Después de la tormenta de anoche viene… el recuento de daños. El mercado La Moderna, ubicado en Jesús Urueta 650, alcaldía Benito Juárez, resultó severamente afectado en la estructura del techo de lámina, donde se encuentra la zona de alimentos, por lo que cerca de 200 locatarios -apoyados con diablitos- sacaron carnes, frutas, legumbres y quesos, entre otros productos perecederos.
La noche del miércoles 28 un aguacero acompañado de una tormenta eléctrica y granizo afectó la capital del país, que en cuestión de horas pasó de una gran sequía que padecía a una gran “lluvia atípica” con todo y sus afectaciones.
La concentración de agua y granizo que cayó en el mercado La Moderna provocó que el techo de lámina cediera en su estructura y sin colapsar totalmente quedó severamente dañado, al grado tal que desde esa misma noche los locatarios recibieron una llamada telefónica para que se presentaran esta mañana con todo y título de concesión, con el propósito de que autoridades de la Secretaría de Desarrollo Económico (Sedeco) levanten un censo de las personas afectadas.
Y fue así que los locatarios afectados tuvieron que hacer dos filas, la primera fue para anotarse en el censo y la segunda para sacar sus productos una vez que personal de la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil les diera el permiso.
Alma Delia Sánchez, quien esperaba con un diablito su turno para sacar sus productos, explicó a El Sol de México cómo es el proceso que llevaban en ese momento: “Sedeco nos está haciendo un censo de los afectados. Nos están pidiendo documentación que ampare que somos locatarios. Título de concesión, INE y CURP. Ellos ya tienen una plataforma.
“Ellos nos dijeron que están haciendo lo mejor posible para que a más tardar nos den una respuesta en dos semanas (para saber si nos reubican para trabajar) (…) Nos están diciendo que mostremos los papeles y que ojalá se dé una ayuda económica. No sabemos ni cuándo va a ser ni cuánto nos van a dar”.
En la fila para anotarse en el censo se encontraba Margarita García, del local de vísceras 136, se le preguntó qué va a hacer con los alimentos que le quedaron y respondió que el mismo miércoles terminó de vender su mercancía, por lo que hoy se iba a surtir de nuevo. “Nos hablaron anoche de que no nos fuéramos a surtir de mercancía por lo que había pasado”.
Sobre los daños que sufrió el mercado, explicó que el techo no colapsó completamente, “pero quedó chueco, va a tener que ser demolido todo, por eso las autoridades nos van a decir dónde nos van a reubicar”.
En la entrada del mercado que da hacia los puestos de ropa y otros artículos, en la calle de Jorge Washington, se encontraba la camioneta de un vendedor de frutas y verduras que, de manera improvisada, y entre cintas amarillas con la leyenda “prohibido el paso”, colocó una báscula digital y junto con una mujer vendió sus productos antes que éstos terminen echados a perder y en la basura.
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Mientras él trataba de acomodar sus productos de tal forma que estuvieran a la vista de los marchantes, ella atendía a las clientas: “llévese todas estas zanahorias (aproximadamente kilo y medio) en 10 pesos” y después él pregunta: “¿jitomate, no va a querer jitomate, quién quiere jitomate”, y en eso una señora alza el brazo y se acerca.
Es así que en tanto algunos sacaban sus productos otros aprovechaban para vender lo que les quedaba.
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