Ciudad Juárez.- En su visita a un centro de reclusión, elPapa advirtió hoy que el problema de la seguridad pública no seagota solamente encarcelando y urgió a afrontar las causasestructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo elentramado social.
En su primer acto en esta ciudad, fronteriza con Estados Unidos,el líder católico recorrió el Cereso número 3. A su ingresosaludó a algunos familiares de presos en un túnel interior,mientras en la capilla intercambió palabras con el personal y loscapellanes del lugar.
Varios de los 700 detenidos presentes le dedicaron unos cantosantes de los mensajes dirigidos por el obispo responsable de lapastoral carcelaria, Andrés Vargas, y por la interna EvilaQuintana. Siguió un intercambio de regalos, el pontífice entregóun crucifijo de cristal obra del maestro Pierluigi Morimanno.
En su discurso Francisco deploró las limitaciones del modelopenitenciario actual y señaló el “camino urgente” a tomarpara “romper los círculos de la violencia y de ladelincuencia”.
“A veces pareciera que las cárceles se proponen incapacitar alas personas a seguir cometiendo delitos más que promover losprocesos de reinserción que permitan atender los problemassociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona adeterminada actitud”, lamentó.
“Ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo quetodo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos losproblemas de encima, creyendo que estas medidas solucionanverdaderamente los problemas”, añadió.
Denunció que se ha olvidado concentrarse en lo que realmentedebería ser la principal preocupación: la vida de las personas ysus familias, la de aquellos que también han sufrido a causa deeste círculo de la violencia.
Estableció que las cárceles son un síntoma de cómo está lasociedad, un síntoma –en muchos casos- de silencios y omisionesque han provocado una “cultura del descarte”, un síntoma deuna cultura que ha dejado de apostar por la vida, de una sociedadque ha ido abandonando a sus hijos.
Según el obispo de Roma, la reinserción no comienza dentro delas paredes de la cárcel sino que debería comenzar afuera, en lascalles de la ciudad, creando un sistema de “salud social” dondeexistan sanas relaciones en las plazas y en los hogares, donde seprevengan todas las acciones que lastimen a la comunidad.
“La reinserción social comienza insertando a todos nuestroshijos en las escuelas y a sus familias en trabajos dignos,generando espacios públicos de esparcimiento y recreación,habilitando instancias de participación ciudadana, serviciossanitarios, acceso a los servicios básicos, por nombrar sóloalgunas”, insistió.
Dirigiéndose a los presos les pidió no olvidar que tienen a sualcance “la fuerza de la resurrección” y de la “misericordiadivina” para dejar atrás el dolor de la caída y poder rehacerla propia vida después del arrepentimiento por los actoscometidos.
“Ahora les puede tocar la parte más dura, más difícil, peroque posiblemente sea la que más fruto genere, luchen desde acádentro por revertir las situaciones que generan más exclusión”,los animó.
“Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenarel círculo de la violencia y la exclusión. Quien ha sufrido eldolor al máximo, y que podríamos decir ‘experimentó elinfierno', puede volverse un profeta en la sociedad”, abundó.||Notimex||
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