“La realidad del Continente Americano sigue arrojando un panorama desafiante, con extremas desigualdades sociales, problemas serios de acceso a la justicia, discriminación hacia las mujeres, los pueblos indígenas, los afrodescendientes, los migrantes y un importante número de la población por su orientación sexual, entre otras situaciones de exclusión y marginalidad”, advierte, Joel Hernández, nuevo presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
En entrevista con El Sol de México, el diplomático y abogado mexicano abunda en el desafío que enfrentará a la cabeza la CIDH, órgano de la OEA, creado para vigilar y defender los derechos humanos en el Continente.
¿Con qué objetivos llega a dirigir la Comisión Interamericana de Derechos Humanos?
-Sin duda es la responsabilidad más importante que me ha tocado asumir en los cuatro años de mi mandato, y esto significa dirigir a la Comisión en el desempeño de sus principios fundamentales. Encontramos una región con distintos desafíos, en distintos temas, y aquí para mí es muy importante destacar que hay retos de derechos humanos en todos y cada uno de los países de la región. Pero también, en mi experiencia, he podido constatar que hay voluntad de los estados para cooperar con la Comisión, lo que resulta fundamental para que sus decisiones sean realmente efectivas.
“Y ahí se encuentra mi principal objetivo, construir lazos de cooperación con los estados para que las decisiones de la CIDH tengan impacto en las víctimas, que al final de cuentas son las personas a las cuales se debe el Sistema Interamericano de Derechos Humanos”.
Hay focos rojos en la región sobre derechos humanos, el caso Venezuela, Nicaragua, etcétera, a los que deberá enfrentarse, ¿cuál es el plan de trabajo?
-Si tuviese que dividir la problemática en la región, lo haría en dos partes. Primero la región sigue enfrentando el tema de una problemática de igualdad y de discriminación. Existe en nuestra región grupos de población que han sido históricamente discriminados y donde los estados tienen el reto de lograr su inclusión social, con un objetivo único que es el de que todas las personas disfruten de todos los derechos.
La segunda problemática, de acuerdo con el diplomático, es el de los espacios democráticos. “Toda sociedad democrática debe de proveer las condiciones para que las personas ejerzan su derecho a la libertad de expresión, a la libertad de reunión o asociación, y a la libertad de protestar”, subraya.
Advierte que cuando se cierran esos espacios, se impide a la población tener acceso a otros derechos y poder contribuir al desarrollo de procesos democráticos.
“Son estos ángulos, que, en mi opinión, se encuentran presentes en nuestra región, no de manera absoluta, son problemáticas que se están presentando en distinto grado en naciones de nuestro Continente”, agrega.
Durante la entrevista, Hernández García es claro en señalar que la CIDH tiene que mantenerse como un órgano objetivo, imparcial e independiente para que pueda ejercer su mandato. “Solamente en la medida en que estos tres requisitos de cumplan, la Comisión tendrá la autoridad para que sus decisiones sean eficientes, tengan impacto y sean seguidas por los estados” afirma.
¿Cómo preservar la confianza en un organismo como la CIDH?
-Al interior de la Comisión somos cuidadosos de evitar la politización de nuestras decisiones. Todo el trabajo de la CIDH se rige por los instrumentos interamericanos que son la base de nuestro mandato y en la medida en que nuestras decisiones se apegan a esos instrumentos y gocen de rigor jurídico, evitamos que nuestras decisiones se vean politizadas o se presten para politizaciones.
“Hay dos elementos fundamentales, el primero que tiene que ver con el diagnóstico más competo e integral que puede hacer la Comisión de las situaciones de derechos humanos en los países; y segundo, para lograr la confianza de la gente, las decisiones de la Comisión deben de gozar, sin duda, de rigor jurídico”.
Hernández García fue nombrado el lunes pasado presidente de la CIDH, para el periodo 2020-2021, durante el inicio del 175 periodo de sesiones de este organismo regional, celebrado en Puerto Príncipe, Haití.
El diplomático es egresado de la Facultad de Derecho de la máxima casa de estudios y realizó sus estudios de maestría en Derecho Internacional en la Escuela de Derecho de la Universidad de Nueva York. Es también presidente de la Asociación Internacional de Abogados.
En la Organización de Estados Americanos (OEA) es reconocido por su destacada labor como presidente del grupo de reflexión sobre el funcionamiento del Sistema para el Fortalecimiento de la CIDH, que tuvo como resultado la más reciente reforma del reglamento de ese organismo.
