Este jueves en una misa de cuerpo presente, entreflores y mariachis pobladores de Tultepec dan elúltimo adiós a tres víctimas de la explosión del pasado martes20 de diciembre.
Fueron despedidas dos mujeres y una niña de 12 añosen una triste ceremonia que contrastaba con la colorida decoraciónnavideña del templo Nuestra Señora deLoreto.
Entre enormes piñatas, serpentinas multicolores ycanciones rancheras que hacían alusión a la partida de seresqueridos, se escuchaban llantos y gritos de dolor entre los cientosde asistentes.
De los pilares de la iglesia colgaban carteles queofrecían ayuda psicológica y limpias esotéricas para "curar deespanto".
"Es una tragedia que nos marcará parasiempre como pueblo, quién sabe si Dios permita que nosrecuperemos algún día", comenta entre llantos Yolanda Ruiz, unaenfermera de 48 años que llevaba un globo blanco y flores delmismo color.
"Este es un pueblo pobre que vive de lapirotecnia, ese fue nuestro único pecado: comer de algopeligroso. Es una injusticia", dice Alicia Suárez, una delgadaanciana que vestía huaraches y un desgastado sarape negro.
Aunque decenas de peritos fueron desplegados en lazona del desastre, las autoridades aún no han establecidola causa del siniestro.
"No son peritajes fáciles, no son de un día paraotro", dijo el fiscal Gómez, al asegurar que si se concluye quehubo "algún culpable, se le va a castigar".
Este mercado ya ha vivido años atrás este tipo desiniestros.
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