El Comité de Inteligencia del Senado de EU canceló hoy inesperadamente una sesión a puerta cerrada para interrogar a Michael Cohen, exabogado de negocios del presidente Donald Trump y uno de sus más estrechos colaboradores.
La reunión fue programada como parte de la investigación del comité sobre la supuesta interferencia de Rusia en las elecciones de 2016, y Cohen llegó a personarse con su abogado en las dependencias de la Cámara Alta, pero abandonó la sesión después de apenas una hora.
"Volveremos para una entrevista voluntaria siempre que podamos reunirnos con ellos, y esperamos colaborar voluntariamente con el comité de la Cámara y con cualquier otra persona que tenga una investigación en este área", dijo el abogado de Cohen, Steve Ryan, tras el inacabado encuentro.
El comité le informó por sorpresa de que no deseaba que la entrevista siguiera adelante.
Cohen había planeado usar la sesión para negar enérgicamente jugar cualquier papel en los esfuerzos de Rusia durante la campaña electoral presidencial.
Ryan dijo a la prensa que el abogado de Trump defendería firmemente un testimonio escrito obtenido por el diario The Washington Post y que había presentado al comité para su revisión, en el que defendía la no vinculación de la campaña del magnate con los intereses rusos para influir en las elecciones.
"Esa declaración era factual, era exacta, era respetuosa, y nos mantenemos con esa declaración", agregó Ryan.
Según es texto, Cohen pensaba decirle a la comisión que "nunca" se ha comprometido, ha sido pagado por o ha conversado con "ningún miembro de la Federación Rusa o cualquier otra persona para hackear o interferir con la elección".
También en el testimonio escrito, Cohen negó haber jugado cualquier papel en los ciberataques contra los ordenadores del Partido Demócrata o haber ayudado a crear historias de noticias falsas para impulsar la campaña de Trump.
"Afirmo enfáticamente que no tenía nada que ver con ninguna participación de Rusia en nuestro proceso electoral", declaró.
Las investigaciones sobre una posible injerencia de Moscú en las elecciones presidenciales del pasado año y una posible coordinación con la campaña del magnate siguen abiertas tanto en el Congreso como a nivel federal, lideradas por el fiscal especial para el caso, el ex director del FBI Robert Muller.
/eds
