El año pasado, 430 personas recibieron atención por adicción a fentanilo, un incremento de 29 por ciento en comparación con 2022, según datos de la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama).
En el Informe de la Demanda y Oferta de Fentanilo en México: generalidades y situación actual, Conasama advierte que “el consumo y uso excesivo de opioides durante las últimas décadas en los Estados Unidos tiene importantes repercusiones en la dinámica de oferta y consumo en México”.
Desde 2018 hay una tendencia de aumento en las atenciones por adicción a fentanilo. Ese año los sólo se reportaron 10 casos, creciendo de manera consistente desde entonces.
“A partir de 2018, el número de casos recibidos en tratamiento, cuya sustancia psicoactiva de impacto era el fentanilo (principalmente de tipo ilícito) han crecido consistentemente, contándose en decenas hasta 2020 y en centenas desde 2021”.
La mayor demanda de los tratamientos por consumo de fentanilo ocurre en Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Sinaloa y Sonora, estados que se ubican al noreste del país y de los cuales tres colindan con Estados Unidos.
El documento de la Conasama expone que 2017 se identificó que las personas que utilizan opioides comenzaron a consumir una droga llamada China White, “una posible combinación de heroína con fentanilo”.
El fentanilo es un opioide sintético que el artículo 234 de la Ley General de Salud clasifica como una droga de uso médico legal, regulada y vigilada por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Este opioide se utiliza como anestésico y analgésico para tratar los dolores crónicos en padecimientos como el cáncer.
No obstante, en los últimos años se han presentado casos relacionados con el uso de fentanilo fabricado de manera ilícita que, por la naturaleza de su elaboración clandestina, implica importantes riesgos en la salud de quienes lo consumen, precisa la Conasama.
El consumo de fentanilo ilegal se debe a que es un opioide con sustancias psicoactivas 100 veces más potente que la morfina y 50 veces más intenso que la heroína. Al ser una sustancia altamente adictiva, de bajo costo y de fácil producción ilícita, desde 2011 se han registrado muertes por sobredosis relacionadas a esta droga.
Datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), estiman que cada día al menos 150 personas mueren por sobredosis de fentanilo. Estados Unidos es uno de los países con más consumo de opioides; para 2021, se registraron 80 mil 411 decesos por sobredosis de opioides.
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha negado en reiteradas ocasiones que en México se produzca y consuma fentanilo de manera ilegal. Como contraste, el primer mandatario ha señalado que el consumo de fentanilo ocurre en Estados Unidos.
“No hay consumo de droga en Oaxaca, no hay consumo de droga en Chiapas. Incluso existe consumo, pero no es un problema, o sea, no existe consumo de droga en Yucatán, no existe consumo de droga en Campeche, pero incluso en Sinaloa, en Jalisco, no hay ese consumo de droga; es tráfico, pero no hay consumo de químicos”, dijo el mandatario en su conferencia de prensa del 6 de diciembre pasado.