“El Presidente @lopezobrador_ señaló que no opina acerca decisión del @congresobc que amplía la duración de la gubernatura de Baja California sobre una elección ya concluida. Omitió confesar que la violación del orden democrático beneficia a un incondicional suyo: @Jaime_BonillaV”, escribió ayer GUSTAVO DE HOYOS WALTHER, presidente nacional de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex). Pocos empresarios han levantado la voz en este caso que en voz baja, al menos en el Club de Industriales de la Ciudad de México, muchos califican como cochinero.
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De todos los problemas nacionales existentes: políticos, económicos y sociales, llama la atención que el otrora líder moral de la izquierda mexicana, nos referimos a Cuauhtémoc Cárdenas, haya saltado a criticar con especial énfasis el aparentemente lejano y menor asunto de que el Congreso de Baja California amplió, en un desaseado proceso legislativo, de dos a cinco años el mandato del próximo gobernador de Morena, Jaime Bonilla. ¿Por qué salir al paso de esa pretensión?
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Como todo en los viejos usos y costumbres de la política que él domina, el detalle está en las letras pequeñas. Dijo: "Aceptar esta prolongación de mandato abre riesgos de mayores ilegalidades y atropellos al mandato democrático en toda la República". Es decir, dicen los que saben que esto equivale a extrapolar una atrocidad menor a nivel federal, ¿la reelección presidencial, por ejemplo?, que sería desde cualquier punto de vista inaceptable. También significa: “Abusados, no me den por muerto políticamente, desde acá los estoy viendo”…
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Nos cuentan que, entre las múltiples reacciones que generó la carta en la que Carlos Urzúa acusó conflicto de interés y nombramientos de funcionarios a modo, se encuentra la del propio presidente Andrés Manuel López Obrador, quien urgió a sus colaboradores a eliminar la posibilidad de que se confirmen los señalamientos en sus dependencias.
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Dicen los que saben que, incluso, el jefe del Ejecutivo pidió a la oficial mayor de la Secretaría de Hacienda, Raquel Buenrostro, y a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, redoblar esfuerzos para limpiar las instituciones del Estado, esto, por ser en la actualidad dos de las colaboradoras de más confianza del mandatario. No vaya a ser...
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Tras la caída hace unos días de un espectacular en Iztapalapa, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, se dispone finalmente a concretar el reordenamiento de los anuncios que se encuentran en azoteas y que deberán trasladarse a los espacios designados en la Ley de Publicidad Exterior. Se contempla también, nos detallan, optimizar los mecanismos de regulación de la industria.
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Los que dicen que ni cosquillas les hacen las críticas son los integrantes de la fórmula priísta que busca el liderazgo de ese partido, Alejandro Moreno, Alito, y Carolina Viggiano. Al primero le exhibieron mediáticamente una mansión, cuyo origen explicó al Reforma, que lo dio a conocer. Sin embargo, adentro del PRI ni se sintió el golpe, dicen, al grado de que ayer estuvieron en Chihuahua y hoy van a Chiapas.
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Por cierto, que hablando de críticas y balconeos priistas, ayer el Tribunal Electoral ordenó reponer la candidatura (testimonial, apuntamos aquí) de Lorena Piñón, quien busca la dirigencia tricolor y había soltado mugre y media contra Ivonne Ortega. Es decir, no hay fórmula que no tenga su raspón en un proceso del que quién sabe si salgan indemnes. Vaya que se llevan pesado en Insurgentes y Buenavista.
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“Hablo de vino nuevo, porque es otra política y ya no se puede meter vino nuevo en botellas viejas. Es bíblico, porque no es religioso, es la historia de la humanidad”. Muchos expertos, de esos que salen en la televisión, andan analizando y desmenuzando sesudamente lo que dijo el presidente de la botella. ¿Qué quiere decir? ¿Es una señal? ¿Es una advertencia?
