterior, donde la gente está contando las seis de la tarde para irse, donde no quiso llegar, donde ojalá no venga mi jefe para no ir, y ahí es donde está la competencia y en eso WeWork en México es muy pequeño comparado contra esa inmensidad de una fuerza de trabajo que no está motivada por los espacios y las interacciones que tiene, entonces sí hay oportunidad de crecer con grande desarrollos. Vamos a estar ahí", dice Eduardo.

EL VIRUS NEOYORKINO

WeWork nació en un loft de Brooklyn en Nueva York hace ocho años, de las mentes del exoficial del ejército israelí, Adam Neumann, y el arquitecto, Miguel McKelvey.

Foto: Roberto Hernández

Mientras el primero vendía ropa para bebé y el segundo diseñaba espacios para tiendas departamentales, idearon el concepto de subarrendar un piso entero del edificio, arreglarlo y rentarlo a empresas más pequeñas.

Fue un imán para la escena emprendedora neoyorkina.

El negocio no tardó en obtener el respaldo de inversionistas como JP Morgan, Goldman Sachs, Harvard Management Company, Hony Capital y el SoftBank, que le han llevado a tener presencia en las principales ciudades del mundo, de Singapur a Bombay, de Varsovia a Manila y de Milán a Praga.

Hoy, el concepto en apariencia sencillo le consta una valuación aproximada de 35 mil millones de dólares.

"Adam sabía que esto era un movimiento global y que para llegar a la escala necesitaba que gente igual de comprometida que él y Miguel, que lo hicieran suyo, entendieran la misión y quisieran llevarlo a más personas", recuerda Eduardo, quien se unió a la empresa hace cuatro años, cuando las filas de WeWork sólo constaban de 150 empleados. Hoy son ocho mil en todo el mundo.

Foto: Roberto Hernández

Eduardo, un egresado de Relaciones Internacionales por el Tec de Monterrey, trabajaba en ese entonces en su propia empresa desarrollando una plataforma que permitía personalizar periódicos online en Londres. Mediante un amigo conoció que WeWork estaba buscando personas para una expansión global a gran escala.

"WeWork necesitaba en ese entonces a alguien que entendiera las necesidades de las pequeñas y medianas empresas, como en la que estaba yo, y experiencia en internacionalizar o expandir un proyecto. Para mí era muy claro que WeWork, al plantearlo a una escala global (el coworking), los beneficios eran aún mayores y con una infraestructura muy sólida", recuerda Molina.

A partir del liderazgo de Eduardo como director de Expansión Latinoamérica y del argentino Patricio Fuks, como CEO regional, WeWork comenzó operaciones primero en México y luego en Argentina, Colombia, Brasil, Perú y Chile.

"Practicamente tomamos algunos lineamientos de EU simplemente para no reinventar la rueda para las cosas que ya funcionaron, tomarlas y replicarlas y adaptarlas si requiere. Es una plataforma global con un playbook de operaciones local, y al final estamos agregando valor y necesitamos independencia para seguir creciendo.

Foto: Roberto Hernández

"Hay lineamientos globales, pero hay un equipo de construcción, de bienes raíces y artistas locales, hay una línea de diseño, pero hay oportunidad de adaptar los elementos. Decisiones de hacia dónde crecemos, el proceso de reclutamiento, es local, tenemos bastante oportunidad de impactar a partir de cómo vemos nosotros el crecimiento de la comunidad", explica.

EL MUNDO NO ALCANZA

El modelo de WeWork está apalancado en la masividad y velocidad de su expansión. Sólo en un polígono de ocho kilómetros en la Ciudad de México cinco sucursales están en operación. Por ejemplo, en la exclusiva torre Reforma Latino WeWork ocupa 12 de sus 46 pisos.

El que un usuario pueda hacer uso de cualquiera de las 479 ubicaciones en 95 países hace de WeWork una red de oficinas con la que nadie puede competir, según explica Eduardo.

Además de la presencia geográfica, la empresa también presume que su modelo añade valor a las empresas al conectarla con una red global de otras empresas que utilizan WeWork, lo que les permite hacer crecer sus proyectos al codearse con contactos de todas partes.

A esto la empresa se refiere como su propia "comunidad", el alma detrás del negocio.

Foto: Roberto Hernández

"La realidad es que la manera de trabajar está cambiando en el mundo y WeWork está ayudando a acelerar este cambio. La gente quiere pertenecer a proyectos que son más grandes que ellos mismos, quieren formar parte de una comunidad, quieren tener la oportunidad de borrar un poquito la línea entre el trabajo y la vida, quieres estar desarrollando proyectos que te apasionan y eso puede ser como emprendedor, siendo parte de una pequeña o mediana empresa o como parte de un corporativo", dice Eduardo.

En sus comienzos el negocio de WeWork se centró en el ambiente emprendedor, pero con el tiempo ha dado mayor importancia a servicios corporativos y en sus oficinas trabajan empresas internacionales como Santander, el Uber chino Didi, o el gigante Microsoft, los cuales encuentran más fácil y barato recurrir a WeWork que establecerse en oficinas propias.

Así, mientras que el mercado de oficinas en la Ciudad de México registra una tasa de ocupación promedio de 85%, los espacios de WeWork alcanzan una de 90%, y el 40% de sus clientes cuentan con más de mil empleados.

Según adelanta Molina, WeWork Latinoamérica prevé duplicar el número de espacios para 2019, y México es uno de los mercados de mayor importancia en la región, por lo que tienen en la mira a otras ciudades como Monterrey y Guadalajara en su plan de ruta.

Foto: Roberto Hernández

En Estados Unidos WeWork ha derivado sus operaciones a la vivienda, ofreciendo espacios amueblados en renta con varias amenidades. Eduardo dice, sin dar detalles, que el modelo será próximamente importado a Lationamérica.

Según el propio Adam Neumann, el negocio de la vivienda en renta será aun más grande que el de oficinas.

"¿Hay algo parecido a demasiados WeWork?", se le pregunta a Eduardo.

Baja la cabeza y pensativo dice: "No sabemos si existe el límite, (...) creemos que el modelo de trabajo cambió y hoy cuando volteo a ver a WeWork no me imagino ver como competencia a los otros coworkings o a corredores de oficinas.

"Si alguna empresa deja desocupado espació ahí adelante vamos a ir tomarlo porque sabemos que está cambiando y hoy es un porcentaje muy bajo los que formamos parte de este nuevo modelo de trabajo y falta muchísima más gente por sumarse".

En la recepción del edificio de oficinas de WeWork en la calle de Varsovia, en plena Zona Rosa de la Ciudad de México, uno debe apretarse entre una multitud de empresarios jóvenes que entran y salen a todas horas. Lo mismo sucede en la sede de WeWork sobre Insurgentes y Viaducto, en donde un grupo de ejecutivas jóvenes platica sobre los proyectos que desarrollan al lado de una mesa de billar y mobiliario a la moda.

A su vez, en la sucursal de WeWork de Montes Urales, las oficinas de Google se pueden ver a través de los grandes ventanales que iluminan una sala de estar comunal en la que emprendedores analizan las proyecciones de sus negocios, al mismo tiempo que beben café en unas tazas descomunales que les dicen: "haz lo que amas".

Foto: Roberto Hernández

En las oficinas de WeWork de Arcos Bosques, codeándose con los corporativos más exclusivos de Santa Fe, Eduardo Molina, el director de Expansión en Latinoamérica y arquitecto detrás de estas postales otorga la entrevista a El Sol de México. Con sólo dos años en el mercado mexicano, pero ya con 10 espacios de oficinas esparcidos en los principales corredores corporativos de la Ciudad de México, WeWork se ha convertido en el principal referente de espacios colaborativos en el corazón económico del país.

Impulsado por la tendencia global de la transición de una economía basada en bienes a una de servicios y experiencias, Eduardo Molina explica que el modelo de WeWork responde a la necesidad de empresas y empresarios de no estar atados a largos contratos de renta de espacios de oficina.

Lo que WeWork hace es encargarse de facilitarles toda la infraestructura física y servicios necesarios para que las empresas establezcan centros de trabajo a cambio de membresías que difieren en cuanto a costo, de acuerdo con el espacio que requieran.

"Como ha sucedido con otras industrias, en los carros, hotelería, tenemos que ser mejores utilizando los recursos de una manera más eficiente.

Foto: Roberto Hernández

"El ser dueño de algo no es necesariamente lo que hoy necesitamos como personas para funcionar. Necesitas la experiencia con base en la demanda, no siempre tienes que tener el auto, quieres el servicio y la experiencia de trasladarte y eso lo estamos viendo en el mundo de las bienes raíces a partir de más flexibilidad", explica Eduardo.

¿El emprendedor sólo necesita una silla y conexión a Internet? Se lo dan ¿Una mediana empresa necesita dos cubículos y servicio de café? Lo tienen. ¿El banco requiere espacio para 200 personas y una sala de juntas? Usted escoja la sucursal.

La flexibilidad de este esquema de renta se funde a un fuerte énfasis en el diseño de espacios abiertos y privados para ofrecer una experiencia distinta al espacio monótono de oficinas, según explica Eduardo.

Por ejemplo, la empresa utiliza análisis de datos para determinar las zonas de mayor tránsito y de esa manera desarrolla nuevos espacios que incentiven el contacto humano y la creación de redes, sin que haya sobresaturación. Al mismo tiempo la empresa abreva de las últimas tendencias de interiorismo e iluminación para dar más la sensación de que se está en un bar de moda que en las oficinas centrales de una multinacional.

Foto: Roberto Hernández

"Se estaban construyendo espacios que no respondían a lo que necesita la fuerza laboral. Caminas en Reforma u otros corredores y hay disponibilidad, pero ese modelo de salir a rentar algo por años y tener que hacer inversión de capital no le responde a las necesidades de las empresas que quieren algo más dinámico, más accesible y con la oportunidad de crecer o de tomar un espacio más chico que te conecte con una comunidad global que es lo que las empresas buscan.

"Hoy volteo y veo la cantidad de edificios que están en el modelo anterior, donde la gente está contando las seis de la tarde para irse, donde no quiso llegar, donde ojalá no venga mi jefe para no ir, y ahí es donde está la competencia y en eso WeWork en México es muy pequeño comparado contra esa inmensidad de una fuerza de trabajo que no está motivada por los espacios y las interacciones que tiene, entonces sí hay oportunidad de crecer con grande desarrollos. Vamos a estar ahí", dice Eduardo.

EL VIRUS NEOYORKINO

WeWork nació en un loft de Brooklyn en Nueva York hace ocho años, de las mentes del exoficial del ejército israelí, Adam Neumann, y el arquitecto, Miguel McKelvey.

Foto: Roberto Hernández

Mientras el primero vendía ropa para bebé y el segundo diseñaba espacios para tiendas departamentales, idearon el concepto de subarrendar un piso entero del edificio, arreglarlo y rentarlo a empresas más pequeñas.

Fue un imán para la escena emprendedora neoyorkina.

El negocio no tardó en obtener el respaldo de inversionistas como JP Morgan, Goldman Sachs, Harvard Management Company, Hony Capital y el SoftBank, que le han llevado a tener presencia en las principales ciudades del mundo, de Singapur a Bombay, de Varsovia a Manila y de Milán a Praga.

Hoy, el concepto en apariencia sencillo le consta una valuación aproximada de 35 mil millones de dólares.

"Adam sabía que esto era un movimiento global y que para llegar a la escala necesitaba que gente igual de comprometida que él y Miguel, que lo hicieran suyo, entendieran la misión y quisieran llevarlo a más personas", recuerda Eduardo, quien se unió a la empresa hace cuatro años, cuando las filas de WeWork sólo constaban de 150 empleados. Hoy son ocho mil en todo el mundo.

Foto: Roberto Hernández

Eduardo, un egresado de Relaciones Internacionales por el Tec de Monterrey, trabajaba en ese entonces en su propia empresa desarrollando una plataforma que permitía personalizar periódicos online en Londres. Mediante un amigo conoció que WeWork estaba buscando personas para una expansión global a gran escala.

"WeWork necesitaba en ese entonces a alguien que entendiera las necesidades de las pequeñas y medianas empresas, como en la que estaba yo, y experiencia en internacionalizar o expandir un proyecto. Para mí era muy claro que WeWork, al plantearlo a una escala global (el coworking), los beneficios eran aún mayores y con una infraestructura muy sólida", recuerda Molina.

A partir del liderazgo de Eduardo como director de Expansión Latinoamérica y del argentino Patricio Fuks, como CEO regional, WeWork comenzó operaciones primero en México y luego en Argentina, Colombia, Brasil, Perú y Chile.

"Practicamente tomamos algunos lineamientos de EU simplemente para no reinventar la rueda para las cosas que ya funcionaron, tomarlas y replicarlas y adaptarlas si requiere. Es una plataforma global con un playbook de operaciones local, y al final estamos agregando valor y necesitamos independencia para seguir creciendo.

Foto: Roberto Hernández

"Hay lineamientos globales, pero hay un equipo de construcción, de bienes raíces y artistas locales, hay una línea de diseño, pero hay oportunidad de adaptar los elementos. Decisiones de hacia dónde crecemos, el proceso de reclutamiento, es local, tenemos bastante oportunidad de impactar a partir de cómo vemos nosotros el crecimiento de la comunidad", explica.

EL MUNDO NO ALCANZA

El modelo de WeWork está apalancado en la masividad y velocidad de su expansión. Sólo en un polígono de ocho kilómetros en la Ciudad de México cinco sucursales están en operación. Por ejemplo, en la exclusiva torre Reforma Latino WeWork ocupa 12 de sus 46 pisos.

El que un usuario pueda hacer uso de cualquiera de las 479 ubicaciones en 95 países hace de WeWork una red de oficinas con la que nadie puede competir, según explica Eduardo.

Además de la presencia geográfica, la empresa también presume que su modelo añade valor a las empresas al conectarla con una red global de otras empresas que utilizan WeWork, lo que les permite hacer crecer sus proyectos al codearse con contactos de todas partes.

A esto la empresa se refiere como su propia "comunidad", el alma detrás del negocio.

Foto: Roberto Hernández

"La realidad es que la manera de trabajar está cambiando en el mundo y WeWork está ayudando a acelerar este cambio. La gente quiere pertenecer a proyectos que son más grandes que ellos mismos, quieren formar parte de una comunidad, quieren tener la oportunidad de borrar un poquito la línea entre el trabajo y la vida, quieres estar desarrollando proyectos que te apasionan y eso puede ser como emprendedor, siendo parte de una pequeña o mediana empresa o como parte de un corporativo", dice Eduardo.

En sus comienzos el negocio de WeWork se centró en el ambiente emprendedor, pero con el tiempo ha dado mayor importancia a servicios corporativos y en sus oficinas trabajan empresas internacionales como Santander, el Uber chino Didi, o el gigante Microsoft, los cuales encuentran más fácil y barato recurrir a WeWork que establecerse en oficinas propias.

Así, mientras que el mercado de oficinas en la Ciudad de México registra una tasa de ocupación promedio de 85%, los espacios de WeWork alcanzan una de 90%, y el 40% de sus clientes cuentan con más de mil empleados.

Según adelanta Molina, WeWork Latinoamérica prevé duplicar el número de espacios para 2019, y México es uno de los mercados de mayor importancia en la región, por lo que tienen en la mira a otras ciudades como Monterrey y Guadalajara en su plan de ruta.

Foto: Roberto Hernández

En Estados Unidos WeWork ha derivado sus operaciones a la vivienda, ofreciendo espacios amueblados en renta con varias amenidades. Eduardo dice, sin dar detalles, que el modelo será próximamente importado a Lationamérica.

Según el propio Adam Neumann, el negocio de la vivienda en renta será aun más grande que el de oficinas.

"¿Hay algo parecido a demasiados WeWork?", se le pregunta a Eduardo.

Baja la cabeza y pensativo dice: "No sabemos si existe el límite, (...) creemos que el modelo de trabajo cambió y hoy cuando volteo a ver a WeWork no me imagino ver como competencia a los otros coworkings o a corredores de oficinas.

"Si alguna empresa deja desocupado espació ahí adelante vamos a ir tomarlo porque sabemos que está cambiando y hoy es un porcentaje muy bajo los que formamos parte de este nuevo modelo de trabajo y falta muchísima más gente por sumarse".

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