De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Migración (INM), en lo que va del 2021 la llegada de viajeros venezolanos por avión hacia México ha aumentado 260 por ciento, en referencia al mismo periodo de 2020, lo que coloca a nuestro país entre las naciones de América Latina con mayor recepción de venezolanos que han huido de la crisis política, económica y social que inició con el gobierno de Hugo Chávez, en 1999, y ha continuado con su sucesor Nicolás Maduro.
Médicos, ingenieros, profesores, artistas, profesionistas en general, han llegado con la esperanza de encontrar las condiciones laborales que ya no tienen en Venezuela, donde el sueldo de un profesor de tiempo completo, por ejemplo, oscila entre los 10 y 20 dólares al mes (entre 200 y 450 pesos mexicanos).
Sin embargo, en la mayoría de los casos se encuentran con otra realidad en México, donde la tasa de desempleo cerró en 4.2 por ciento en el primer trimestre de 2021 y los puestos de trabajo no alcanzan ni para los profesionistas nacionales.
De acuerdo con los datos del censo 2020 del Inegi, ya son 52 mil 958 los venezolanos establecidos en México, pero apenas siete por ciento de ellos cuenta con un trabajo formal y sólo 4.6 por ciento lo hace en el área profesional para la que estudió o se desempeñaba en Venezuela.
Además, otros 104 mil esperan la resolución a su solicitud de asilo para poder buscar empleo formal.
Klarine por ejemplo, es socióloga y a pesar de contar con un posgrado en educación especial, tiene que vender productos de belleza en un tianguis de la colonia en la que vive pues desde que llegó a México, hace año y medio, no ha podido encontrar un empleo formal en su rama.
“Busqué en muchas partes, en colegios, centros sociales, bueno hasta como asistente o secretaria, pero nada; el dinero que pudimos traer se nos estaba terminando y tuve que salir a vender con poca inversión. México nos ha recibido muy bien, la verdad, pero en lo profesional no hemos tenido suerte”, afirma.
Su esposo, Matías, es dentista con especialidad en ortodoncia y lo único que ha podido conseguir es trabajar como chofer de Uber para un vecino. Ambos esperan juntar algo de dinero para instalar pronto un consultorio dental que les permita solventar los gastos.
El caso de Matías y su esposa se replica en psicólogos, abogados, ingenieros, biólogos o administradores, por mencionar algunos, que tras llegar a nuestro país han tenido que incursionar en el sector informal como vendedores de arepas o pizzas.
MÁS DE DOS MILLONES HAN DEJADO VENEZUELA
Desde que la crisis se agravó tras la muerte de Hugo Chávez, en 2013, más de dos millones de profesionistas han abandonado Venezuela, de los cuales, unos 893 mil son académicos o investigadores, según estimaciones de la Universidad de los Andes (ULA).
“La inseguridad personal, la cantidad de robos y atracos que hoy sufren las familias venezolanas, el deterioro de la seguridad jurídica, la baja calidad de los sistemas de salud, pero sobre todo la situación económica y la represión han sido causas principales de esta migración y, a pesar de que en las pocas universidades que aún subsisten se hacen cursos de capacitación para que los jóvenes, los profesionistas puedan independizarse, muchos tienen temor a usar sus ahorros o hacer algún préstamo para formar una empresa nueva, prefieren utilizarlos para salir del país”, afirmó en entrevista con El Sol de México, José María Andérez, secretario de la ULA.
A diferencia de otros profesionistas, los profesores e investigadores, según Andérez, han aprovechado el intercambio académico que por décadas han mantenido México y Venezuela, para encontrar “un refugio” en las universidades de nuestro país, principalmente públicas como la UNAM, la UAM o la Universidad del Claustro, para continuar ejerciendo.
La pandemia por Covid-19 también ha abierto una oportunidad para los profesionales de la salud venezolanos en México. De acuerdo con datos del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), unos 17 médicos, enfermeras y enfermeros de origen venezolano se han incorporado a la primera línea de batalla contra el Covid-19 en México, tras haber recibido la aprobación de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) a su solicitud de asilo.
No obstante, temen que una vez superada la pandemia pierdan el empleo y tengan que sumarse a sus compatriotas en la economía informal.