/ miércoles 14 de octubre de 2020

Neoyorquinos se refugian en sus autos por miedo al Covid

El temor a los contagios por Covid-19 en el transporte público generó un resurgimiento en la industria de compra de autos usados personales o familiares

Los neoyorquinos tratan de escapar del transporte público para evitar contagiarse del coronavirus y se han lanzado a comprar automóviles impulsando el mercado de los coches de segunda mano, lo que aleja las esperanzas de reducir el tráfico en la Gran Manzana.

Julien Genestoux, de 35 años, nunca tuvo un automóvil propio cuando vivió en Lyon, Roma y San Francisco. Y en los cinco años que ha pasado en Nueva York tampoco ha tenido uno.

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“Usar un automóvil en la ciudad es una pesadilla”, dijo el hombre a la agenci AFP. “Hay atascos, pasas horas buscando algún lugar para estacionar”.

“Para mí no era nada práctico. Pero desafortunadamente aquí se ha convertido en algo necesario”. Hace una semanas, Genestoux, que tiene tres niños, finalmente se animó acomprar un auto familiar usado en una página web.

Esto ha permitido a su familia escapar de Nueva York en un momento en que prácticamente todas sus actividades culturales están cerradas.

“Vivir en Nueva York cuando no puedes hacer nada, te tienes que ir fuera”, dijo el empresario del sector de tecnología.

Genestoux cambió los fines de semana en Central Park por viajes a la playa de Rockaway. Y no es el único que se ha comprado un auto propio.

Fue el último de su grupo de amigos en hacerlo. Ninguno de ellos había tenido vehículo antes de la pandemia.

El índice del valor de los vehículos usados de Manheim, que sigue las tendencias de los precios en Estados Unidos, alcanzó un máximo histórico de 163.7 en agosto, frente a 141.3 hace un año.

A principios de junio, el distribuidor de coches de segunda mano, Chris Stylianou,estaba a punto de vaciar completamente sus existencias, algo que en sus 30 años de existencia ni siquiera había estado cerca de conseguir.

“Un auto que compraba por cinco mil dólares hace un par de años, terminé pagándolo ahora en cinco mil 500. El mismo auto, el mismo modelo, misma condición”, dijo Stylianou, dueño de Major Auto Show en Brooklyn.

“La gente está comprando sólo para evitar el transporte público”, añadió.

Julien Genestoux asegura que, por primera vez en su vida, compró un auto para transportar a su familia con tranquilidad / AFP

Rudy Blocker, un vendedor de autos usados en A Class Auto Sales, también en Brookyn, cree que el incremento en las ventas estuvo impulsado por los cheques semanales de 600 dólares que dio el gobierno a los desempleados hasta finales de julio para estimular la economía.

“La gente tiene un poco de dinero y le quema en el bolsillo”, dijo.

Sin embargo, la ventas de coches nuevos no se dispararon. Aunque han aumentado desde junio, todavía están significativamente por debajo de las de 2019 para todos los grandes fabricantes.

“Con un contrato de pago a plazos, tendrías que comprometerte al menos por tres años”, dijo la epidemióloga Magdalena Cerda, que compró una camioneta BMW por 35 mil dólares.

“Cuando compras un coche nuevo, pierdes mucho dinero en cuanto lo sacas del estacionamiento. Me pareció una mejor inversión comprar un coche usado”.

Cerda, madre de una niña de siete años, quería sólo una solución temporal porque espera que Nueva York vuelva a la normalidad y poder usar de nuevo el metro de manera segura. “Todos esperan que esto sea temporal”, agregó Genestoux.

“La gente que acude a nuestras instalaciones es diferente (a la de antes). Son personas que trabajan por aquí”, dijo Fernando Bajana, administrador del estacionamiento GGMC Seven Eleven en Midtown, Manhattan.

“Antes llegaban a trabajar usando el transporte público pero ahora les da miedo hacerlo”. Transportation Alternatives, una organización sin fines de lucro para sacar los coches de las calles de Nueva York, reveló en septiembre que con la mayoría de los neoyorquinos trabajando desde casa, “el tráfico bajó sólo nueve por ciento comparado con el año pasado”.

El alcalde Bill de Blasio, autoproclamado líder contra la contaminación, aún no tiene un plan para evitar este fenómeno.

Su plan para luchar contra la congestión antes de la pandemia programado para enero de 2021 fue pospuesto, por lo menos, hasta finales del año que viene.

“Si la gente compra coches, eso demuestra que también hay un fracaso de las políticas de transporte”, dijo Genestoux.



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Julien Genestoux, de 35 años, nunca tuvo un automóvil propio cuando vivió en Lyon, Roma y San Francisco. Y en los cinco años que ha pasado en Nueva York tampoco ha tenido uno.

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“Para mí no era nada práctico. Pero desafortunadamente aquí se ha convertido en algo necesario”. Hace una semanas, Genestoux, que tiene tres niños, finalmente se animó acomprar un auto familiar usado en una página web.

Esto ha permitido a su familia escapar de Nueva York en un momento en que prácticamente todas sus actividades culturales están cerradas.

“Vivir en Nueva York cuando no puedes hacer nada, te tienes que ir fuera”, dijo el empresario del sector de tecnología.

Genestoux cambió los fines de semana en Central Park por viajes a la playa de Rockaway. Y no es el único que se ha comprado un auto propio.

Fue el último de su grupo de amigos en hacerlo. Ninguno de ellos había tenido vehículo antes de la pandemia.

El índice del valor de los vehículos usados de Manheim, que sigue las tendencias de los precios en Estados Unidos, alcanzó un máximo histórico de 163.7 en agosto, frente a 141.3 hace un año.

A principios de junio, el distribuidor de coches de segunda mano, Chris Stylianou,estaba a punto de vaciar completamente sus existencias, algo que en sus 30 años de existencia ni siquiera había estado cerca de conseguir.

“Un auto que compraba por cinco mil dólares hace un par de años, terminé pagándolo ahora en cinco mil 500. El mismo auto, el mismo modelo, misma condición”, dijo Stylianou, dueño de Major Auto Show en Brooklyn.

“La gente está comprando sólo para evitar el transporte público”, añadió.

Julien Genestoux asegura que, por primera vez en su vida, compró un auto para transportar a su familia con tranquilidad / AFP

Rudy Blocker, un vendedor de autos usados en A Class Auto Sales, también en Brookyn, cree que el incremento en las ventas estuvo impulsado por los cheques semanales de 600 dólares que dio el gobierno a los desempleados hasta finales de julio para estimular la economía.

“La gente tiene un poco de dinero y le quema en el bolsillo”, dijo.

Sin embargo, la ventas de coches nuevos no se dispararon. Aunque han aumentado desde junio, todavía están significativamente por debajo de las de 2019 para todos los grandes fabricantes.

“Con un contrato de pago a plazos, tendrías que comprometerte al menos por tres años”, dijo la epidemióloga Magdalena Cerda, que compró una camioneta BMW por 35 mil dólares.

“Cuando compras un coche nuevo, pierdes mucho dinero en cuanto lo sacas del estacionamiento. Me pareció una mejor inversión comprar un coche usado”.

Cerda, madre de una niña de siete años, quería sólo una solución temporal porque espera que Nueva York vuelva a la normalidad y poder usar de nuevo el metro de manera segura. “Todos esperan que esto sea temporal”, agregó Genestoux.

“La gente que acude a nuestras instalaciones es diferente (a la de antes). Son personas que trabajan por aquí”, dijo Fernando Bajana, administrador del estacionamiento GGMC Seven Eleven en Midtown, Manhattan.

“Antes llegaban a trabajar usando el transporte público pero ahora les da miedo hacerlo”. Transportation Alternatives, una organización sin fines de lucro para sacar los coches de las calles de Nueva York, reveló en septiembre que con la mayoría de los neoyorquinos trabajando desde casa, “el tráfico bajó sólo nueve por ciento comparado con el año pasado”.

El alcalde Bill de Blasio, autoproclamado líder contra la contaminación, aún no tiene un plan para evitar este fenómeno.

Su plan para luchar contra la congestión antes de la pandemia programado para enero de 2021 fue pospuesto, por lo menos, hasta finales del año que viene.

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