Siempre que suena la alerta sísmica, a los chilangos se les eriza la piel, provocando miedo, angustia y estrés. Mientras se busca el camino para evacuar, se hace eterno ese breve momento y hay ocasiones en que los sismos ni se perciben (afortunadamente).
Pero, ¿por qué suena así la alerta?
El Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (CIRES) explicó que este sonido que provoca miedo y estrés en los ciudadanos tiene una razón de ser.
Los encargados en trabajar el audio que emana de la alerta buscaron generar un sonido profundo y de alerta para que la ciudadanía actuara con mayor eficiencia ante una situación como esta.
Esta labor, de acuerdo con el titular de la CIRES, Juan Manuel Espinosa, se comenzó desde el terremoto del 85, cuando se realizaron los primeros simulacros de pruebas piloto. La labor comenzó con sonidos conocidos como el de las patrullas y ambulancias, sin embargo éstos no provocaron la alerta que se esperaba.
“Los niños no cumplían con las prácticas de protección civil, pero cuando pasaban patrullas o ambulancias, algunos niños y maestros comenzaban a salir a la calle pensando que era un temblor”, detalló al respecto Espinosa.
De acuerdo con el jefe del Programa de Atención Psicológica de la UNAM, Francisco Martínez, la alerta sísmica debe cumplir con la función de miedo y rechazo de la población.
“Los efectos naturales de la alerta sísmica son de rechazo y miedo. Causa temor. Todo el mundo está más preocupado esperando el momento en que suene la alerta, lo cual es razonable y lógico tras lo ocurrido en la ciudad”, detalló.
Alerta Sísmica; su objetivo
De acuerdo con los integrantes del CIRES, la alerta sísmica pasó a ser un servicio público en 1993, cuando ingenieros de audio de la Asociación de Radiodifusores del Valle de México se juntaron para trabajar un sonido de sirena en específico.
Este sonido debìa ser de tono grave y con gran alcance por lo que se contrató al actor de doblaje Manuel de Llanta para que grabara la voz de “Alerta Sísmica” ya conocida por los mexicanos.
El objetivo de este nuevo llamado fue que tuviera un mayor alcance al reportado en 1985, pues los altavoces públicos no tenían el mismo alcance actual, por lo que algunos pobladores no podían escucharlo. Con la voz de Llanta y el sonido repetitivo de la alerta, se cumplió la finalidad.
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A partir de ese momento, la Alerta Sísmica pasó de las escuelas a edificios de Gobierno a altavoces de unidades habitacionales y los de la CDMX para que pudiese ser escuchada en su mayoría.
