A 25 años del lanzamiento de su primer disco en México, Vida loca (1998), el cantautor cubano, nacionalizado mexicano, Francisco Céspedes (1957), prepara un par de conciertos este viernes 13 y sábado 14 de octubre en el Lunario del Auditorio Nacional para darle rienda suelta a la música, cantar material inédito y abrirle la puerta a los recuerdos de su exitosa carrera.
“Yo he tenido una vida muy loca, en ese entonces era mucho más loco que esa canción (la cual da nombre al disco), luego nacieron mis hijos y se volvió en otra cosa. La canción, aunque habla de una locura diferente, de desamor, creo que ha resonado en la gente porque la vida en sí está loca, dese hace siglos”, comenta Francisco Céspedes en entrevista con El Sol de México.
Puedes leer también: Coco: Un festival para recordar trae un espectáculo en honor a quienes se adelantaron
“Antes no nos dábamos cuenta, porque podíamos andar libremente; ahora es más difícil. Yo hago en verdad grandes esfuerzos para poder adaptarme a estos tiempos, pues yo sé que si me divorcio del presente, es como si estuviera muerto. Yo podría vivir con mis derechos de autor, pero a mí me gusta cantar, porque arriba del escenario está el Pancho que a mí me gusta”, agrega bajo su boina irlandesa, detrás de sus lentes de sol color marrón.
México lo hizo entender
A lo largo de esos años, Céspedes recogió grandes experiencias y anécdotas, sin embargo, considera que las más importantes han sido el tener la oportunidad de construir amistades con personas que admiró toda la vida, entre ellas Armado Manzanero ─con quien grabó a dúo el álbum “Armando un pancho” (2010), o Luis Miguel, ─quien cantó sus canciones “Pensar en ti” o “Que tú te vas”─, además de José José, o Pablo Milanés.
Y aunque en todo este tiempo, esas canciones y experiencias lograron que sus canciones fueran de las más escuchadas en países como Estados Unidos, España, Perú, y Chile, entre otros, asegura que México es en verdad su nación, del mismo modo en lo fue para Chavela Vargas, quien decía, recuerda Céspedes, “¡los mexicanos nacemos donde nos da la rechingada gana!”.
En este país, “comencé a crecer porque aunque nos han querido unir como una sola América Latina, somos diferentes. Y cuando llegué aquí, me encontré con un país multicultural, así fue que comencé a ver y a entender que hay diferentes formas de pensar. Es a través de los mexicanos que entiendo a los seres humanos”.
Céspedes recuerda a Cuba como el país en el que nació, pero que por los problemas ideológicos y políticos le fue arrancado como su patria: “Yo prefiero morirme antes de perder la libertad, la que podemos ejercer”, asegura; para él la música es eso, sentirse libre. “Es una llave a la libertad, junto al amor, la de la categoría más alta”.
Honra a las palabras
Amante de toda expresión artística, alimentado espiritual e intelectualmente por la pintura abstracta, el cine surrealista, pero en gran medida por la literatura, y en específico del argentino Jorge Luis Borges, el mexicano Juan José Arreola y el colombiano Gabriel García Márquez, a quien le cantaba “Las Mañanitas” cada año, Céspedes también se ha animado a escribir cuentos, que aún no sabe si se publicarán algún día.
“Lo que he llegado a hacer es darle peso específico a la palabra, pensar en cada historia, cada canción, cada estrofa y cada verso. Algo que me enseñó Pablo Milanés, quien era mucho más intelectual; me dijo ‘como leemos mucho, un día te vas a dar cuenta de que comenzarás a tener prejuicios de las palabras y te va a costar decir te quiero. Nunca lo pierdas, porque te quiero, te amo y corazón, son las palabras que han definido el mundo’”.
Sobre los conciertos que presentará en el Lunario, Francisco Céspedes adelanta que será una oportunidad para cantar tanto éxitos, como canciones poco interpretadas en vivo, además de presentar dos canciones nuevas, dedicadas a sus hijos. La selección de las canciones, comenta, tiene relatos ocultos de sus amores pasados, pero también de su historia de amor por México.