La planta nuclear de Zaporiyia, en Ucrania, encendió de nueva cuenta las alarmas en Europa luego del intercambio de acusaciones entre Moscú y Kiev sobre presuntos bombardeos en las instalaciones.
En declaraciones a la prensa en Viena, el embajador ucraniano ante el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Yevhenii Tsymbaliuk, reconoció que la situación en la planta nuclear, la mayor de Europa, "no tiene buena pinta" y advirtió de un "potencial desastre".
Según explicó el diplomático, los recientes ataques, sucedidos los días 5 y 6 de agosto, destruyeron numerosos sensores de vigilancia, por lo que en estos momentos no es posible medir los niveles de radiación en toda la planta.
Tsymbaliuk reconoció que Ucrania desconoce los objetivos de Rusia, aunque no descartó un intento de desconectar la planta del sistema eléctrico ucraniano y crear un apagón generalizado en la parte sur del país, invadido por el ejército ruso el pasado 24 de febrero.
"El terrorismo nuclear de Rusia exige una respuesta fuerte de la comunidad internacional", señaló el embajador, y destacó que un posible accidente en la planta tendría "enormes consecuencias no solo para Ucrania sino para toda Europa".
Ucrania y Rusia piden inspección del OIEA a Zaporiyia
"Esperamos la llegada de una misión internacional, liderada por el OIEA, pero también con expertos de la ONU y otros países. Esta misión es importante porque los expertos deben llegar a conclusiones reales y su mera presencia ya mejorará el nivel de seguridad de la central", aseguró Tsymbaliuk.
El representante ucraniano agregó que el envío de una misión, propuesta hace meses por el director general del OIEA, Rafael Grossi, es "urgente y (debe suceder) lo antes posible".
"Nuestros expertos dicen que necesitan realizar ciertos trabajos en la planta, en presencia del OIEA, antes de finales de mes", explicó Tsymbaliuk.
El embajador aseguró que en ningún caso la presencia de los expertos del OIEA en la planta sería visto por Kiev como una "legitimación" de la ocupación rusa.
Por su parte, la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, sostuvo que Rusia mantiene informado al OIEA de la situación en la central nuclear.
"Regularmente enviamos al OIEA información actualizada in situ, que se ve reflejada en las circulares informativas del Organismo, que develan de modo claro las acciones criminales de las Fuerzas Armadas ucranianas, cuya comandancia perdió definitivamente la capacidad de pensar racionalmente", afirmó.
Según Zajárova, a los militares ucranianos "les ha fallado el sentido elemental de la autoconservación".
"Al apuntar con sus piezas de artillería contra los reactores en marcha y los almacenes de combustible nuclear utilizado, los ucranianos apuntan contra sí mismos", alertó, al señalar que "cada día la situación se torna más peligrosa".
Zajárova celebró las declaraciones del secretario general de la ONU, António Guterres, en apoyo a los esfuerzos del OIEA "para crear condiciones en aras de estabilizar la situación en la central nuclear de Zaporiyia y permitir su acceso a la estación".
Guterres advirtió hoy que cualquier ataque a una planta nuclear es una misión suicida, en referencia al ataque contra la nuclear de Zaporiyia, respecto al cual evitó señalar responsables.
"Esperamos que por parte de la ONU ahora realmente no haya obstáculos para organizar una misión internacional del Organismo a la central nuclear de Zaporiyia", añadió Zajárova.
La representante diplomática rusa lamentó que la ONU haya tardado en reaccionar tras las primeras denuncias rusas de ataques contra la central.
"Si la reacción del secretario general hubiera sido clara desde el principio, no tendríamos las complicaciones actuales", dijo, al indicar que "la indecisión o incluso debilidad" de la ONU animó a Kiev a atacar la central nuclear "sin reparar en víctimas o consecuencias".
También celebró la intención del director del OIEA, el argentino Rafael Grossi, de visitar la instalación nuclear y recordó que "la parte rusa desde hace varias semanas hizo todo lo necesario para una visita exitosa".
Tras varios ataques contra la central nuclear perpetrados este viernes, Moscú y Kiev se acusaron mutuamente de poner en riesgo la seguridad de la instalación.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, arremetió contra Rusia al afirmar que "los ocupantes crearon otra situación extremadamente peligrosa para toda Europa".
Moscú, que controla esta instalación prácticamente desde los primeros días de su campaña militar en Ucrania, cuestionó estas declaraciones y acusó a su vez a Kiev de promover el terrorismo nuclear.
Estados Unidos, por su parte, acusó a Rusia de utilizar la central eléctrica como base militar sabiendo que los ucranianos "no pueden y no van a responder a los disparos, porque podrían golpear un reactor nuclear o deshecho altamente radiactivos", según el secretario de Estado de EU, Antony Blinken.
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