NUEVA DELHI, India. (EFE).- Inés Gonxha Bojaxhiu, conocidauniversalmente como Teresa de Calcuta, encarnó la imagen de ladevoción y el compromiso con los más desfavorecidosconvirtiéndola para muchos en una santa en vida, una condiciónque el Vaticano reconocerá el próximo domingo en un periodorécord.
La madre Teresa, nombre que adquirió durante su noviciado enIrlanda por Teresa de Lisieux, nació en 1910 en el seno de unafamilia católica en Skopje, hoy capital de la República deMacedonia y entonces bastión disputado por los albaneses en losestertores del Imperio Otomano.
A los ocho años perdió a su padre y a los 18 puso rumbo aIrlanda para entrar a las Hermanas de Loreto, que la llevaron a sucomunidad en Calcuta para comenzar un trabajo misionero que yanunca más dejaría.
Con ellas estuvo hasta que en 1946, en un viaje de Calcuta aDarjeeling en tren, sintió “una llamada” en la que Cristo ledijo: “Ven, sé mi luz” y se decidió a fundar las Misionerasde la Caridad, la congregación que se distingue universalmente porlos saris blancos con ribete azul y que hoy cuenta con 745 centrosen 140 países, más de 5 mil misioneras y una legión devoluntarios.
En 1948 obtuvo de Roma la autorización para dedicarse alapostolado y dos años después se nacionalizó india.
El reconocimiento de la congregación llegaría en 1965 porparte de Pablo VI.
“De sangre soy albanesa, de nacionalidad india, por fe unamonja católica, por mi devoción pertenezco al mundo, por corazónpertenezco completamente al corazón de Jesús”, decía.
En 1971 fue galardona con el Premio Internacional de la Paz JuanXXIII y el Premio Nacional Kennedy en EU. Ese año la primeraministra india Indira Gandhi le otorgó el título “Padanshi”(Loto Hermoso).
En 1972 recibió del Gobierno indio el premio Pendit Nehru a lacomprensión internacional y en 1975 fue designada por la SantaSede representante en México ante la Conferencia Mundial deNaciones Unidas con motivo del Año Internacional de la Mujer.
Visitó por primera vez España en 1976 y en 1979 le fueconcedido el Premio Nobel de la Paz por su labor caritativa entrelos indigentes del mundo.
Recibió las más altas distinciones por su entrega a lospobres, e incluso participó como auditora religiosa en el sínodoconvocado en 1980 por el papa Juan Pablo II, a quien la religiosaconvenció para que en 1987 se abriera un albergue para indigentesdentro del Vaticano.
Supo explotar su imagen pública junto a figuras como laprincesa Diana de Inglaterra o el presidente estadunidense RonaldReagan para dar proyección mundial a su trabajo y recibió durascríticas por sus posturas para muchos ultraconservadoras, dedefensa a ultranza de las políticas antiabortistas y contra eldivorcio