/ viernes 2 de septiembre de 2022

Si hablas ucraniano, eres un nazi: la vida en las regiones ocupadas por Rusia

Testimonios de ucranianos en las regiones ocupadas por Rusia, recabados por la AFP, muestras cómo se ha transformado la vida más allá del frente observado por todo el mundo

En las regiones conquistadas por las fuerzas rusas, cortadas del resto de Ucrania, las comunicaciones son escasas y las informaciones parciales.

La Agencia Francesa de Prensa (AFP) pudo entrar en contacto a finales del mes de julio con civiles que viven en Jersón (sur), Lisichansk (este) y Balaklia.

Te puede interesar: Refugiados en su propio país: así clasifica Rusia a los ucranianos que llegan a Zaporiyia

Todas describen un derrumbe de los servicios públicos, la falta de gas, de electricidad, de internet, y un clima envenenado por el miedo y la sospecha.

Estos son los ecos de la vida en zona ocupada. Sus testimonios no pueden ser verificados de forma independiente.

¿Cómo es la vida en la Ucrania ocupada?

Jerson

El ejército ucraniano lanzó desde hace algunos días una contraofensiva en esta región del sur de Ucrania, cuya gran ciudad, Jersón, había sido conquistada por los rusos el 3 de marzo.

Testimonio de Oleksandre*, profesor de 25 años, que reside en una localidad próxima.

"Liberar Jersón es una cosa, y otra es liberar toda la región. Los rusos han instalado profundas posiciones defensivas. Sabemos que no ocurrirá ahora, pero conservamos la esperanza".

"Hay muchos soldados en las ciudades, en Jersón, Nova Kajovka, con helicópteros y aviones sobrevolando la zona".

"En Jersón, todo es muy deprimente. Ya no hay medicamentos, y varias personas mayores han muerto por falta de tratamiento… para los viejos, esto es un infierno. Los servicios públicos están totalmente devastados".

"Los militares y las nuevas autoridades no nos dicen absolutamente nada, salvo que están ahí para quedarse para siempre".

"El rublo no circula, los pasaportes no son entregados, de todas formas nadie los quiere" (Rusia declaró el rublo moneda oficial y empezó a entregar pasaportes rusos).

"Tenemos bastantes alimentos, pese a que hay pocas entregas de ayuda humanitaria".

"Muchas personas están sin trabajo, y solo quedan obreros no cualificados, ya que la gente que tenía dinero y buenos empleos en la tecnología o la comunicación se ha marchado. Todo está detenido".

"Las primeras semanas hubo manifestaciones importantes contra la ocupación, pero al cabo de un mes todo cesó porque no hay internet, no hay comunicación".

"Y todos los activistas o se esconden, o han sido secuestrados o han sido asesinados, no lo sé".

"Si los rusos te escuchan hablar ucraniano, piensan que eres un nazi. Verifican las redes sociales, los tatuajes, y si tienes símbolos ucranianos en el cuerpo, pues pasas un mal momento. Sé que algunos han borrado sus tatuajes".

Lisichansk

Antonina*, de 52 años, vive con su marido y su hija de 20 años en esta ciudad del Donbás que cayó a principios de julio en manos de las fuerzas rusas.

"No hay autoridades en la ciudad, no hay gas, ni agua, ni electricidad. Hay poca ayuda humanitaria, y aún demasiados bombardeos".

"No sé si es posible irse de aquí, de todas maneras nadie tiene dinero para ello, los sueldos no han sido pagados desde hace varios meses".

"Internet funciona aún en algunas ciudades, como Svatove, a una hora de carretera".

"Algunas personas hacen propuestas para ir a Ucrania en autobús privado, por 600/700 dólares cada uno, a través de Rusia, Bielorrusia, pero mucha gente no se lo cree, tienen miedo de que les lleven simplemente a Rusia".

Balaklia

Andriï* y Tetiana* son una pareja de profesores de Balaklia, localidad ocupada desde principio de marzo. Su hija Ana* es la que cuenta su vida diaria, basándose en las escasas conversaciones que mantiene con ellos.

"En los primeros meses de la guerra, mis padres siguieron dando cursos en línea. Luego cortaron internet. Entonces llamaron a sus alumnos para darles deberes. Y luego cortaron el teléfono".

"Hoy siguen siendo oficialmente profesores, pero ya no cobran su sueldo".

"Mucha gente se ha ido, era posible al principio. Ya no es posible".

"Mis padres me han contado que en su edificio de cuatro pisos, solo quedan dos familias".

"Algunos de los habitantes que se han quedado (...) apoyan a las nuevas autoridades. A veces provocan a mis padres diciéndoles que tendrán que enseñar ruso. Mis padres no pierden la calma".

"Al principio de la ocupación, fueron secuestrados o incluso asesinados militantes patriotas. Ahora todo el mundo obedece y calla".


*Los nombres han sido cambiados

En las regiones conquistadas por las fuerzas rusas, cortadas del resto de Ucrania, las comunicaciones son escasas y las informaciones parciales.

La Agencia Francesa de Prensa (AFP) pudo entrar en contacto a finales del mes de julio con civiles que viven en Jersón (sur), Lisichansk (este) y Balaklia.

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Todas describen un derrumbe de los servicios públicos, la falta de gas, de electricidad, de internet, y un clima envenenado por el miedo y la sospecha.

Estos son los ecos de la vida en zona ocupada. Sus testimonios no pueden ser verificados de forma independiente.

¿Cómo es la vida en la Ucrania ocupada?

Jerson

El ejército ucraniano lanzó desde hace algunos días una contraofensiva en esta región del sur de Ucrania, cuya gran ciudad, Jersón, había sido conquistada por los rusos el 3 de marzo.

Testimonio de Oleksandre*, profesor de 25 años, que reside en una localidad próxima.

"Liberar Jersón es una cosa, y otra es liberar toda la región. Los rusos han instalado profundas posiciones defensivas. Sabemos que no ocurrirá ahora, pero conservamos la esperanza".

"Hay muchos soldados en las ciudades, en Jersón, Nova Kajovka, con helicópteros y aviones sobrevolando la zona".

"En Jersón, todo es muy deprimente. Ya no hay medicamentos, y varias personas mayores han muerto por falta de tratamiento… para los viejos, esto es un infierno. Los servicios públicos están totalmente devastados".

"Los militares y las nuevas autoridades no nos dicen absolutamente nada, salvo que están ahí para quedarse para siempre".

"El rublo no circula, los pasaportes no son entregados, de todas formas nadie los quiere" (Rusia declaró el rublo moneda oficial y empezó a entregar pasaportes rusos).

"Tenemos bastantes alimentos, pese a que hay pocas entregas de ayuda humanitaria".

"Muchas personas están sin trabajo, y solo quedan obreros no cualificados, ya que la gente que tenía dinero y buenos empleos en la tecnología o la comunicación se ha marchado. Todo está detenido".

"Las primeras semanas hubo manifestaciones importantes contra la ocupación, pero al cabo de un mes todo cesó porque no hay internet, no hay comunicación".

"Y todos los activistas o se esconden, o han sido secuestrados o han sido asesinados, no lo sé".

"Si los rusos te escuchan hablar ucraniano, piensan que eres un nazi. Verifican las redes sociales, los tatuajes, y si tienes símbolos ucranianos en el cuerpo, pues pasas un mal momento. Sé que algunos han borrado sus tatuajes".

Lisichansk

Antonina*, de 52 años, vive con su marido y su hija de 20 años en esta ciudad del Donbás que cayó a principios de julio en manos de las fuerzas rusas.

"No hay autoridades en la ciudad, no hay gas, ni agua, ni electricidad. Hay poca ayuda humanitaria, y aún demasiados bombardeos".

"No sé si es posible irse de aquí, de todas maneras nadie tiene dinero para ello, los sueldos no han sido pagados desde hace varios meses".

"Internet funciona aún en algunas ciudades, como Svatove, a una hora de carretera".

"Algunas personas hacen propuestas para ir a Ucrania en autobús privado, por 600/700 dólares cada uno, a través de Rusia, Bielorrusia, pero mucha gente no se lo cree, tienen miedo de que les lleven simplemente a Rusia".

Balaklia

Andriï* y Tetiana* son una pareja de profesores de Balaklia, localidad ocupada desde principio de marzo. Su hija Ana* es la que cuenta su vida diaria, basándose en las escasas conversaciones que mantiene con ellos.

"En los primeros meses de la guerra, mis padres siguieron dando cursos en línea. Luego cortaron internet. Entonces llamaron a sus alumnos para darles deberes. Y luego cortaron el teléfono".

"Hoy siguen siendo oficialmente profesores, pero ya no cobran su sueldo".

"Mucha gente se ha ido, era posible al principio. Ya no es posible".

"Mis padres me han contado que en su edificio de cuatro pisos, solo quedan dos familias".

"Algunos de los habitantes que se han quedado (...) apoyan a las nuevas autoridades. A veces provocan a mis padres diciéndoles que tendrán que enseñar ruso. Mis padres no pierden la calma".

"Al principio de la ocupación, fueron secuestrados o incluso asesinados militantes patriotas. Ahora todo el mundo obedece y calla".


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