En la búsqueda de consuelo y alegría, parece que el mundo se ha reducido a escala 1:12. Las casas de muñecas, esas miniaturas que alguna vez fueron el juguete preferido de generaciones pasadas, están experimentando un renacimiento sorprendente en la cultura contemporánea. Desde la emblemática Dream House de Barbie hasta las elaboradas mansiones victorianas, estas pequeñas obras de arte han vuelto a capturar la imaginación de jóvenes y adultos por igual.
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El origen de estas construcciones
Contrario a la creencia moderna de que las casas de muñecas son solo para niñas, estas miniaturas tienen sus raíces en la exhibición y la educación para adultos. Originarias del siglo XVII en el norte de Europa, particularmente en Alemania, Holanda e Inglaterra, estas casas en miniatura estaban estrechamente ligadas a la riqueza y servían como marcadores de clase y estatus social.
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Según Faith Eaton en The Ultimate Dolls House Book, la palabra alemana dokenhaus no significa casa de muñecas, sino "casa en miniatura". Inicialmente conocidas como "casas gabinete" en Holanda, eran vitrinas con bisagras que permitían a la gente mostrar y ocultar sus costosas colecciones de objetos en miniatura.
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Reforzamiento de roles de género
En el siglo XVII, evolucionaron hacia un propósito educativo con las cocinas de Nuremberg. Estas casas fabricadas en metal, se diseñaron para enseñar a las niñas habilidades domésticas y el manejo de una casa. Equipadas con fogones, ollas y escobas de paja, las "cocinas de Nuremberg" eran un método práctico y realista de instrucción en contraste con la fantasía de las casas de muñecas convencionales.
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Inicialmente producidas por artesanos desde sus hogares, la demanda creciente llevó a la industrialización de la fabricación de casas de muñecas. Empresas como Moritz Gottschalk, Gebruder Bing y Marklin se unieron a la producción masiva, transformando las miniaturas en juguetes accesibles para un público más amplio.
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Miniaturas en la era digital
Antes relegadas a museos y exposiciones, las casas de muñecas ahora encuentran su hogar en las pantallas de dispositivos que sostenemos en la mano. Con más de 200,000 seguidores, la autora de The Book of Mini, Kate Ünver, y otros influencers han convertido las miniaturas en una sensación en las redes sociales. ¿La razón? La exquisitez de lo pequeño ofrece un escape tangible y accesible las 24 horas del día, los 7 días de la semana.
El impacto de la pandemia
Durante el confinamiento, mientras el mundo a tamaño real se volvía cada vez más aterrador, las casas de muñecas se convirtieron en refugios de creatividad y control. Desde la construcción de muebles diminutos hasta la elaboración de comidas en miniatura, las personas encontraron un escape terapéutico ante la incertidumbre del mundo exterior. En un universo a escala 1:12, podían crear y controlar un mundo propio cuando el nuestro parecía grande e irresoluble.
Más que Juguetes
Son portales a universos alternativos donde la creatividad se combina con el control. Desde los apartamentos de soltera de mediados del siglo XX hasta las mansiones victorianas, estas miniaturas permiten a las personas diseñar hogares y vidas a medida, explorando diferentes posibilidades y escapando de la realidad, aunque sea por un momento.
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