La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, declaró este domingo el estado de excepción en el departamento de Colón, en el Caribe del país, tras el asesinato de tres policías en una emboscada, e instruyó a la Policía Nacional a que restringa la circulación de personas en la zona.
En un mensaje en Twitter, Castro indicó que declaró el estado de excepción en Colón a partir de las 21:00 hora loca, luego de la muerte violenta de tres agentes de la Policía hondureña.
A la Secretaría de Seguridad y la Policía Nacional "les instruyo restringir circulación y fronteras de Colón, estableciendo retenes en todo el país hasta capturar a despiadados criminales. Nuestra solidaridad con familiares y Policía", señaló la presidenta hondureña.
La Policía hondureña indicó en un comunicado que "ejecuta intensas operaciones para identificar, ubicar y capturar a sujetos que asesinaron a tres funcionarios policiales".
"Esta acción condenable que consideramos es una respuesta de grupos criminales de la zona ante las últimas estrategias y operaciones que la institucionalidad del Estado ha ejecutado en su contra, no quedará impune y pondremos todo el esfuerzo para capturar a los miembros de estas estructuras delictivas y otras que operan en el país", añadió.
El crimen múltiple se registró en la aldea Agua Amarilla del municipio de Trujillo, Colón, región que ha sido escenario de un conflicto entre campesinos y terratenientes que ha cobrado la vida de más de un centenar de personas, en su mayoría labriegos, según datos de organismos de derechos humanos.
El conflicto se concentra en el sector del Bajo Aguán, donde campesinos exigen tierras al Gobierno, que ha comprado unas 4.400 hectáreas, muchas de ellas cultivadas con palma africana, y las ha otorgado a dos movimientos de labradores organizados.
Las víctimas mortales viajaban en una patrulla de la Policía Nacional que fue atacada por un grupo de hombres, que bajaron a los policías del vehículo y luego les dispararon, según el informe de la Policía hondureña.
Los policías asesinados fueron identificados como Jairo Posadas y Juan Murillo, ambos de 37 años, y Jonathan Ramos (27).
La Policía hondureña afirmó que será "enérgica en el combate a la criminalidad y no vamos a tolerar este tipo de actuaciones que ponen en peligro la estabilidad de la seguridad ciudadana, por lo que no descansaremos hasta capturar a quiénes cometieron este asesinato".
Se solidarizó con los familiares de las víctimas y ofreció una recompensa por información que "pueda llevar a los responsables de este hecho ante la justicia".
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